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Rojo, mi cabello era rojo y lo estaba estudiando detenidamente frente al espejo. No estaba seguro, no sabía si me veía bien o no. Mi vista se desvió hasta detrás de mi en el espejo, donde un Frank sonriente me veía, de pronto sentí que quería llorar.
"Te ves increíble, Gerard." Dijo, y suspiré, para nada estaba seguro nuevamente, mordí mi labio inferior y envolví la toalla en mi cabeza de nuevo, me di media vuelta e intenté sonreír. No me sentía bonito, me sentía feo, raro. Sentía que no tenía el control de como me veía nuevamente. El cabello castaño me hacía sentir seguro porque no era llamativo, y consideré que era buena idea tenerlo de negro ahora.
"No lo sé, Frank, no estoy tan seguro." Murmuré, cabizbajo, no quería llorar frente a él, no quería que me viera tan inseguro, porque él no lo era.
"Vamos, le estás diciendo eso a alguien que de verdad te encuentra muy atractivo." Habló, no sonó nervioso, sin embargo, yo estaba tan rojo, mis mejillas lo estaban casi en el mismo tono que mi cabello, sin exagerar. Estaba esa sensación en mi estómago, la misma que siempre aparecía cuando Frank decía cosas como esa y seguía cualquier tema como si nada. Por alguna razón, era halagador gustarle a Frank, aunque yo no sabía por qué realmente, ¿por qué no me molestaba o incomodaba? "Así que, ¿le enseñamos a tu madre? Seguro va a opinar igual que yo."
Dudé nuevamente, pero él se había acercado a desenvolver la toalla de mi cabeza, estaba demasiado cerca y sentí algo de pánico, mis ojos se abrieron demasiado y él solo sonrió tímido y preguntó "¿qué pasa?" Y ni siquiera yo lo sabía, de nuevo no estaba sintiendo nada de control, me sentí cohibido y como si no pudiera responder por mí mismo, eso me asustaba. Era algo que estaba desenvolviendo en terapia, eso de ser hijo único, tener tantas responsabilidades luego de la muerte de mi padre, tener que ser autosuficiente sin saber cómo, esas cosas me hacían querer tener el control sobre todo ahora, pero no era posible algunas veces, como con esto, no tenía el control sobre mis sentimientos con y hacia Frank, o sobre algo tan minúsculo como mi aspecto, sentía que podría estar exagerando, y de hecho esa idea me llevó a intentar calmarme, pensar en lo que pasaba ahora en lugar de divagar en un mar de pensamientos sin fin.
Volví, miré a Frank a los ojos, estaba cerca, así que di un par de respiraciones antes de tomar el valor de acercarlo un poco hasta mí, sé que probablemente lo había tomado por sorpresa, pero cuando leyó mis intenciones, no tardó en envolver sus brazos en mi cuello, terminando por estar abrazados durante un rato en el cuarto de baño, dejé mi mentón recostado en su hombro y cerré los ojos durante un largo momento. Me sentí en paz muy pronto, eso me había sorprendido, mi psicóloga me había hablado sobre esas "estrategias" para recuperar el control de mi mente en momentos en el que todo iba tan rápido, pero me pregunté si estaba bien que esa estrategia funciora con alguien, si estaba bien que necesitara de Frank, en lugar de ser independiente. La soledad no era buena tampoco, mi intento de suicidio me había demostrado eso, pero ¿por qué no le permitía a las personas acercarse realmente a mí? ¿Por qué no podía?
Luego del abrazo, me quedé en silencio unos minutos mientras frotaba la toalla sobre mi cabello húmedo, Frank se había sentado sobre la tapa del excusado, sus mejillas estaban de un tono ligeramente rosa, quería molestarle, olvidar mi tonto intento de abrazo, pero el silencio era demasiado cómodo, y no ví factible intentar burlarme de él, aunque una sonrisa boba se adueñó de mis labios, y luego estaba riéndome, Frank me veía sorprendido, quise decirle que estaba bien, que no estaba riéndome por querer reírme de él o algo, pero luego de la risa, sentía mi pecho liviano, y estaba a nada de pedirle un abrazo de nuevo, pero esta vez no sería para intentar mantener el control de mi cabeza, solamente lo sería para sentir el calor y el aroma a vainilla que solía tener Frank detrás de las orejas.