Tsukino Ruri no puede aceptar los finales dados por la escritora Koyoharu Gotouge, expresando siempre su descontento. Un día normal de feria, un idiota grosero, todo parece estar bien más terminan envueltos en un gran accidente
El despertar en un m...
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Hermanos, ellos eran una familia. Rengoku se quedó sin palabras al oír la confesión de Ruri ¿Akamoto Tsuyoshi era su hermano? ¿cómo era posible? Si se ponía a hacer memoria, su prometida le había dicho que ella había sido hija única en su familia, entonces ¿por qué ahora decía eso? Tenía demasiadas preguntas al respecto, sin embargo la verde mirada de la joven no desvelaba duda o mentira por querer protegerlo
El pilar de la Flama había conocido a Tsuyoshi antes que a Ruri, por lo que no sospechó nada al respecto y cuando le conoció ella desprendía un aura completamente diferente a la de muchacho. Tiempo después cuando les vio juntos llegó a pensar que había cierta similitud en sus miradas, pero no se atrevió a expresarlo abiertamente porque a diferencia del brillo que mantenía la mirada de su prometida, la del joven era oscura, vacía y fría
— ¿Hermanos...? —inquirió Kyojuro sin poder evitarlo a lo que Ruri asintió
— Así es, Tsuyoshi es mi hermano —respondió la peliverde sin dejar de observar a su oponente de pie a una corta distancia
— ¿Cómo es eso posible? —le cuestionó volcando su dorada mirada en la silueta de Umiren— ¡dijiste que eras hija única!
— Y así era, yo también creí que era así desde que tuve consciencia —se apresuró en responder Ruri apretando con fuerza el mango de su espada hasta volver sus nudillos blancos— desde que abrí mis ojos en ese mundo crecí con la única verdad que me dieron mis padres al perder mis recuerdos... —añadió apretando sus labios por fuerza para callar los sollozos— yo... aunque las pistas siempre estuvieran ante mis ojos, no fui capaz de entenderlas hasta ahora
— No entiendo, Ruri —negó Kyojuro tratando de concentrarse en ella, ya que en esos momentos lucia tan frágil que parecía que podría romperse en cualquier momento. La peliverde solía podía negar en silencio ante sus palabras
Rengoku paseó su mirada hacia Umiren que seguía en la misma posición sin moverse. Su verde mirada desprovista de emociones estaba fija en Ruri, parecía ser que él también estaba escuchando atentamente lo que ella tuviera que decir, sin embargo sus manos estaban apretadas en forma de puños con tal fuerza que estaba sangrando
— Kyojuro ¿qué fue lo que me dijo Ubuyashiki-san cuando nos llamó a ambos ese día? —le cuestionó enseguida haciendo que su enfoque se moviera de nuevo a ella
— Oyakata-sama... —susurró Rengoku al recordar que ese gentil hombre ya había partido con una parte de su familia— Él dijo que tuvo un sueño
— Si, un sueño en donde veía un vientre materno y dos pequeños crecer en el —siguió hablando Ruri mientras se tomaba una pausa para respirar profundo— uno de ellos estaba acompañado por la oscuridad, guiado en el camino de la noche —añadió apuntando con su espada en dirección a Umiren
— Y otro que era acompañado por la luz, guiado por el camino de la luz —completó Kyojuro mientras veía a la peliverde
