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Me sentía bien. Bueno, no me sentía tan bien, pero me sentía bien cuando corría al amanecer, era un hábito que había tomado en estos días, todas las mañanas, como a las cinco, me levantaba, desayunaba algo pequeño, y luego de cepillarme los dientes, tomaba aquella vieja nike deportiva, me las colocaba y salía a correr por el vencindario. Si Petit estaba conmigo, porque algunas veces nos turnábamos con Frank para cuidarlo, entonces también saldría a correr. Petit era el nombre que le había puesto a nuestro perro, significaba "pequeño" en francés, y le puse así porque según Frankie, el animal no crecería mucho. Se enojó conmigo cuando le dije "como tú", pero se le pasó en cuanto me dijo que el nombre le quedaba bien porque era adorable.
Últimamente pensaba mucho en Frank, y en la escuela, en realidad más en Frank que en lo último, pero era algo que comenzaba a perseguirme incluso cuando corría. Descubrí que me gustaba correr, me gustaba el dolor pequeño que sentía al otro día en mis piernas, y como mi cuerpo parecía relajarse cuando al volver, me duchaba con agua tibia. Cuando corría, no pensaba en nada pesado, simplemente pensaba en Petit, en mis piernas, y en cuánto disfrutaba ver el sol salir del horizonte. Corría tan temprano porque me avergonzaba que otras personas me vieran haciéndolo, así que luego de una hora, como a las seis, ya estaba de nuevo en casa, después de todo, a las seis, las personas solían despertarse para ir a la escuela o el trabajo.
A Donna parecía animarle verme despierto tan temprano, le hacía compañía en su desayuno, yo no desayunaba dos veces aunque me lo ofertara. Siempre veía mi cabello castaño, y una de esas veces, se le ocurrió que podía teñírmelo.
"¿Eso te gustaría, Gerard? Yo creo que te verías bien con algún color". De hecho nunca lo había pensado, no estaba tan seguro de hacerme un cambio tan radical aunque no saliera tan seguido de casa. "Además, pronto será tu cumpleaños, creo que te vendría bien un cambio de look".
"Nunca lo había pensado, mamá. Aunque de todas formas, no sé si quiero gastar dinero en eso." Ella vió mi mueca, negó de nuevo, bebiendo su café. Era distinta a como la recordaba de antes del incidente, de nuevo pensé en que lo hacía solo porque temía que intentara hacerme daño de nuevo, pero tal vez no era así, tal vez en verdad me quería mucho, saber eso me consoló un poco, de nuevo era yo pensando demasiado, mi cabeza siempre hacía eso de enfocarse en cosas que me lastimaban, no me gustaba pensar que tal vez yo era adicto a sentirme mal.
"Puedo darte dinero, Gee." Fue condescendiente, solté un suspiro y acepté en silencio mi destino, aunque una vez en la tienda, la duda me carcomía. Hubiera sido mil veces mejor si le pedía a Frank que me acompañara, él sabía cosas sobre el cabello que yo no, incluso me había puesto nervioso ver que todas las personas en las cajas de tintura eran mujeres, la idea de que "los hombres no se tiñen el cabello" me pasó velozmente por la cabeza, era algo estúpido, nadie me consideraría una mujer por teñirme el cabello, tal vez los idiotas de la escuela, ellos tenían pensamientos tan absurdos que me sorprendía.
Había comprado lo necesario para decolorarme, pero elegir el color fue difícil, por eso había comprado dos, rojo y negro. El rojo iría primero, y si no me quedaba bien, me pondría el negro sobre el rojo, de todas formas no había tenido esos dos colores nunca. Me sorprendió encontrar a Frank en casa cuando volví, estaba acariciando a Petit con ternura mientras que este le lamía la cara, Frank me abrazó con fuerza y delicadeza, siempre me daba un abrazo como saludo, él era muy físico. Recuerdo que una vez tuvimos una conversación sobre cómo seríamos con nuestras futuras parejas, él dijo que querría tener sexo con su pareja todo el tiempo, porque él era "físico", lo que a mí me había dado risa, no podía imaginar a Frank teniendo sexo, sí podía verlo perdidamente enamorado de alguien, pero nunca de esa forma, y hasta me había hecho pensar en mi situación, yo no sabía qué haría en esa situación, tal vez sería detallista, o tal vez sería demasiado distante para el gusto de nadie.
Entramos a mi casa, había soltado su mochila en el recibidor, al igual que su suéter, nos dirigimos como siempre, a mi habitación, y entonces recién allí hablamos, él parecía tener mucho que contar.
"Gerard, hoy besé a un chico de la escuela". Me había tomado por sorpresa, no anticipé mi gesto de sorpresa, ni intenté disimularlo, pero luego, algo parecido a la molestia pareció invadirme por completo, tanto que ni siquiera había dicho algo. "¿No vas a decir nada? Quita esa cara de espanto." Se rió, lanzándose de espaldas en mi cama.
Yo dejé la bolsa plástica con la tintura y todo lo que necesitaba sobre mi escritorio, me dejé caer sobre la silla y levanté mis hombros en señal de no saber. "No sé qué decirte." Dije, no soné molesto, por suerte, pero estaba ese detalle de la molestia, que me tenía impaciente.
"Que te alegras por mí, al fin uno de los dos dio su primer beso." Comentó, orgulloso y alegre, yo quería desaparecer.
"Lo estoy, solo no creo que sea tan importante, vas a dar muchos besos en tu vida." Intenté salvar algo de mi dignidad, dándome vuelta en el asiento, dándole la espalda a Frank en mi cama.
"Sí, pero este es el primero, es importante, bastante." Se había puesto de pie solamente para recostarse en mi escritorio, a un lado de mí. "Es importante, porque al fin siento la valentía de besar a quien yo quiera, porque tengo experiencia, ¿entiendes?" No, no entendía, porque yo no había besado a nadie nunca, y no estaba en mis planes cercanos, y me molestaba que me hablara como si de pronto fuera la cosa más importante del mundo, y además me miraba con intensidad, Frank era un intenso.
"Mh, difiero, Frank, ¿fue con alguien importante a quien querías mucho? No lo creo, entonces no me parece importante." Lo miré, intenté mucho mantenerle la mirada, pero la vergüenza me había ganado un poco. "Además, según lo que escuché, los primeros besos son un desastre, yo no querría recordar algo como eso."
"¿Y por qué estás tan seguro si nunca besaste a nadie?" Me había atacado, él estaba enojado, lo sabía porque su rostro siempre se ponía rojo cuando estaba enojado, en realidad solamente sus mejillas y orejas, y así estaba ahora, casi me había reído, solo porque el tema era un poco bobo.
"Porque a mí, me gustaría besar a alguien que en serio me importe, a quien no va a juzgarme si sé besar o no, o si ese es mi primer beso o uno de varios." No quería darle tanta seriedad al asunto, pero así había sonado, y supongo que en el fondo, era serio porque me importaba, y no se sentía mal saber que estaba seguro con algo que sentía, la única cosa que me alteró, fue la corta distancia entre el rostro de Frank y el mío, y la forma en la que me veía, intensa, hizo que retrocediera un poco con mi silla, y bajara un poco la vista.