1. ¿Cómo lo conocí?

210 25 8
                                    

(1 año atrás)

1. ¿Cómo lo conocí?

Lo conocí de la siguiente forma. ¡Miren qué casual!

Iba bajando las amplias y horrendas escaleras de mi colegio, abro paréntesis, nunca me llegó a agradar ese lugar.

Siempre guardo mi teléfono en el bolsillo de mi camisa, sí, ese que está encima de una de mis chichis. La cuestión es que palpé la zona, buscándolo y me alarmé al descubrir que no estaba.

Inmediatamente les pregunté a mis amigas, que iban algunos escalones más abajo que yo. Bueno, no les pregunté realmente, más bien les grité entrando en pánico y con posibilidades de entrar en shock. O sea, ¡es mi celular!

-¡Toqué mis chichis y no está ahí! ¡Se me ha perdido el celular!

Taylor, una de mis mejores amigas, levantó su mano izquierda, en la que estaba ese precioso aparato y me tranquilicé al instante. Es como si me hubieran dado la noticia de que las pizzas con piña no se iban a extinguir.

Amaba las pizzas hawaianas.

Entonces, escuché su voz.

Lo había visto antes, ¿cómo no verlo, si estaba justo en el salón de al lado?

¡Ah! ¡Por cierto! También está el dato que había notado su presencia porque es, desde luego, el chico más sexy de su clase, y de paso, de todas las clases. Tenía un par de ojos exóticamente bellos que electrizaban a mi pobre cerebrito, matando a las neuronas que necesitaría con locura la semana de exámenes.

-¿Qué chichis?

Por su tono de voz, supe inmediatamente que se estaba burlando. La oración completa debería haber sido: ¿Qué chichis? ¡Si ni siquiera tienes!

¿Que cómo sabía que se estaba refiriendo a eso?

Porque mi vida es una gran mezcla de emociones y de insultos, por lo que puedo prevenir sus llegadas antes incluso de que la otra persona lo piense. Ya es algo así como un talento.

-Bueno, al menos no tengo los pezones pegados a las costillas como muchas otras...__miré hacia abajo, hacia ese bulto (¡Ojo! No tan grande) que se hacía en mi camisa de uniforme por causa de mis chichis.__-No son tan grandes pero sobreviviré.

¡Qué más da! Si no puedes evitar el golpe, ríete como si fuera uno de esos chistes buenísimos que te dejan con dolor en la panza de tanto reír.

Su carcajada me sorprendió un poco, pero me asombré aún más con lo que dijo después.

-¿Cómo te llamas?__preguntó con ese tono un tanto seductor que ya me habían advertido que solía usar.

-¿Eh?__dije haciéndome la soviética porque, si bien no tendré mucha experiencia con chicos, he visto en mi corta existencia, más telenovelas y dramas de los que podrían llegar a imaginar. Hacerse la idiota en estos casos no tenía ninguna ventaja, pero me gustaba abusar de mi talento ignato de fingir ignorancia para que no vean lo brillante que soy.

-Pregunté tu nombre...

-¿Más o menos por qué quieres saberlo?__trataba de no mirarlo mucho, en serio, sus ojos demandaban demasiada atención, eran algo así como un campo magnético en la plena potencia de un agujero negro.

^^Eso se oyó muy raro.

^^Gracias subconsciente, pero no te necesito ahora.

-Me caes bien, eres graciosa...

-Y tú eres raro...__dije casi sin pensar. Una nueva interrogante se había formado en mi pequeño cerebrito.

-¿Por qué?__su tono de voz ahora sonaba divertido, curioso, expectante. Vale, ya se entendió. Creo que usé demasiados adjetivos y eso, obviamente, no tiene NADA que ver con que Sebastián sea tan bello.

BFF [Best Friends Forever]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora