•- Capítulo 9

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— Eres increíble y maravillosa. De haberte conocido en mi época te habría cortejado correctamente pero no podía soportar que me siguieras evitando.

La chica estaba perpleja, apenas y podía asimilar lo que estaba escuchando. Notaba sus nervios, algo poco común en él pero que lo hacía ver adorable. Ella aún estaba recostada sobre la cama, escuchando encantada todo lo que él le decía.

— James, yo...

— No tienes que decir nada, sólo creí que después de haberme ayudado tanto tenía que ser sincero contigo. —su ánimo decayó considerablemente— Sé que no soy un gran partido, que mi pasado está manchado de sangre y qué tal vez no vuelva a ser el de antes. Pero si sé que te has metido en mi corazón, tan profundamente que ni siquiera yo puedo sacarte de ahí.

Su corazón latía con fuerza, una indescriptible alegría la inundó y lo único que pensó en hacer fue lanzarse a sus brazos atreviéndose a robarle un beso. El brazo de metal del soldado rodeó su cintura atrayéndola más hacía él sin querer dejarla ir.

— Necesito su respuesta, señorita Carson. —le dijo cuando se separaron para recuperar el aliento.

— Creí que había sido lo bastante clara, Sargento.

— Quiero escucharte. —casi pudo escucharse como súplica.

— Si, James. Quiero estar contigo.

Apenas terminó de hablar, Bucky volvió a atrapar sus labios esta vez volviendo a recostarla sobre la cama.
Esa noche no pasó a mayores, pero si estuvo llena de caricias y abundantes besos llenos de promesas.
Ninguno de los dos sabía que les deparaba en el futuro, pero si permanecían juntos nada les haría falta.

•—•—•—•

Los dos habían decidido, por mutuo acuerdo, no dar la noticia hasta que pasaran unos días. En algún momento lo harían y de eso estaban seguros, pero por el momento preferían mantener ese pequeño secreto entre ellos y pasar noches tranquilas cuando uno de los dos se escabullía a la habitación del otro. Y claro, mientras Steve no lo supiera, sus horas de entrenamiento seguirían, siendo más entretenidas.

— ¿De verdad esperas que entrene con un cuchillo?  —le cuestionó, mirando con temor el objeto en sus manos.

— Puedes llegar a necesitarlo. Es practico y un tanto básico.

Leah bufó y aceptó el objeto afilado algo temerosa. Al parecer la estrategia que Bucky usaba en ella es hacerla entrenar bajo presión, más cuando se supone que debía atacarlo sabiendo que era una novata con esta arma. Desconfiaba tanto de ella que temía llegar a herirlo, pero Barnes no dejaba de asegurarle que lo haría bien.

Ella lo atacaba con precaución, eso hacía sus movimientos lentos y torpes. James quería que su chica fuera fuerte, por si él no estaba cerca para protegerla. También sabía que no era necesario tanto entrenamiento físico, de no ser por Steve que se lo pidió, ella era buena y sabía defenderse. Pero sobre todo era poderosa, aunque ella no quisiera admitirlo.

•—•—•—•

El misterioso hombre golpeaba la mesa con sus dedos mostrando su impaciencia. Los folders grises estaban regados por esa superficie; hojas repletas de información, fotos y ubicaciones. Datos que había tardado cierto tiempo en reunir.

— ¿Informes? —le cuestionó a quien apenas había entrado a la habitación, de espaldas, ni siquiera tuvo necesidad de girarse.

— Se localiza a las afueras de Nueva York. Alta seguridad. —le informó la joven agente.

— ¿Los Vengadores?

— Es muy posible que estén todos. Sería arriesgado atacar así, sugiero esperar el momento adecuado.

— Haz lo que creas conveniente. —finalmente se giró y con una expresión dura, agregó— Nadie mejor que tú para este trabajo. Tráeme a esa chica.

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— ¿Cómo adquiriste tus poderes? —le preguntó con curiosidad. De todo lo que sabía de ella, eso era lo único de lo que le hacía falta conocer más.

— HYDRA... —le respondió. Parece que finalmente estaba lista para darle más información.

— Los Maximoff...

— No, ellos se ofrecieron para los experimentos. Yo confié en la persona equivocada. —dijo cabizbaja, y continuó— Muchos dicen que mi poder es algo mágico, yo no lo creo. Me convertí en un inminente peligro que podía destruir o lastimar a muchas personas. Me sentía como un monstruo.

James escuchaba con atención cada palabra que decía. Nunca imaginó que llegarían a compartir el mismo sentimiento de rechazo hacía sí mismos.

— Luego Fury me encontró. Se encargaron de que aprendiera a controlarlo, y no sólo eso, que aprendiera a aceptarme porque, bien o mal, esto ya era parte de mi. Entonces decidí dejar de verlo como una maldición y empecé a verlo de forma positiva. Es hermoso y peligroso, y puedo lastimar, pero también puedo ayudar.

Tal vez ahora comprendía porque insistió tanto en apoyarlo, en estar con él en todos los momentos, difíciles o no. Para ella, él no era más que un desconocido con el que se había enfrentado años atrás, y aún así nunca desistió. Porque ella sabía lo que era sentirse un monstruo y un peligro. Quería que dejara de sufrir y se aceptara tal cual. Porque no podían cambiar el pasado, pero si la forma en que veían su futuro.

Sus manos estaban entrelazadas. Él la acariciaba con dulzura como haciéndole saber que siempre estaría ahí para ella. Se atrevió a besarla. Ambos estaban sentados sobre el frío suelo de la sala de entrenamientos, sabiendo que ahí nadie podría molestarlos a esas horas.

— ¡OH POR DIOS!

Hasta que escucharon el chillón grito de Sam...

1 | STAY (BUCKY BARNES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora