Tsukino Ruri no puede aceptar los finales dados por la escritora Koyoharu Gotouge, expresando siempre su descontento. Un día normal de feria, un idiota grosero, todo parece estar bien más terminan envueltos en un gran accidente
El despertar en un m...
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El sitio en donde había terminado esperando le estaba dando ya cierto mareo al ver cambiar tanto los espacios, sin embargo debía reconocer que si no fuera por aquella mujer demonio que tocaba el biwa y controlaba todo lo que se movía dentro de aquel lugar, hace mucho que se habría perdido. Al final solo paseó su verde mirada por el lugar en busca de algo entretenido, sin embargo no lo había
Lo único que le podría resultar interesante era el hecho de estar junto al mayor enemigo de todos los cazadores de demonios, exacto, hablaba de Kibutsuji Muzan, el demonio que es considerado el padre de todos los otros. Pensar en su edad se le hacia divertido, pues le picaba la gran duda de ¿cómo había logrado no aburrirse en todos esos largos años?
Tal parece que la idea de conquistar el sol era realmente seductora y este hombre no duda en usar cualquier clase de medio para lograrlo, no era complicado decir que estaba loco y que probablemente ya no guardaba ni una sola gota de humanidad en su interior. Bueno también podía imaginar preguntándole sobre ello y que Muzan le respondiera: "¿Humanidad? ¿qué es eso? ¿Se come, escoria?"
"Sería divertido, pero peligroso"
Aquel hombre que había experimentado tanto con otros y en si mismo, sería muy tentativo de mirar bajo un microscopio con el fin de saber que cosas descubriría, sin embargo Kibutsuji no era un sujeto de prueba, ni jamás lo sería a diferencia de una rana o planta que había estudiado en su momento durante sus clases de Ciencia. Un ruido ahogó el sonido de su suspiro al ver que los invitados habían llegado
— La luna superior uno fue el primero en llegar —le escuchó informar a la mujer del Biwa al escuchar las quejas de los otros
— Yo, estoy aquí... —habló una voz masculina, pero también imponente— Muzan-sama, ha llegado —añadió levantando cortas exclamaciones de sorpresa en los otros
"¿Ha llegado...? ¡Estuvo aquí desde el comienzo!"
A estar alturas no podía evitar pensar que algunas de las lunas, a pesar de ser considerados los demonios más fuertes al servicio de este tipo, también eran estúpidas, pero le daba puntos a la primera que tenía sus sentidos más afilados y en alerta. Bueno tampoco él podía cometer la temeridad de tomarles a la ligera, ya que su cabeza o quizás su cuerpo podía terminar en una bola de restos humanos
"La ciencia te define humano, pero tu mente te dice lo contrario"
Aquel pensamiento dibujó una sonrisa sarcástica en su rostro, ya que él se sentía de la misma forma, ante los ojos de todos era un humano como cualquier otro, pero los pensamientos y emociones que embargaban su mente y corazón le dictaban que podía ser un maldito si se lo proponía y quizás ya lo estaba siendo al escoger apostar por el lado en el que ellos eran los aliados de la muerte
