•- Capítulo 28

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— ¡Todo este tiempo! ¿En dónde te habías metido? ¡Qué no ves que me arrestaron!

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— ¡Todo este tiempo! ¿En dónde te habías metido? ¡Qué no ves que me arrestaron!

Leah caminaba de un lado a otro, tomando aire cada cierto tiempo para poder seguir gritando cómo llevaba media hora haciéndolo. Fury estaba frente a ella, con los brazos cruzados sobre su pecho. Los demás a su alrededor, ninguno intervenía porque no se atrevían a interrumpirla.

— Disculpa, ¿yo te dije que fueras una busca problemas? —respondió Fury.

— ¿Busca problemas? ¡Nos invadieron, Nick!

La pelea prosiguió, y los miembros del equipo rodaron los ojos y se acomodaron en sus asientos listos para seguir escuchando los gritos.

— No quiero interrumpir... —intervino Pietro— Pero, ¿a dónde iremos ahora?

Como era de esperarse, Clint y Scott regresaron a sus respectivos hogares. En cuanto a los demás, la verdad era que no tenían a dónde ir. No cuando el único hogar que tenían era el complejo de los vengadores, y no era buena idea regresar ahí pues sabían de antemano que no serían bien recibidos.

— Bueno, supongo que tendremos que reubicarlos nuevamente. —dijo Fury, aún analizando la situación, pues eso no había funcionado muy bien.

— No hay necesidad de eso. —dijo T'Challa— Son bienvenidos en Wakanda el tiempo que gusten. Cometí errores, déjenme repararlos.

El equipo intercambió miradas con Fury, lo pensaron un momento, aunque no tanto considerando que esa era la única opción que tenían. Así que en un par de segundos, Hill cambio la dirección hacía Wakanda.

Leah se levantó de su asiento y se dirigió a la camilla donde yacía James, su rostro estaba realmente herido, eso sin contar que ahora ya no contaba con su peculiar extremidad. A pesar de eso, trataba de ser positivo.

— ¿Cómo estás, Sargento? —preguntó la chica, sentándose a su lado.

James la miró con una media sonrisa, después de la conversación que había mantenido con el rey de Wakanda antes de liberarlos, había pasado todo este tiempo tratando de hallar una forma de poder hablar con ella sin que enloqueciera. Cosa que hasta ahora no había logrado.

— He estado en peores situaciones. —respondió, causándole una pequeña risa a su novia— Supongo que Steve ya te dijo lo qué pasó.

Su sonrisa se fue desvaneciendo a medida que recordaba cada palabra dicha por el capitán, y más aún, todo lo que Tony le había gritado a la cara. Asintió. James sintió que un nudo se iba formando en su garganta, si iba a mandarlo al diablo esperaba que no le doliera demasiado.

— Si no quieres saber nada de mi, lo entiendo. —su voz sonó rota. Pocas veces Leah lo había escuchado hablar de esa forma, pero fueron sus palabras las que le hicieron fruncir el ceño— Sería una buena decisión, alejarte del desastre que puedo causar.

— Cierra la boca, James. —ordenó ella— Yo jamás te dejaría.

El soldado la miró extrañado, sabía lo qué pasó con Stark, eso estaba claro para él. Lo que no comprendía era él por qué no lo odiaba, porque no lo insultaba y maldecía.

— Acaso.... ¿no me odias? —murmuró. Leah le brindó una sonrisa enternecida, se inclinó apoyando su brazo sobre el colchón y con su mano libre despejó la frente de James de aquellos mechones que caían sobre ella.

— Yo te amo.

Sintió que en cualquier momento lloraría, pero no lo haría, estaba muy feliz para hacerlo.

— También te amo, Carson.

•—•—•—•

Tony dejo aquel paquete que acababa de recibir sobre el escritorio, se sentó en la silla descansando su espalda en el respaldo de ésta y prosiguió a abrirlo. Dos sobres se encontraban en ella. El primero decía su nombre al frente y no tardó el adivinar de quien era.

Tony.

Me alegra que volvieras al Complejo, no me gusta la idea de que estés vagando solo en una mansión. Todos necesitamos una familia. Los vengadores son la tuya, creo que incluso más que la mía. Yo estuve solo desde que tenía dieciocho años, nunca encajé en ninguna parte, ni en el ejército. Mi fe está en la gente, imagino. Y felizmente puedo decir que, en mayor medida, ellos no me han defraudado. Por eso yo no puedo defraudarlos. Las cerraduras se pueden reemplazar, pero quizás no deban hacerlo.
Sé que te lastime, Tony. Creí que con no contarte sobre tus padres estaba siendo compasivo contigo, pero ahora veo que en realidad estaba siendo compasivo conmigo. Lo lamento, espero que algún día puedas entenderlo.
Me hubiera gustado que estuviéramos de acuerdo con los Acuerdos, en serio. Sé qué haces lo que crees conveniente, y eso es todo lo que podemos hacer. Es todo lo que deberíamos hacer.

Así que pase lo que pase, te prometo que si nos necesitas, si me necesitas, allí estaré.

Steve.

Soltó un pesado suspiro, volvió a doblar la hoja de papel regresándola al interior del sobre y lo dejó a un lado junto al celular que también venía en la caja.
El otro sobre no llevaba nada escrito por fuera, no sabía a quien pertenecía y dudaba mucho que también perteneciera a Rogers.

Hola Stark.

Sé que dijiste que no querías volver a saber nada de mi, y lo entiendo. Pero antes de que decidas tirar o romper esta carta, te pido que por favor la leas hasta el final, después de eso, siéntete libre de hacer lo que quieras con ella.
Nunca conocí a mis padres, no tengo ni un sólo recuerdo de ellos. Nunca tuve una familia. Crecí entre cuatro frías paredes con una diminuta ventana con la que apenas podía ver la nieve, entonces acepte que eso sería lo único que tendría. Entonces me encontraron. Nadie sabe esta historia mejor que tú. Fury fue como un padre, pero cuando te conocí tú fuiste ese hermano mayor protector y en ocasiones molesto que siempre estuvo a mi lado. El egocéntrico hombre que nunca trabajaba en equipo, hizo uno conmigo, porque al igual que yo, tampoco tenía a nadie.
Supongo que nunca te agradecí como debía. Espero que no sea muy tarde para hacerlo.
Lamento haberte ocultado lo de tus padres. Creí que hacía lo correcto al querer protegerte de ese dolor, nunca creí que de esa forma sólo te lastimaría más. Espero que algún día puedas perdonarme.

Bueno, creo que eso era todo. Cuídate mucho, Tony. Eres un hombre realmente excepcional, no dejes que nada ni nadie te quite eso, te pertenece.
Espero verte muy pronto y en mejores términos para poder darte un enorme abrazo. Y si algún día me necesitas... Dios, espero que lo hagas... Ya lo dijo el anciano, sabes cómo encontrarnos.

Te quiero, hermano mayor.

A diferencia de la primera carta, ésta no tenía firma, tan sólo un pequeño copo de nieve dibujado en una esquina inferior de la hoja, y a juzgar por la bonita caligrafía, no podía pertenecer a otra persona que no fuera Leah. Al igual que como lo hizo con la primera, regresó la carta al sobre. Tomó ambos en sus manos y con cuidado los guardo en el cajón de su escritorio donde yacían algunas fotos con el equipo.

— Llamada urgente del Secretario Ross. Hubo una fuga en el penal Raft. —avisó FRIDAY. Tony asintió y oprimió el botón del teléfono.

— Tony, tenemos un problema. —informó el hombre.

— Oh si, espera un momento.

— No, no lo hagas... —advirtió Ross, antes de que se cortara la llamada.

1 | STAY (BUCKY BARNES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora