1 | STAY (BUCKY BARNES)

•- Capítulo 24

— ¿Qué pasará con ellos? ¿Con ella? —preguntó Bucky con temor, el sólo imaginarse lo que harían con ella le hacía sentir más culpable.

Steve tardó unos segundos en responder, estaba tan preocupado como él.

— Sea lo que sea, nos encargaremos de eso. —dijo, tratando de calmarlo.

— No sé si valgo todo esto, Steve.

El capitán inhaló, tratando de encontrar las palabras adecuadas para reconfortar a su amigo. Aunque no estaba seguro que fueran suficiente en ese momento.

— Todo lo que hiciste todos estos años, no eras tú. No tuviste opción, y Leah lo sabe, por eso lo que hizo fue su decisión.

— Lo sé, pero aún así lo hice. Y ahora ella debe pagar por mis errores.

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La celda se cerró a sus espaldas.
Habían puesto de nuevo ese extraño artefacto en sus muñecas, cualquier intento de usar sus poderes, se dispararía una corriente de electricidad a todo su cuerpo.
Wanda llevaba uno igual en su cuello, así como Pietro en sus tobillos.

Estaban atrapados.
Según había escuchado a uno de los guardias, pronto traerían al resto del equipo: Sam, Clint y Scott.

Cerró los ojos con fuerza tratando de disipar los malos recuerdos que la celda le provocaba. Si cerraba los ojos por un tiempo los pensamientos malos se irían, eso le había enseñado James en noches llenas de pesadillas.

Tres golpes se escucharon en el cristal que la separaba de su libertad. Cuando se giró, se encontró con la última persona que quería ver en ese momento.

— Te dije que esto pasaría. —dijo. Ella no podía creer que aún teniéndola encerrada no dejara de echarle las cosas en cara.

— ¿Qué quieres, Tony? ¿Qué te pida perdón, o que te de la razón como esperas que todos lo hagan?

— Tal vez un poco de las dos está bien. —respondió— Puedo ayudarte a salir, si me dices en donde están.

Ella lo miró incrédula y negó.
Tenía los brazos cruzados sobre el pecho, con aire altivo y orgulloso. Todo lo contrario a ella, que seguramente lucía como un verdadero desastre.

— ¿Cómo está Rhodey? —se atrevió a preguntar, pues recordaba lo que había pasado antes de que los arrestaran.

— Aún vive. —respondió casi irónico— Estaría mucho mejor si no fuera por tu novio...

— ¡Ya basta, Tony! —exclamó molesta— Él no hizo nada.

— Y supongo que matar inocentes no cuenta.

— Tú no lo conoces. —espetó— ¿Sabes por qué? Porque nunca le diste una oportunidad, lo juzgaste desde el primer momento. Claro, el gran Tony Stark no podía equivocarse. —ironizó, elevando sus brazos como una alabanza burlesca.

— Barnes es un asesino. —insistió con voz dura— No te sorprendas cuando te diga que lo han atrapado. Porque te aseguro, Leah, que yo mismo me encargaré de que no salga nunca. Se pudrirá en una prisión en Wakanda y no podrás hacer nada para evitarlo.

Leah sostuvo su mirada hasta el final. Algo en su interior se había encendido, Tony prácticamente la estaba amenazando y declarándole la guerra al mismo tiempo. Si así quería que fueran las cosas, ella también podía entrar en su juego.

— Eso ya lo veremos.

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— Los doctores dicen que tiene destrozadas desde la L4 a la S1, laceración extrema de la médula espinal. —le explicaba. Luego de que se diera a conocer el diagnóstico de Rhodey su ánimo había caído— Probablemente quede con parálisis.

— Steve no se va a detener. —advirtió Nat, con los brazos cruzados— Si tú tampoco, Rhodey va a ser el caso menos grave.

— Los dejaste ir, Nat. —le reprochó.

— ¿Dónde está Leah? —le preguntó. No sólo para poder decírselo a Steve en cuanto la contactara, sino porque también era importante para ella.

— En donde merece estar. —respondió, sorprendiendo a la que antes era su aliada— Ambos se lo advertimos y no quiso escuchar. Aunque no importa mucho, ahora sé que siempre estuviste de su lado.

— Nosotros lo manejamos mal.

— ¿"Nosotros"? —repitió, sarcástico— Debe ser difícil sacarse de encima todo eso de ser doble agente. Se pega al ADN.

Natasha lo miró molesta por el repentino ataque.

— ¿Eres tan incapaz de dejar tu ego a un lado por un maldito segundo?

Tony refunfuño y le desvió la mirada sintiéndose ofendido.

— T'Challa le dijo a Ross lo que hiciste, así que vendrán por ti.

— No soy yo la que necesita cuidarse. —le recordó, dándose la vuelta para abandonar el Complejo y dejarlo solo.

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