9. Quería darle una sorpresa

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Luisita estaba sentada en su oficina intentando concentrarse, ya que la noche anterior había dormido mal y poco. No había parado de darle vueltas a la cabeza y culpaba a su hermana por ello. Aún no se podía creer que María hubiera insinuado que entre Luisita y Amelia podía haber algo y haberse ido sin más explicación de qué era lo que le hacía pensar tal cosa.

–Es que ni siquiera me ha contestado a los mensajes. ¡La voy a matar! –dijo entre dientes tras suspirar. Soltó el bolígrafo que tenía en la mano y se frotó la cara con ambas. Pasados unos segundos, sonó su móvil por lo que apartó las manos de la cara y lo cogió. Era María.

–Luisa Gómez, ¿con quién hablo?

–Luisi, ¿estás tonta? Si te sale mi nombre en la pantalla, soy María.

–¿María? ¿Qué María? Ahora no caigo.

–Luisa, no seas inmadura... Te llamaba para disculparme, reconozco que anoche quise chincharte un poco, pero luego llegué a casa, caí en la cama y me quedé frita –María esperó un rato y no obtuvo respuesta, pero escuchó a su hermana suspirar al otro lado del teléfono–. Te he llamado desde que he podido, el rodaje está siendo una locura, así que no tengo mucho tiempo. Venga, no seas niña, ya te dije que lo siento.

Luisita volvió a suspirar, esta vez un poco más fuerte. –Está bien, pero necesito que te expliques... Por favor, María –suplicó.

–A ver Luisi, al principio no quería meterme porque prefería que tú me lo contaras cuando estuvieras preparada, pero anoche me di cuenta de que no sólo te gusta Amelia, sino que creo que ella te corresponde. A ella no la conozco, pero vamos, que disimuláis muy mal las dos, chica.

–Ay, María, ¿tú crees? –preguntó Luisita ilusionada.

–Por supuesto, lo hacéis fatal –María rio.

–¡No hablo de disimular! ¿Tú crees que le gusto a Amelia?

–Lo que yo creo es que deberíais hablar y averiguar si estáis en la misma página, si queréis lo mismo. Es que no sé, Luisa, te dije que me he metido en todo esto accidentalmente, cuando lo que quería era que tú me contaras tus sentimientos cuando estuvieras preparada.

–¿Sentimientos? No, no, María, no vayas tan deprisa. Aunque, sí, reconozco que me gusta. No te lo había dicho antes porque me avergonzaba... Nunca me había gustado alguien tan rápido.

–Gracias por contármelo, Luisi. Sabes que estoy aquí para lo que necesites, pero ahora te tengo que dejar que se me ha acabado el descanso.

Las dos hermanas se despidieron y, al colgar, Luisita se dejó caer hacia el respaldo de su silla y miró al techo suspirando. Solo quería que la jornada de trabajo acabara para irse a su casa a ducharse y dormir. Ya pensaría otro día qué hacer con respecto a la situación con Amelia.

*****

Eran más de las 6 de la tarde y Luisita se acaba de duchar e iba a meterse en la cama a ver la televisión. No le importaba ni lo más mínimo que aún fuera temprano para ello ya que la noche anterior apenas había descansado. Justo cuando había acomodado la espalda sobre unos cojines que puso contra la cabecera de la cama, su teléfono vibró sobre la mesilla de noche. A la cocinera se le dibujó una gran sonrisa al comprobar que eran mensajes de Amelia.

Hola bonita, espero que anoche pudieras descansar a pesar de que tenías que madrugar y era algo tarde cuando terminó el musical. Gracias por ir, significaba mucho para mí que lo vieras.

Me ha caído muy bien tu hermana, espero que el rodaje le vaya genial.

Espero verte pronto. Y, de nuevo, gracias 😘

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