•- Capítulo 2

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JAMES BUCHANAN BARNES

      Steve camino por el largo pasillo junto a su amigo, con el que había mantenido una búsqueda realmente difícil

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      Steve camino por el largo pasillo junto a su amigo, con el que había mantenido una búsqueda realmente difícil. Incluso hubo momentos en los que había perdido toda esperanza de tener éxito, pero entonces recordaba a su amigo y era cuando volvía a repasar cada uno de los lugares donde habían buscado anteriormente. No podía desaparecer de la faz de la tierra así como así.

Y ahora aquí estaba.

— Nuestro amigo se sabe esconder muy bien, debo reconocerle eso. —Sam estaba emocionado y feliz de que al fin dejaría de buscar pistas sin sentido— Pero nada es imposible para mi, así que aquí lo tienes.

El Capitán se adentró en la blanca habitación, en medio de esta se encontraba sólo una cama donde yacía el Soldado del Invierno. Dormido, totalmente ajeno al lugar donde se encontraba.

— No preguntes lo que tuve que hacer para traerlo. —se excusó Sam— El maldito golpea fuerte.

— ¿Tony lo sabe? —cuestionó— ¿Sabe que está aquí?

— Por supuesto que no.

Debía idear una forma de decirle que tenía resguardado al mejor asesino de HYDRA.

— Necesitamos mantenerlo vigilado. Tenemos una misión, ¿recuerdas?

A Steve no le costó mucho tiempo pensar en una persona adecuada.

— Creo que tengo a alguien.

•—•—•—•

      Sus manos habían comenzado a sudar luego de que su mejor amigo le informara la situación. Porque no era cualquier cosa lo que le estaba pidiendo.

— Nadie lo sabe.

— Preferiría que no. Al menos no ahora.

Ella asintió comprendiendo todo.
Steve había hecho mucho por ella, siempre estaba ahí para salvarla y ayudarla a salir de los problemas en los que se metía. Si podía recompensarle toda esa ayuda de alguna forma, la que fuera, lo haría.

Terminó aceptando.

Cuando siguió al capitán esperaba encontrarse con un hombre desorientado y un tanto alterado, pero cuando lo vió sobre la cama, tan tranquilo y pacifico todos sus miedos desaparecieron. No se veía tan peligroso como todos lo pintaban.

— ¿Qué se supone que haga?

— Cuidar de él. —los ojos de la chica se abrieron de par en par e incluso las palabras se atoraron— Sólo será por unos días. Sam y yo tenemos que ir a una misión, no puedo dejarlo solo.

— ¿Y si despierta?

— No lo hará. Créeme que con el calmante que usó Sam no despertara hasta que llegue.

— Ok... Pero ¿Y si despierta?

Steve rió, los nervios de su mejor amiga eran notables y su miedo casi palpable.

— Confío en ti. —finalizó dándole unas palmaditas en el hombro, dejándola a su suerte.

•—•—•—•

Entrecerraba los ojos sin dejar de observar al hombre que tenía enfrente. Sentía que en una pequeña distracción de su parte, el conocido Soldado del Invierto podría despertar y saltar por la ventana. Steve había invertido mucho tiempo buscando a su amigo como para perderlo de nuevo.

Transcurridos dos días después de la partida del capitán y de Wilson, y sin señales de que regresaran, Leah comenzó a sentir pánico. El calmante no iba a durar por mucho tiempo más y en algún momento tendría que enfrentarse a Barnes.

Tomó el libro que se encontraba en la mesa junto a ella. Entre los vagos recuerdos que conservaba de su infancia, se hallaban imágenes de su madre leyéndole todas las noches, incluso cuando llegaba a enfermar.
No estaba segura si Barnes podía escucharla mientras le leía el enorme libro de Historia Mundial que Bruce le había obsequiado, pero quería tener una atención con él, por más pequeña e insignificante que fuera.

Unas horas después, sus ojos se encontraban cerrados y con el libro a punto de caer de sus manos.
Cuando éste terminó golpeando el suelo, la castaña abrió los ojos de golpe y casi cae de la silla por el brinco que dio. A pesar de todo, el susto sirvió de algo. Pudo notar como James tenía el ceño fruncido mientras soltaba pequeños quejidos.

Maldijo internamente. La hora había llegado.

Sacó su celular a toda prisa y busco el número con las manos temblorosas.

— Contesta, Rogers, contesta. —suplicaba para ella misma. Nada. Entonces recurrió al plan B— Contesta, Wilson, contesta.

Pero ninguno de los dos respondía.
Seguro eran de gran ayuda.
Estaba sola en esto y debía encontrar la mejor forma de manejar la situación, nada que ella no pudiera controlar.

Finalmente abrió los ojos con dificultad y se mostró desorientado en aquella habitación donde casi todo era color blanco.

— ¿En dónde estoy? —preguntó, su voz sonaba ronca.

Ella se encontraba del otro lado de la habitación, mordía sus labios con nerviosismo y abrazaba el libro.

— Hmm... Estás en el complejo de los Vengadores.

— ¿Vengadores? ¿Steve está aquí?

— No en este momento al menos. Lo cual es absolutamente fantástico, muchas gracias Rogers. —susurró lo último a sí misma con ironía.

James intentó incorporarse pero con el dolor de cabeza terrible que tenía sólo pudo quedar sentado, usó su brazo para apoyarse y con sus dedos talló sus ojos.
Entonces se encontró con una chica que abrazaba un libro como si fuera un escudo.

— ¿Quién eres tú?

— Leah —respondió— Leah Carson. Steve me pidió que te cuidara.

— No necesito una niñera. —apretó los dientes y ahora sus facciones eran duras.

— Yo sé que no. Pero es un favor que le estoy haciendo a un buen amigo, y tal vez no te agrade la idea, pero me quedaré aquí hasta que él vuelva.

1 | STAY (BUCKY BARNES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora