32. ¡Qué risa!

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32. ¡Qué risa!

Mamá y papá aún estaban abajo, hablando con policías y abogados. Habían llamado a muchos de sus contactos y estaban verdaderamente cabreados por no tener pistas.

Ninguna cámara lo vio entrar.

Ninguna lo vio salir.

Sebas y yo subimos a mi cuarto a ver muñequitos, "El emperador y sus locuras", para ser exactos. La diferencia era que no me estaba haciendo tanta gracia como siempre. Él estaba sentado en la cama y yo recostada en sus piernas, de lado.

Me incorporé y eché mi húmedo cabello hacia atrás.

-Gracias por hacerme caso__le dije, no habíamos intercambiado muchas palabras que digamos en el tiempo que llevábamos aquí. Él se limitaba a mirar al vacío y yo a torturame pensando en todo lo que me había pasado. Intentaba buscar un patrón, una pista, algo que pudiese ayudar, pero no servía de mucho.

Creo que ya les mencioné que el trabajo de investigadora no me venía bien, ni ningún trabajo en particular.

-Por no irte, gracias__repetí, al no tener respuesta__.

-Pues por nada, ahora no lo encuentran__dice, totalmente serio.

-Tenía mucho miedo de que te pasara algo.

-No me iba a pasar nada__cortó.

-Eso no lo sabes.

-Te digo que...

-Ok, Superman...__lo interrumpí__-Quisiera saber qué harías si me lanzara a una casa en llamas para atrapar a un criminal yo sola, porque fue casi lo mismo lo que intentabas hacer.

-Umm...__fingió pensarlo, con expresión divertida__-No lo harías, eres muy pendeja.

Reí.

Y él también lo hizo.

-¡No se puede contigo!

-No, de verdad que no, mira que mis padres me lo dicen__admitió, encogiéndose de hombros.

Reí de nuevo y luego me puse seria, la bipolaridad gobierna este cuerpo, ya no hay dudas.

-Te quiero, Sebastián__solté. No podía siquiera imaginar que le pasara algo malo, y menos por mi culpa. Es ese algo que toda la vida me pasé sintiendo que faltaba en mí. Un amor, de esos que sientes tan dentro de ti que ni siquiera lo notas, hasta que es demasiado grande y se sale por las rendijas, para luego esparcirse como veneno, cambiando todo, todo lo que una vez conociste o quisiste hacer. Sebastián me quita el aliento, y me da vida; me da fuerzas, y un profundo temor; me hace amar, y al mismo tiempo odiar, odiar a ese bastardo que no me permite ser totalmente real, que me persigue en las sombras y me impide vivir este amor con él.

¡Joder! ¡Si hasta parece que me he leído un libro de Pablo Neruda!

Él se me quedó viendo, serio y sorprendido. Nunca le había dicho algo así, no más en bromas.

-Te quiero, y si te pasa algo malo por mi culpa...

-Shhh....__me interrumpió y se acercó para abrazarme. Luego, cerca de mi oído, susurró:

-Punto número uno: yo también te quiero bebé...__sonreí__-Y número dos: no me va a pasar nada y definitivamente, nada de esto es culpa tuya.

Nos miramos a los ojos, separándonos un poco. Sonreí, y me senté sobre sus piernas para besarlo.

Fue un beso suave y tierno, un gesto que me tranquilizó y me llenó de esperanzas. Cuando estoy con él, simplemente puedo creer que todo saldrá bien, que nada nos pasará.

BFF [Best Friends Forever]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora