capítulo once.

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[ERICK]

—No lo sé, Sebas —me dejé caer de espaldas sobre la cama, con el teléfono aferrado a mi mano—. Creo que deberías rechazarlo, Parker siempre ha sido un imbécil, solo quiere utilizarte.

—Has dicho lo mismo de todos mis pretendientes.

Me encogí de hombros aunque él no pudiera verme—. No tengo la culpa de que tu culo sea tan codiciado.


—No sé si darte las gracias o mandarte a la mierda —se quejo—. Así que haré ambas, gracias y vete a la mierda.


—Con todas las veces que tu me has enviado allí, ya debería conocerme el camino de memoria. —bromee antes de ponerme serio—. Te lo digo en serio, rechaza al imbécil. He oído cosas de él que ni siquiera se comparan con los cuentos que me contabas cuando eramos pequeños para asustarme.


—Aun recuerdo como salias corriendo de mi casa con tu osito de peluche en la mano —rió—. Y ni siquiera eran buenas historias.


—Maldito idiota, casi logras que me quiebre un pie saltando la cerca trasera cuando me gritaste que Mr. Boddly venía detrás de mi desde la ventana de tu habitación.


—Oh joder, ¿aun recuerdas eso? —se carcajeo—. Tu pijama de Toy Story quedo arruinado cuando te enganchaste en los arbustos.

—Amaba esa cosa y por tu culpa quedo arruinada.


—Tu le arrancaste la cabeza a todos mis peluches de gatitos después de eso. —hizo un sonido ahogado—. Pero volviendo al tema de Parker, creo que voy a hacerte caso, no quiero entrar en ningún tipo de relación.

—Mejor solo que mal acompañado. —me hice eco del tan conocido dicho—. Solo dicelo antes de que...

—¡Jodido imbécil, quédate quieto!


Me senté de golpe cuando la voz masculina flotó desde la ventana abierta de mi habitación. Agudizando mi oído, intente escuchar algún sonido pero todo se quedo en silencio. Diciéndome mentalmente que seguramente eran algunos de los niños de la cuadra, aprovechando la ausencia de sus padres para decir groserías, me dejé caer nuevamente en la cama.

—¿Sigues ahí?


—Aquí estoy —respondí—. Me distraje. Te estaba diciendo que debes decírselo antes de que difunda la noticia de su probable noviazgo, al hijo de perra le encanta...

—¡Eres un idiota, Joel!


Bien, eso no lo había imaginado. Poniéndome de pie, como si tuviese un resorte en el trasero, crucé la habitación y miré por mi ventana, chocando directamente con el rostro de Joel. Di un paso atrás y observé con asombro como el moreno se aferraba a mi ventana y me sonreía. ¿Que carajo estaba sucediendo?


—Sebas te llamo luego —balbucee al rizado, quien estaba gritando mi nombre por el aparato—. Tengo que hacer algo que olvide.


Sin dejarlo responder, corté la llamada y miré a Joel. El chico se mecía de forma extraña lo que me hizo preguntarme como rayos había escalado ya que no había ningún tipo de objeto lo suficientemente alto para llegar a mi ventana desde el jardín trasero.

—¿Que...?


—Te agradecería algo de ayuda aquí, ya que estoy de pie sobre los hombros de Dacel y él esta equilibrándose sobre una caja de madera que encontramos en el basurero cercano. —hizo una mueca—. La cosa no parecía muy resistente cuando la tomamos.


𝖒𝖎 𝖕𝖊𝖖𝖚𝖊ñ𝖔 - joerick (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora