•- Capítulo 15

7K 582 37
                                    

Leah cerró la última maleta y la dejó sobre la cama. Le dio un vistazo a su habitación, todo seguía exactamente igual a excepción de algunas cosas faltantes. No podía llevar tantas cosas porque no sabía a donde los llevaría Fury.

La idea de tener que marcharse le provocaba un mal sabor de boca. No quería irse, amaba su trabajo, amaba reír por las ocurrencias de Tony y verlo trabajar con Bruce; escuchar los discursos motivacionales de Steve; sus noches de chicas con Nat y Wanda; las bromas constantes de Sam y Pietro; las anécdotas de Thor y los regaños de papá que Clint podía dar. Ahora debía dejar todo eso atrás por unas personas que sólo buscaban hacerles daño.

Buck entró a la habitación y rodeó a la chica con su brazo para reconfortarla. Tampoco le agradaba la idea de tener que irse cuando sentía que había encontrado un lugar en el grupo de héroes, pero así eran las cosas.

— Todo estará bien. —le dijo al oído. Ella sólo asintió y escondió su rostro en el cuello del sargento, rodeando su cintura con sus brazos.

— Ya es hora. —anunció Maria Hill desde la puerta de la habitación, entonces ambos se separaron y siguieron a la agente.

Afuera ya los esperaba todo el equipo, con expresiones de amargura. La primera en derrumbarse fue Wanda, era una chica sensible y lo primero que hizo fue correr a su amiga abrazándola con fuerza. Luego la siguió Nat. La espía podía parecer muy dura pero esa chica era muy importante para ella y no le gustaba tener que dejarla ir.

Después de unos largos minutos, cuando las chicas finalmente la soltaron, Clint ya la esperaba ansioso.

— ¿Me vas a extrañar, chiquilla?

— Sabes que si.

— Cualquier cosa que necesites, lo que sea. Llámame y yo voy, en serio. —dijo Tony. Horas atrás había pasado un buen rato tratando de convencer a Fury para que le dijera a dónde la iba a llevar.

— Stark... —canturreo Nick.

— Aún no entiendo porque no podemos saber a dónde irán. —dijo Pietro.

— El señor Fury cree que cualquiera de nosotros podría revelar la ubicación de la Señorita Leah y el Señor James, arriesgándolos a ser encontrados. —respondió Visión, sorprendiendo a todos, incluso al mismo Fury.

— Hmm... si, eso es... puede ser cierto. —admitió, mirando extrañado al portador de la gema.

— ¡¿Qué?! ¡Vamos, no podemos ser tan irresponsables! —alegó Sam sintiéndose bastante ofendido.

— Si, si podemos serlo. —agregó Bruce, ganándose una mala mirada por parte de todos.

La sala entera se llenó de gritos y reclamos. Nick hacía oídos sordos a los insultos que le lanzaban, bastante acostumbrado a muchos de ellos. Maria Hill rodó los ojos.

— Señor, es hora de irnos.

Antes de partir, Leah se giró hacia Steve pero esta vez sin decir nada. El capitán pudo notar como su mandíbula temblaba y sus ojos se llenaban de agua.

— Sabes que no es para siempre, ¿verdad?—la chica rió. Rogers supo exactamente lo que la inquietaba— Todo estará bien. —le aseguró.

Leah tomó una bocanada de aire que luego dejó salir en un suspiro.

— Temo que no puedan cuidarse ustedes solos. —fue lo último que dijo para después seguir a Fury y Hill.

James aún seguía ahí, con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón y la mirada perdida. Pasarse la vida huyendo era algo que no le agradaba.
Tampoco le gustaba la idea de que Leah tuviera que dejar toda su vida atrás, pero era necesario.

— Cuídala mucho, Buck. —le pidió el capitán en un susurro— Cuídense mucho.

Barnes asintió sintiendo unas palmadas en el hombro, y luego siguió a su chica.

•—•—•—•

— Comprenderás que el objetivo es que tienen que pasar desapercibidos.

El apartamento era sumamente pequeño a comparación del complejo; apenas había espacio para una habitación y la sala de estar, pero tampoco era como si necesitaran mucho. Se encargarían de hacerlo un hogar.
James dejó las maletas a un lado de la puerta y se quedó a un lado de la chica, observando el lugar como ella lo hacía.

— Si eso es todo, entonces nos vamos.

— Nick... —le llamó Leah, y lo miró expectante con una mano extendida— Tenemos un acuerdo.

— Esperaba que cambiarás de opinión.

Bucky frunció el ceño. En todo el camino no escuchó parte de aquel trato, quizá porque durmió la mitad del camino, pero eso no era importante.
Fury resopló e intercambió miradas con su mano derecha, Hill de inmediato le entregó la caja la cual recibió con ambas manos.

— Te lo agradezco.

— Cualquier cosa, sabes cómo localizarme.

Pronto se quedaron completamente solos. Un leve escalofrío recorrió el cuerpo de Leah acompañado de un ligero temblor en las piernas.

Nunca había estado sola con él. Es decir, si, a veces dormían juntos y entrenaban, prácticamente estaban juntos todo el día. Pero era muy diferente a vivir juntos, sólo ellos.

— ¿Qué es eso? —preguntó él, sacándola de sus pensamientos.

— Uh, expedientes y esas cosas. Tener algo en que trabajar.

Bucky asintió, y mientras ella seguía revisando el contenido de la caja, él tomó una de las maletas dejándola sobre la cama, para luego despojarse de sus prendas superiores.

— Buck... —cuando entró a la habitación casi se quedó sin aliento al ver semejante escena. Él se giró a verla con el cabello desordenado y sin nada que cubriera su torso— Yo... iré allá y... Si, eso.

Tal vez Fury tenía razón, y finalmente podrían tener una vida normal. Al menos por un tiempo.

————————————————————

No sé qué acabo de escribir, sé que es un capítulo muy malo pero hice mi mejor esfuerzo. La inspiración está en cero.

Prometo que el próximo será mejor.

1 | STAY (BUCKY BARNES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora