Light Fires At Night ♤ Andreil {Traducción}

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"¿A dónde vamos?" pregunta Neil por enésima vez, y Andrew lo ignora una vez más, cambiando suavemente de carril y pasando a otro carro.

Es 31 de marzo, pero Neil aún no se ha dado cuenta, o no puede conectar los puntos entre su cumpleaños y la presencia de Andrew en Palmetto. Parece feliz, pero vagamente confundido, y está molestando a Andrew sin fin.

Mira al reloj y cambia de carril de nuevo para entrar al estacionamiento más cercano, ignorando la bocina frustrada del automóvil que acaba de obligar a frenar. Hay un restaurante al final del estacionamiento, por lo que Andrew detiene el auto, apaga el motor y mira a Neil.

Neil suspira, "¿Qué quieres?"

"Papas fritas," dice Andrew sin pausa.

Neil suspira de nuevo, por si acaso, pero hay una sonrisa jugando en la esquina de sus labios cuando empuja la puerta y sale. Tan pronto como cierra la puerta, Andrew toma su celular de la guantera y marca al número de Renee.

"¿Están todos allá?" pregunta, tratando de expresar cuán molesto encuentra todo este esfuerzo sin decirlo en voz alta.

"¿Puedes entretenerlo un poco más?" pregunta Renee a la ligera. "¿Como una hora más o menos?"

"Bien," dice Andrew. No le importa, no es como si esté particularmente emocionado sobre compartir su limitado tiempo juntos con el resto de los Foxes.

"Gracias," dice Renee. "Nos vemos pronto."

Andrew cuelga y sale del carro, poniéndole la alarma, mientras camina hacia el restaurante. Escoge una de las tablas de madera afuera, donde tiene una buena vista del carro y del camino, y se sienta en la mesa. Poniendo sus pies en la banca. Prende un cigarro por Neil y lo coloca en el borde del cenicero y luego enciende otro para él.

Es un día cálido y soleado, así que Andrew inclina la cabeza hacia atrás y cierra los ojos, tomando el sol. Hoy no es un buen día, pero es extrañamente... manejable. Si bien Andrew no dejó que le diera un beso de bienvenida, no le importa estar cerca de Neil, o incluso alrededor de los otros Foxes.

Hay una picazón desagradable debajo de su piel, una que le hace querer rascarse o cortarse hasta que sangre, pero cuando está con Neil, es fácil olvidarse de ello por un segundo, un minuto, una hora.

Conducir también ayuda, como siempre lo ha hecho, y es extraño saber con una seguridad completa de que, aunque hoy no sea bueno, mañana – o el día después de ése – lo será.

Neil sale del restaurante, encontrando la mirada de Andrew de inmediato. Le pasa a Andrew las papas, de alguna manera evitando tocarlo, y se recarga en la mesa a su lado. Toma el cigarrillo e inhala el humo.

"Gracias por hoy," le dice después de un momento.

Andrew asiente.

No tiene sentido arrepentirse, pero le gustaría haber estado aquí en enero también.

Aunque no duda que Neil puede resistir casi cualquier tormenta por su cuenta, descubre que prefiere cuando resisten las tormentas juntos.

Comparten las papas en silencio, y luego Neil va por helado.

Es extraño, este balance entre ellos. Andrew ha manejado todo el camino para ver a Neil, pero no duda en que la presencia de Neil lo ayuda tanto como su presencia le ayuda a Neil.

Equilibrio, piensa Andrew. Seis vocales, cuatro consonantes.

Observa a Neil por el rabillo del ojo y se permite considerar las palabras escondidas con seguridad en la parte posterior de su cabeza, tres vocales, dos consonantes acompañadas de muchas otras frases que nunca ha dicho en voz alta. Aún quiere escucharlas, las cinco letras unidas, y todavía quiere decirlas, pero no le importa esperar.