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Sus manos empezaban a doler por la presión que las ataduras ejercían sobre sus muñecas. La celda en la que la mantenían era oscura, fría, y lo suficientemente pequeña como para que empezara a tener claustrofobia.
No supo en qué momento todo había salido mal. La misión estaba saliendo tal y como lo habían planeado.
— Está despejado. —le informó Clint por el comunicador— Vamos, salgamos de aquí.
Ella se apresuró por los corredores escuchado uno que otro disparo.
— ¿En dónde estás? —cuestionó Steve— Todos estamos afuera.
— Estoy en camino. —respondió.
— Mi abuela es más rápido que tú. —se burló Clint.
— No eres tan gracioso como crees, Barton.
Escuchó las risas de los demás y siguió su camino. Pero de un momento a otro el suelo empezó a moverse bruscamente, el techo empezaba a desmoronarse y algunas paredes caían.
— ¡Tienes que salir ahora! —Alertó Steve.
— No puedo, el edificio está por colapsar. —respondió en el mismo tono de alerta— Salgan de aquí.
— No nos vamos a ir sin ti. —dijo Tony— Entraremos a buscarte.
— No hay tiempo, para cuando entren quedarán atrapados. —algunas paredes ya habían caído sin dejarle una sola salida.
Una explosión terminó por derribar una parte del lugar.
— ¡Leah! —gritaba Nat.
— ¡Rápido! ¡Salgan de aquí! —fue lo último que dijo antes de perder toda la comunicación. Cuando el edificio terminó por caerse su vista se tornó negra, no podía moverse hasta que unos brazos la tomaron con brusquedad. Entonces terminó en la celda en la que se encontraba ahora.
Sus ojos empezaban a cerrarse. No estaba segura de cuantos días llevaba en ese lugar. El único sonido que llegaba a escuchar eran las pisadas de los hombres que llegaban a custodiar su celda, muchas veces armados. Pero, ¿Qué podía intentar contra ellos con las manos atadas?
Cuando la puerta de metal cayó y los disparos sonaron afuera supo que algo no andaba bien, menos cuando uno de los hombres que la resguardaban cayó inconsciente justo frente a la celda. En el suelo gris se dibujó la silueta de un hombre alto y fuerte. Intento sonreír cuando lo tuvo en frente pero se sentía débil.
