14. ¿Es que lo dudas, Luisita?

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Hola! Muchas gracias por leerme y por vuestros comentarios y votos.

Empecé escribiendo esto pensando en hacer una historia más compleja donde trasladar el argumento del musical de Amelia a la vida real de nuestras chicas, pero ello implicaría que los personajes tuvieran que morir y volver a nacer, y el fandom no está para esos dramas (y tampoco yo), así que he decidido que fuese algo más ligero (aunque a veces pueda haber algún drama ocasional) y dejarme llevar por los diálogos aunque mis ideas cambien, así que espero no acabar distorsionando demasiado la historia.

Gracias otra vez. Continuamos...

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–Buenos días, Amelia –susurró Luisita en la nuca de Amelia cuando notó que la morena se había despertado.

–Buenos días, guapa –Amelia cogió la mano que la rubia tenía sobre su estómago y le dio un beso.

–¿Qué quieres desayunar? –Luisita preguntó con voz cansada y sin hacer nada por moverse de su sitio.

–Quédate aquí un ratito más, que estás calentita. Ya desayunaremos luego –suplicó la actriz.

–Amelia, que son las... –levantó su cabeza por encima de la morena para mirar el reloj– ¡casi las 11!

–Cariño, da igual –Amelia se dio la vuelta sobre sí misma para mirar a la rubia–. Hoy es tu día libre y yo no tengo que ir al teatro hasta las 7 de la tarde.

–Te voy a echar de menos, ojalá pudieras quedarte aquí todo el día –le dijo antes de darle un pequeño beso en la nariz. Amelia sonrió.

–Ya, a mí también me encantaría –admitió mientras acariciaba la mejilla de Luisita sin dejar de mirarla. No se creía la vista que tenía ante sí, ni en sus mejores sueños había visto posible despertarse junto a la cocinera. Ésta sonrió.

–¿Qué pasa? –preguntó sin dejar de sonreír.

–No me creo que esto esté pasando –admitió en voz alta la actriz.

–Pues creételo, porque –hizo una pausa para darle un beso sonoro en los labios a la morena– esto es lo más real que me ha pasado en la vida.

–A ver... –sonrió la morena–. Dame otro de esos, aunque más largo, para comprobar si de verdad es real.

–No –respondió Luisita saliendo de la cama–. Tengo que lavarme los dientes primero, me da vergüenza besarte así.

–Cariño, qué más da. Ven aquí –suplicó poniendo morritos.

–No –dijo arrodillándose en la cama para acercarse de nuevo a Amelia –levanta–. Ordenó dándole un suave golpe en el trasero. Después salió corriendo de la habitación sin que Amelia pudiera reaccionar.

Mientras Luisita estaba en el baño, Amelia se puso a recordar la noche anterior. La tensión inicial, lo que hablaron para arreglar las cosas, cómo se lanzó a besar a Luisita y pensó que había cometido un error y cómo ésta le devolvió el beso antes de que pudiera reaccionar. El beso había sido maravilloso, pero lo que le siguió lo había sido aún más, porque significaba el comienzo de algo mágico entre ellas.

–¿Y eso? –susurró Amelia, mordiéndose el labio inferior al separarse de Luisita tras el inesperado beso.

Me gustas, Amelia. Intenté que no me gustaras, pero no ha servido de nada. Por eso no te conté que soy lesbiana, no pensé que pudieras corresponderme... –se quedó pensativa unos segundos y añadió preocupada–, Porque me correspondes, ¿no?

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora