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Eran las diez de la noche, la lluvia seguía en todo su esplendor pero con menos fuerza que antes. Seokmin notó la ausencia de su hermano pero no fue a buscarlo, por lo menos no hasta ahora. Sabía que Seungcheol estaba igual o peor de afectado que él por el tema de Jeonghan y Jisoo. Él lo sentía también. Era ese sentir de querer hacer algo mas no poder mover ni un dedo. Sin dirección, sin instrucciones. No había nada para hacer. Solo desear.

Los chicos se habían despedido y poco a poco la casa comenzó a vaciarse. Seokmin fue en busca de su hermano, no debía estar tan lejos. Sus ropas terminaron mojadas por completo al igual que sus cabellos. En un instante, como en un parpadeo, cerró sus ojos. Algo parecía darle martillazos constantemente a su cabeza sin parar. No escuchó más lluvia, se volvió sordo.

Al abrir sus debilitados ojos se encontró con la sorpresa de que había cambiado de lugar. Sus pies descalzos pisaban el techo de un edificio aparentemente abandonado, el polvo grisáceo del suelo se convirtió en un pequeño tornado entre sus piernas, las piedras rodearon sus pies siendo llevadas por el tornado. Sus ojos se dirigieron al frente, habían más edificios abandonados, recién comenzaba el rayar del alba y el aire parecía estar contaminado. El edificio donde se encontraba parecía ser de algunos doce pisos, suficientemente alto como para tenerle algo de miedo. Su cabeza se asomó por el risco, una caída traía la muerte segura.

Tragó con dificultad corriendo lejos del lugar. No había ninguna puerta o escapatoria, ¿qué iba a hacer? Algo le decía que corriera hacia ese risco, que saltara, después de todo era su imaginación, sobreviviría.

¿Verdad?

Mordió su labio inferior y sin pensarlo dos veces corrió. Sin embargo, se arrepintió. No quería hacerlo, aunque, ya era demasiado tarde para pensarlo pues estaba cayendo. Sus manos intentaron agarrarse de algo que lo ayudara a sobrevivir. Gritó por ayuda. Sus amigos se habían ido, no lo iban a escuchar. Su hermano no estaba y Jisoo fue el único nombre que pudo soltar.

Como si de un milagro tratase, dos manos atraparon su camisa alzándolo con prisa. Cuando Seokmin pudo recostar su cuerpo en el piso comenzó a agradecer sin haber siquiera mirado a la persona. Vio su vida pasar a través de sus ojos en apenas dos minutos. ¡Casi moría por su estupidez!

Cariño, ¿cuándo te volviste un tonto? ¿Cómo se te ocurre caer por un precipicio? – Jisoo estaba sentado con sus piernas cruzadas peinando los cabellos de Seokmin quien seguía congelado ante la sorpresa.

– Jisoo... Dios, no sabes lo loca que está mi mente desde que desapareciste. Yo...

– Estaba buscando algo, realmente pido que me disculpes, no sabía que iba a caer. – Seokmin escuchó una voz idéntica a la suya cerca de ellos. ¿Una voz idéntica a la suya? ¿Era eso posible? – ¿Estás listo para irnos?

¿Nos están esperando?

– Sí, Jeonghan está ansioso de que lleguemos.

Seokmin sintió que estaba siendo excluido de algo que él debía estar presente. Llamó a Jisoo repetidas veces, le dijo que lo mirara, que le respondiera sus preguntas, sin embargo, Jisoo parecía no escucharlo en absoluto. En cambio, su otro yo era quien lo observaba con detenimiento.

– ¿Sabes qué es lo que me molesta de ti? – soltó con una voz arisca. – Eres muy indeciso. Me tienes cansado. Escúchame bien Seokmin, cuando tengas ganas de hacer algo hazlo, deja de pensar en las estupideces de los demás. ¿Quieres vivir tú o quieres que los demás vivan por ti? – Seokmin sintió que no debía responder esa pregunta. Su yo frente a él parecía querer empujarlo por el precipicio. – No respondes, bien. Entonces dime, ¿con quién te quedas?

– ¿Qué?

– Muy bien me oíste. De ahora en adelante tu decisión vale mucho. Digamos que una o dos vidas dependen de ello. – sonrió levemente y continuó. – ¿Dónde estás parado? Y no hablo literalmente, no hablo del edificio. ¿Dónde está tu corazón? ¿Con quién está? ¿Por quién palpita más? Contesta Seokmin, ¿con cuál de los dos te quedarás?

[...]

El suelo estaba mojado, sus ojos se abrieron lentamente, con cuidado se puso de pie y observó su alrededor. Su hermano estaba sentado a su lado mirando a un punto muerto. Parecía estar en su mundo desde hace un largo rato. Lo llamó un par de veces hasta que conectaron sus ojos por leves segundos. Luego Seokmin suspiró poniéndose de pie.

– Recordé algo. – Seungcheol alzó las cejas atento a lo que diría su hermano. – Un día. Estaba sentado en la sala de nuestro hogar, no había nadie. Tú estabas en una fiesta y nuestros padres habían salido a cenar. Me sentía solo a pesar de tener tanto. Ese día, tal vez por el aburrimiento, deseé que nuestras vidas dieran un giro distinto, le pedí a la vida que me sorprendiera porque odiaba tener tanto de lo mismo. Creo que entendí el porqué de nuestra falsa vida durante ese coma.

– ¿Tanto de lo mismo?

– Me estaba cansando de la vida que tenía. Te lo digo Seungcheol, todo en exceso es malo. – Seungcheol pidió que fuese más específico. – Me cansaba tener unos padres amables, tan amorosos... No me quejo de cuánto nos amaban, pero ser complacido en todo tampoco es bueno. Tenemos suerte que no habernos criado caprichosos, o al menos eso creo. Me estaba cansando de todo.

– Eres humano. Yo no recuerdo nada aún pero alguien me dijo que debía hacerlo y créeme, lo estoy intentando. Y por lo de querer otra vida, no puedo culparte, comprendo tu situación.

Hubo un momento de silencio en donde ambos miraron al cielo y suspiraron. Tomaron el mismo impulso desde lo más profundo de su interior, sin pensarlo más abrieron su boca y gritaron. Gritaron tan alto como pudieron quedando casi sin voz. Se miraron al finalizar empezando a reír. Habían pasado por tantas locuras juntos que nunca se habían dado cuenta de lo bien que la pasaban. De lo bonito que era tener un compañero de estupideces en la vida. Uno que no juzga pero siempre intenta corregirte. Esa persona puede ser un amigo, una pareja y en este caso, un hermano de por vida.

– Seungcheol... ¿qué haremos ahora?

– Buscaremos la manera de arreglar las cosas. Recuperaremos nuestra memoria, los recuperaremos a ellos.

– ¿Y si eso no sucede? ¿Y si nunca recordamos? ¿Qué tal si nunca los recuperamos? – Seokmin pensaba seguir pero su yo de hace rato le prohibió ser inseguro. Suspiró derrotado.

– No estamos solos en esto. Tenemos ayuda, mientras nadie nos interrumpa. Lograremos esto. – respiró lentamente dando por terminada la conversación con la última pregunta.Estamos a punto de cruzar la línea del límite Seokmin, ¿estás seguro de seguir?

– Hemos pasado por tantas cosas que rendirme ahora sería una estupidez.

Volvieron a mirar al cielo. Esta vez suspiraron cayendo al suelo derrotados por el cansancio. Aún con los ojos abiertos sonrieron levemente y saludaron a la luna junto a las estrellas. Había dejado de llover y ellos seguían empapados.

– Seokmin...

– ¿Mmm?

– ¿En qué mundo te quedarás? – ambos pares de ojos se conectaron otra vez. Seokmin alzó sus hombros despreocupado sin tener respuesta aún.

– ¿Y qué me dices tú Cheol?

– ¿En qué mundo me quedaré? – Seokmin negó con una pequeña sonrisa. – ¿Entonces?

– ¿Con cuál de los dos te quedarás?

Q.

Voces [Seoksoo/Jeongcheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora