Tsukino Ruri no puede aceptar los finales dados por la escritora Koyoharu Gotouge, expresando siempre su descontento. Un día normal de feria, un idiota grosero, todo parece estar bien más terminan envueltos en un gran accidente
El despertar en un m...
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Me pregunto ¿cuándo fue la última vez que pasé tanto miedo? Tal vez no había percibido una sensación similar desde el día en que desperté y me sentí vacía, pero ahora no hay ni un panorama a mi alrededor, solo una profunda oscuridad de la cual no importaba cuanto moviera mi cuerpo sentía como si arrastrara varias cadenas que no podía ver
¿Es esto un sueño? Mis últimos recuerdos los percibía tan confusos que me dolía la cabeza de solo detenerme a pensar en ellos, solo una cosa era clara y persistía en mi aquel aroma a sangre... ¡es verdad! Yo intentaba salvar a la familia de Tanjiro, pero fui muy ingenua y no pude hacerlo, ni siquiera soy capaz de ayudarme a mi misma
"A este paso no lograré estabilizarla, ¡la perderemos!"
¿Perder? ¿De quién es esa lejana voz? No importa hacia donde mire no hay nadie, pero ya no quiero estar aquí, quiero despertar y ver a mi madre decirme que todo esta bien y solo fue un mal sueño del cual me reiré luego ¿verdad? De eso se tratan las pesadillas, entonces ¿por qué se siente diferente?
— Hum...
— Ya recuperó la consciencia
— ¿D...Donde estoy? —solté en un leve murmullo, aún me sentía débil
— Te encuentras en la habitación que despertaste antes —me respondió una voz infantil de nuevo
— No puede ser... —negué temerosa de abrir mis ojos
De nuevo esa opresión se hizo presente en mi pecho, quizás es porque siento un poco de miedo ¿acaso todo va a volver a repetirse? Realmente no quería hacerlo, pero debo confesar que mi curiosidad es muy fuerte, por lo que solté un corto suspiro antes de reunir fuerzas y abrir mis ojos solo para descubrir que estaba en la misma habitación de antes
— Señorita, se encuentra en la finca principal de los Ubuyashiki —añadió la pequeña mientras dejaba caer una mano sobre mi frente— si, ya ha bajado la fiebre.
— Hinaki... —susurré su nombre ganándome rápidamente su atención— ¿qué me sucedió?
— Nosotros tampoco lo sabemos. Solo queríamos que te tranquilizaras, pero de repente te caíste y fue como si hubieras estado muerta por un minuto. No respirabas y hasta llegamos a pensar que alguien te había atacado; sin embargo luego de unos minutos respiraste normal, más no recuperaste la consciencia... han pasado tres días desde entonces.
— ¿Tanto tiempo? —Hinaki solo se limitó en asentir
— ¿Qué sucederá ahora? —cuestioné algo nerviosa mientras apretaba la manta con mis manos
— Mi padre desea hablar contigo —me comunicó Hinaki con una suave sonrisa— ya sabe que recuperaste la consciencia, por lo que deberíamos ponernos en marcha, pero primero debes cambiarte.
