Capítulo 21

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Cerré la puerta y giré en dirección a ellas, ambas mantenían un abrazo lateral y yo iba siguiéndoles detrás para ingresar al hospital.

No podía dejar de mirar que tocaba de vez en cuando su costado derecho, a pesar de que mostraba que no le dolía muy en el fondo le pesaba el dolor.
Una vez ingresamos, el doctor la atendió de inmediato.

Mientras ella se encontraba dentro con el médico a nosotras nos pidieron información sobre Rebecca, cosa que Natalia se ofreció a hacer debido a que ella la conoce un poco más.
Y yo para calmar los nervios de todo lo que ha estado pasando decidí ir a la cafetería que se encontraba en la planta media del hospital.

Noté que ella había dejado de dar información debido a que la enfermera estaba atendiendo a otro paciente, así que aproveché para preguntar.

-Hey Natalia, ¿quieres algo de la cafetería?-. Ella volteó hacía a mí.

-Estaría bien un café americano, por favor-.

-Bien, ahorita vuelvo-. Ella asintió y siguió dando datos sobre lo ocurrido a la enfermera que ya había vuelto a su puesto .

Mis pensamientos volvían a hacer de las suyas ocupando mi mente mientras me dirigía a la cafetería, haciéndome preguntas algo confusas que ni siquiera sabía que responder. Toda mi vida ha sido una locura.

Tenía dudas; muchas, de todas ellas sólo una cabía en mi mente las veinticuatro horas del día, ¿por qué el destino nos alejó, y después nos volvía a poner en el mismo rumbo? ¿Acaso la promesa de: siempre estaremos juntas, existía aún? No lo he comprendido todavía, sobre todo a ella, ¿el dañarse a sí misma? ¿Para qué? Eso solamente me comprobaría de que sí está loca. Sin duda tendremos una larga charla sobre ésto.

Al llegar pedí amablemente a la señorita que trabajaba detrás de la barra dos cafés. Espere un momento a que estuviesen listos y en ese entonces mi celular comenzó a sonar, al sacarlo de mi pantalón vi la pantalla y se trataba de una llamada realizada por mi padre, con desganas contesté.

-Papá ¿cómo estás?-. Sabía para qué había llamado.

-¡Como se te ocurre hacer eso Ashley Elizabeth Fliehr! ¡Pudiste haber hecho cualquier otra cosa menos eso, caray!-. Sí, sus regaños. Regaños que justo ahora no quiero soportar.

-A ver papá cálmate, estoy bien, no hice nada malo sólo pise el ring por un rato, además no debes alterarte ¿recuerdas? Puede afectarte-.

-¿Cómo quieres que me tranquilice si te vi ahí en acción con todas las demás? Acaso no pudiste no sé, ¿dejar que sucediera y no arriesgarte? Por Dios Elizabeth-. Sí, además se encuentra demasiado furioso.

-Papá, por favor no fue nada, quién salió herida no fui yo, fue la testaruda de Rebecca-.

-Espera ¿qué?... ¿Ella está bien?-. Por fin se tranquilizó, gracias al cielo.

-Esperemos que sí, ahorita estoy en el hospital con Natalia, a Becky la están revisando para ver que riesgos hay respecto al golpe que recibió-. No pude evitar dejar salir un suspiro de frustración.

-Hey, perdona yo pensé que habías sido tú, cuando miré el televisor la cámara no captó bien el ángulo y parecía que tú estabas herida, además la sangre en tus manos me lo decía todo-. Ay, papá nunca vas a cambiar.

-Espera un momento-.

La señorita dejó los cafés en la barra y yo le entregué el dólar, le dí las gracias mientras que colocaba entre mi hombro y la oreja, mi celular. Tomé los dos cafés y fui hacía Natalia.

-Tranquilo, estoy bien. Es sólo Rebecca ella también va a estar bien. Sólo fue el susto y el golpe que porta en la cara-.

-Bien, bueno no dudes en ponerme al tanto de lo que pase con ella. Sabes bien que tanto tú y ella me importan. Pero por favor, evita hacer eso cuando las cosas se pongan feas-. Entregué el café a Natalia ella agradeciendo el gesto, acto seguido me senté en la silla que se encontraba al lado.

-Entendido, pero ya relájate estoy bien. No es nada, hemos salido de tantas ¿de acuerdo? Tú mismo lo sabes-.

-Lo sé Ash, me tranquiliza un poco el saber que no fuiste tú, pero lo de Becky también me interesa, mandale saludos de mi parte y dile que ya no haga tonterías por favor, esa chica debe cuidarse-. Ajá, sobre todo cuidarse así misma.

-Sí papá, un beso te habló más tarde cuídate-.

-Igual tú-.

-Adiós papá-.

-Adiós mi pequeña-. A pesar de tener cierta edad él no cambiará el hecho de llamarme así.

Colgó y guarde mi celular en la parte delantera del bolsillo de mi pantalón.

Esperábamos en silencio sentadas en la sala de espera, información alguna sobre el estado de Becky, pero gracias a mi tan buena memoria recordé que cierta persona me debía explicación.
Tomando un sorbo a mi café giré en dirección a Natalia quedando así cara a cara.

-Y, bueno. ¿Me vas a explicar bien qué fue lo que sucedió?-. Recibí silencio de su parte, estaba evadiendo mi mirada a toda costa. Eso fue un error de su parte.

-Natalia mírame, ahorita mismo me vas a explicar que cojones acaba de suceder allá en la compañía, quiero una respuesta, no tu silencio-. A duras penas volteó a verme, no podía sostenerme la mirada, pero al final decidió hablar.

-Nosotras... Bueno, es que... ¡Ah! ¡Me es difícil!-. Dijo a regañadientes. Se levantó de su asiento y camino de un lado a otro tratando de calmarse. Bebió de su café y después de un rato volvió a su asiento.

-Eh, tranquila. A ver en este momento no pienses en qué pasará con ustedes, no me veas como tu gerente. Así que ten la confianza de decirme que pasó ahí, por favor sé sincera-. Se miraba indecisa al igual que nerviosa, no dejaba de mover sus manos buscando algo con que animarse, apoyé una de mis manos en su hombro dándole un ligero apretón ayudándole a que se decidiera.

-Bien verás, ohm, sólo puedo decirte que lo del golpe no fue actuado, el acto se salió de control y fue un caos. El golpe fue de verdad es por ello que me siento nerviosa, además de que no dejas de mirarme como si quisieras mandarme a hacerle segunda a Lynch allá dentro, eso sin dejar de pensar que pudo haber salido peor si no hubiese sido por ti que la alejaste a tiempo-. Sonrió algo apenada. Pero no puedo negar que hay algo de razón en ello, no había estado prestado atención a eso.

Pudo haber sido peor si no hubiese intervenido.

Quité mi mano de su hombro y me la llevé a la frente, y yo que pensé que todo esto era planeado, mi estado se encontraba en trance. ¿Era cierto? Ahora sí, Rebecca me va a tener que escuchar o la mandaré a un manicomio de por vida ¿Cómo rayos no se le ocurrió que algo así pasaría? Ella pensaba antes de actuar, ahora sólo hace lo que la mente le dicta.

-¿Sabes el por qué lo hizo?-. Pregunté de vuelta viéndola a la cara.

-No, y si lo supiera ya te lo hubiera dicho, pero no sé nada de sus planes. Ella simplemente decía y actuaba, además de ser muy ella. Tú la conoces-. Sí, sobre todo conocerla ahora.

-Han pasado meses, años para ser específica y, ¿quieres que piense que sigue siendo la misma?-. Vaya ironía.

-Tienes razón siento haberlo dicho así pero a pesar del cambio en el fondo sigue siendo la misma. Desde lo que sucedió entre ustedes hace tiempo, la ha dejado mal, no se desahoga con nadie, solamente estando en el ring. Incluso evade temas y se cierra a su propio mundo.

Ahora veo que sé, de qué va el problema. El sentimiento sigue siendo mutuo Becks y para evadirlo haces de todo para que no salgan, ambas estuvimos igual, pero el destino nos volvió a juntar.

Como si no hubiera pasado por lo mismo.










Trataré de ya no dejarla de actualizar mucho tiempo. He aquí un capítulo más. Disfrútenlo. Nos leeremos luego :)



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