...
Después de mi pequeña charla con mis pensamientos y una callada Natalia a mi lado, el doctor apareció.
-¿Ustedes son parientes de la señora Rebecca Quin?-. Nos preguntó a la par que se aproximaba hacía nuestra dirección.
Ambas asentimos.
-Somos sus amigas-. Mencionó Natalia.
Él nos respondió con un pequeño "de acuerdo" sin despegar la vista de la información que le había entregado la enfermera unos minutos antes.-Bueno la situación es complicada debido al golpe que proporciona en el lado izquierdo del pómulo, para ello le hicimos una radiografía para confirmar si hay algún daño con el músculo de la cara. Por el momento he controlado la hemorragia que tenía-. Vaya cosas.
-¿Necesitará crugía?-. De nuevo Natalia hizo la pregunta.
-Sí. Sólo que ella niega a hacerse dicha operación-. Ella y sus cosas sin sentido.
-¿Cómo qué no?-. Natalia parecía frustrada con ella, al igual que yo.
-Así es, ella está decidida a no querer operarse, me dijo que no era necesario, que le recetará nada más que antiinflamatorios y que además era un exagerado-. Finalizó, yo quería reírme por su necedad sin emabrgo me detuve, era un momento serio y no quería echar a reír delante de los dos como una loca a quien le hubiesen contado algún chiste.
Porque para mí sí que lo era.
-Tranquila Natalia, hablaré con ella. Confía en mí-. Ella desconcertada asintió y miré al doctor enfrente nuestro confundido.
-¿Podría verla al consultorio?-. Pregunté al doctor y él asintió.
-Por aquí por favor-.
Antes de seguirlo por el extenso pasillo, giré mi rostro hacia Natalia y le dí un guiño, ojalá capte lo que significa.
Ahora entiendo.
Lo que Rebecca había estado haciendo era evadir el sentimiento.
Todo debido a mí.
BECKY
Estar en un hospital no era de mis lugares favoritos, pensar que ocupaba operación y estar días, semanas e incluso meses era terrible de pensar.
Y eso fue lo que le hice saber a cierto doctor que me trataba de convencer. Pues fuese cual fuese la situación no estaría en uno jamás. Le dije que solo me recomendara reposo en casa y algunos medicamentos además de antiinflamatorios, pero eso le pareció tan gracioso que se echó a reír en mi cara para al final mirarme incrédulo y algo nervioso debido a que mí semblante lo notó serio, dándole a entender que hablaba de verdad y que exageraba a su manera la situación.
Al final él salió en busca de las radiografías que había mandado a hacer para verificar si no tenía daño perjudicial alguno.
Mientras esperaba sentada frente al escritorio solitario me mantenía en mis pensamientos, unos tras otros, algunos algo agobiantes, otros no muy bien recibidos y el resto sobre todo el asunto de mi vida. El cambio drástico de las cosas a mi alrededor, unas para bien, y, otras para mal.
Estaba tan tranquila para ser sincera, y no era la primera vez que ingresaba a uno, pero a decir verdad temía estar en uno por horas ya sea por cualquier situación, me traían malos recuerdos, tristeza, dolor, agonía. En pocas palabras, no era algo apreciable.
Comencé a desesperarme ya que me sentía asfixiar aquí dentro, miré mi reloj que portaba en mi mano izquierda y era algo tarde.
Ya quería largarme de aquí, pero eso parece imposible.
Justo cuando decidí irme sin ser vista, alguien del otro lado de la puerta abrió antes que yo.
Para mi desgracia no era el doctor, si no ella. Mi pesadilla.
Me tomó por sorpresa el echó de que estuviese aún aquí a pesar de los problemas que tenía por lidiar a causa mía. Sin embargo eso no dejó que mi mente dejase de pensar el echo de que también ambas estábamos solas por primera vez en una orden de paz.Hicimos contacto visual llegando a ocasionar un silencio tranquilo y un ambiente algo tenso a nuestro alrededor, ella desvío primero la vista carraspeando un poco antes de hablar.
-Nos ha dicho el médico que te impones a tratar una cirugía-. Dijo al pasar por un lado de mí después de haber cerrado la puerta tras de ella.
-Así es, y si vienes a tratar de convencerme, lo siento no será nada fácil, mi decisión está tomada-. Ella sonrió, irónicamente esa clase de sonrisas es de advertencia por tramar algún tipo de cosas. Lo que me desconcertó un poco.
Ella miraba detrás de la pequeña ventana del consultorio, suspiró y volteó a verme. Se acercó un poco guardando distancia para después decirme:
-¿En serio lo crees?-. De nuevo esa sonrisa, joder algo no está bien.
-Sí, estoy segura. Además, no pensé que el doctor tardara mucho por solo unos exámenes médicos-. Bufé e intenté abrir la puerta, pero ésta pareció atascarse de otro lado por lo que jalé varias veces logrando sin éxito abrirla.
Al darme vuelta me encontré muy cerca de Ashley logrando ver sus ojos azules mirándome detenidamente al igual que yo a ella.
Perdidas en nuestro momento intenté alejarme, pero eso fue imposible ya que mi espalda chocó de lleno a la puerta, eso sólo significaba una cosa, me encontraba sin salida.
Además estaba demasiado cerca de la chica que me ocasionaba un sin fin de emociones. De todas ellas, el amor que siempre le he tenido.
Perdiendo el miedo me acerque lo suficiente cortando la pequeña distancia entre las dos, comenzando así un beso lento y suave al ritmo de nuestras respiraciones.
Ya vale, hay algunas cosas por las que demoro mucho en acabar la historia, pero eso no me detendrá para darle un fin, y sí sobre actualizar más. Bueno un cap más, saludos, y nos leeremos pronto. :)
ESTÁS LEYENDO
Polos Opuestos.
Science FictionBien dicen que los polos opuestos siempre se atraen, pero ¿qué pensará Becky Lynch sobre eso, al tener frente a ella a Charlotte Flair su rivalidad más grande en la historia? Sin más que decir, demos inicio a esta historia.