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Seungcheol

Aún recordaba el tatuaje que existía en su clavícula. Lo mantenía fresco en su mente como si hubiese sido ayer. Fue todo gracias a su hermano. Lo había dibujado especialmente para él.

Oye Seungcheol, te quiero regalar esto. – sus manos mostraron una página perfecta sin dobleces ni borrones. En su contenido había una espada con cadenas.

La espada era fina de doble filo, su agarre estaba siendo sujetado por un candado nuevo mientras el resto de la espada estaba siendo atrapada por un grupo de cadenas anchas y pesadas. Deteniendo cualquier movimiento que pudiese hacer. 

– La espada eres tú.

– ¿Por qué está rodeada de cadenas?

– Siempre has dicho que padre te da dolores de cabeza, te impide hacer las cosas que más amas y te sientes enjaulado. Quise tipificar tu dolor de una manera más memorable y menos explícita. Sé que no es mucho pero no quiero verte tan afligido por el mal rato que pasas diariamente.

– Me encantaría tatuármelo. – los ojos de su hermano se abrieron junto con su boca. – ¿Qué? ¿Sorprendido? – Seokmin lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja aplaudiendo rápidamente de la emoción. – Es más, iré ahora mismo. ¿Quieres venir conmigo? – asintió con rapidez y fue a abrir la puerta de su habitación. Mientras más rápido fueran más feliz estaría.

Sin embargo, justo detrás de la puerta estaba la figura más detestada por su persona. Su padre. Seungcheol sabía que sus oídos escucharon todo lo que fue dicho. No le dio importancia, alguna vez iba a ver el tatuaje. Sus padres lo reprendían por todo lo que hacía, qué mejor manera de sentirse motivado que hacer lo que ellos más odian. Odiaba que lo tacharan por rebelde, pero ¿realmente intentar ser feliz era ser un malcriado irrespetuoso? Ganar la felicidad personal no depende del resto de las personas, no depende de absolutamente nadie más.

– Nadie se hará ningún tatuaje.

– ¿Puedo saber el porqué? – No intentaba faltar al respeto, ni siquiera tenía ánimos para discutir. Pero, las discusiones se habían vuelto tan normales que hablarle a su padre de esa manera se había vuelto costumbre. Cambiar costumbres de la noche a la mañana no es fácil, mucho menos si se incitaba seguir con ella por mucho más tiempo.

– Porque lo digo yo. No hay manera que un Choi se haga un tatuaje. ¿No te cansas de causarnos tantos dolores de cabeza? Colmas mi paciencia Seungcheol, no aprecias lo que hemos hecho por ti. Te damos todo lo que necesitas, naciste con prestigio y sabes que muy pocos son afortunados de tenerlo. Y nos pagas de la peor manera. Queriendo ser rebelde, por querer ser "diferente a nosotros". Acéptalo, jamás serás diferente a los de tu clase, al fin y al cabo la cadena sigue y tendrás hijos que saldrán como tú. Sabrás lo horrible que es la crianza cuando una persona decide hacer su propio camino ignorando sus responsabilidades.

– ¿Y qué si quiero que mis hijos sean felices? ¿Qué tiene de malo querer hacer mi propio camino?

– No lo entiendes. No es hacer tu propio camino. Es las ideas que tienes.

– ¿Las ideas son malas?

No perderé mi tiempo contigo. Dije que no te harás un tatuaje y se acabó. – y sin más se fue. Seungcheol miró a su hermano quien mordía su labio inferior con miedo de que su padre lo golpeara si hacía algo malo.

Voces [Seoksoo/Jeongcheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora