32. ¿De verdad?

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•Recordatorio:
Contexto de la historia: Actualidad. Luisi es jefa de cocina en un hotel. Amelia es actriz, tiene una productora de musicales y actualmente está haciendo un musical titulado como el fic.
En el capítulo anterior: Tras la gira, Amelia vuelve a Madrid para quedarse. Luisita organiza una cena para darle una sorpresa a Amelia por su vuelta y acaba pidiéndole que se case con ella.

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–Cásate conmigo.

Amelia depositó con cuidado la cuchara en el bol del postre, tragó y miró a Luisita.

–Lo digo en serio, Amelia. Cásate conmigo –repitió sacando del bolsillo el anillo que le había regalado Devoción. No había planeado pedírselo en ese momento, pero desde la noche de la tormenta, siempre que Amelia volvía a Madrid, Luisita tenía el anillo a mano. A veces, simplemente tenerlo cerca le transmitía cierta tranquilidad.

–Cariño, ¿ese anillo...? –preguntó Amelia mirando fijamente el anillo que su novia estaba sosteniendo en la mano, ya que lo había reconocido.

–Me lo dio tu madre la semana que la conocí, antes de marcharse a Zaragoza –explicó la rubia poniéndose nerviosa–. Pero, ¿qué me dices, Amelia? –susurró y carraspeó antes de continuar– ¿Te quieres casar conmigo?

Amelia se mordió el labio y, poco a poco, comenzó a dibujarse una sonrisa en su cara.

–Amor, por supuesto que me quiero casar contigo –afirmó visiblemente emocionada y acercando su mano para coger la mano que Luisita tenía libre.

–¿De verdad? –Luisita, quien se había emocionado también, no se lo podía creer. Amelia, en lugar de contestar para reiterar su respuesta, se acercó a la rubia al tiempo que se levantaba de la silla, para reiterar con un beso su afirmación y lo que estaba sintiendo. Luisita también acabó levantándose, sin romper el beso, para abrazar a Amelia por la cintura, ésta puso sus manos alrededor del cuello de la rubia y profundizó el beso. Al separarse, ambas tenían los labios ligeramente hinchados por no haber sido capaz de acortar el beso, tras unos segundos, la mente de Luisita volvió a funcionar correctamente–. Amelia, dame tu mano –la morena accedió sonriendo nerviosa y observó como Luisita también parecía nerviosa mientras intentaba poner el anillo en la mano de Amelia. Tras ponerlo con éxito, la actriz volvió a abalanzarse sobre Luisita, abrazándola y enterrando su cara en el cuello de ésta, inhalando el perfume de la rubia, el cual le haría recordar este día toda su vida. Luisita la abrazó con fuerza con el brazo derecho mientras que con la mano izquierda acariciaba el pelo rizado de la cabeza que había contra su cuello–. No me puedo creer que vayamos a casarnos, Amelia –dijo Luisita sonriendo.

–Ni yo... Qué feliz soy, mi amor –expresó Amelia con emoción al sacar la cabeza de su refugio y admirando su mano con el anillo, mientras que la otra seguía estando alrededor del cuello de la rubia. Amelia dejó un suave beso sobre sus labios–. ¿Mi madre te dio este anillo hace más de un año? ¿Cuando sólo llevábamos unos meses juntas?

–Exacto, me explicó que es un anillo que le regaló tu abuela y que llegado el momento, lo usara para hacerte la gran pregunta –Luisi rio.

–Vaya con mi madre, que confianza tuvo en nosotras desde el principio.

–Tu madre es una mujer muy inteligente, Amelia.

–Lo es, lo es.

Ambas rieron y volvieron a abrazarse con fuerza para volver a juntar sus labios una vez más y no separarse sino para dejar todo como estaba en el comedor y trasladarse a la habitación a celebrar que se habían prometido convertirse oficialmente en compañeras de vida.

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