Capítulo treinta.

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[ERICK]
— ...estrellita, estrellita, ¿donde estás? Me pregunto quien serás.

La dulce voz infantil llegó a mis oidos mientras me devolvía sobre mi mismo intentando quitarme las ataduras. Mi cuerpo se congelo y todas las malditas peliculas de terror que habia visto en mi vida volvieron a mi mente en un milisegundo. ¿Por qué rayos siempre insistia en ver peliculas de fantasmas asesinos? Jesús, si salia de esa habitación vivo no volveria a ver una pelicula de terror en mi vida.

La melodía pareció hacerse más fuerte en cada segundo que pasaba y mi mirada se disparo a la puerta cuando el sonido metálico de la cerradura hizo eco sobre la pequeña voz. La perilla giró y mi ceño se frunció cuando unos brillantes rizos rubios aparecieron en el hueco. Ojos oscuros le siguieron junto con una naricita llena de pequeñas pecas. La niña me observó con cuidado por unos segundos antes de finalmente abrir la puerta y adentrarse en la habitación.

Su brillante pijama rosa con un gato al frente me trajo la imagen de Sebas a la mente y por un segundo me pregunté que rayos había sucedido con el chico. Lo único que esperaba era que no lo hubiesen atrapado tambien. El chico era raro pero le tenia cariño.

—Mi papi te atrapó, ¿verdad? —la niña preguntó mientras se arrodillaba frente a mi, su manito acaricio mi mejilla suavemente—. Él es malo pero no te preocupes, te sacaré de aquí antes de que te haga daño.

Dejando un pequeño beso en mi mejilla, acomodó un osito marrón sobre la alfombra, asegurándose que estuviese sentado antes de rodear mi cuerpo y tirar de la cuerda con sus pequeñas manitos. No sabia que estaba sucediendo pero esta infante podia ser mi salvación y pretendia aferrarme a ella.
—¿Cómo te llamas, pequeña? —susurré cuando al fin encontré mi voz.
—Nicky —respondió—. ¿Y tu?
—Erick.
Sus manos se detuvieron—. ¿Eres el Erick de Joel? — Dudé pero vamos, era una niña, ¿que daño podía hacer?
—Si, supongo que soy yo —acepté—. ¿Como conoces a Joel?
Sus manos volvieron a jalar la cuerda—. Él vino aquí antes —comentó—. Es mi amigo.
Esa declaración me sorprendió por un segundo pero luego recordé la verdadera personalidad tierna de Joel y me di cuenta de que seguramente, el chico realmente se había hecho amigo de la pequeña.

Los jalones comenzaron a ser más y más animados pero la cuerda aun seguia aferrada a mis manos. Poniéndose de pie, Nicky le dio una mirada digustada a la misma antes de mirarme con un puchero.

—No se sale. —declaró. Sus ojitos observaron la habitación con cuidado antes de que una sonrisa apareciera en su rostro—. Ya sé.

Apresurándose, rodeó el escritorio y escuche el característico sonido de cajones abriéndose. Luego de unos segundos de arrojar cosas alrededor un pequeño gritito de felicidad escapo de los labios de la niña. No me costó mucho averiguar a que se debia cuando la misma aparecio a un lado del mueble aferrando una navaja con mango de cuero en sus manitos.
—Esto lo cortara. —aseguró.
—Ten cuidado con eso, dulzura. —no pude detenerme de decir.

Lo único que esperaba era que Nicky tuviese más manualidad que yo a su edad porque de no ser así tendria un par de dedos menos cuando saliese de ese lugar. Para mi total sorpresa, la niña engancho la cuerda por el centro, alejandola de mi piel y senti el frío de la navaja cuando la paso por abajo, el corte fue limpio y rápido.

Una vez que tuve las muñecas libres, me frote la piel enrojecida con suavidad. Eso dejaria marcas, maldición.
—Deberias cuidar esto —Nicky me tendió la navaja—. Danna no me deja jugar con cuchillos.

—Creo que es una buena idea. —tomando el instrumento, corte la cuerda de mis pies y miré nuevamente a mi pequeña salvadora—. ¿Ahora qué?

Se encogió de hombros y parecía a punto de decir algo cuando las luces del lugar se apagaron de pronto. Los brazos de Nicky rodearon mi cuello al tiempo que la niña soltaba un grito asustado que pareció romper mi timpano.

El silencio se hizo presente y eso me asusto aun más que la oscuridad en si misma. El aire se respiraba pesado y mi piel estaba tan erizada como un maldito pollo desplumado. La sensación de que algo sucedería de un momento a otro parecía flotar en el aire tan gruesa que supe que hasta Nicky lo había sentido cuando se inclinó a mi oido y susurró asustada:—Debemos escondernos.

Asentí. Estaba de acuerdo con eso, debiamos encontrar un refugio para lo que fuese a suceder. Aferrando la navaja en mi mano, me puse de pie con cuidado con Nicky aun colgada de mi espalda y me dirigi a la puerta, abriéndola solo un poco para poder escuchar lo que sucedia fuera.
Nada.

Solo el maldito silencio ensordecedor. Esto era malo en muchos niveles, las cosas no se pueden poner tan silenciosas de repente. A menos que se esté esperando por algo.
No tuvimos que esperar demasiado a saber lo que se estaba por suceder cuando un gran estruendo se escuchó por toda la casa. Nicky gritó y creo que yo tambien, aunque jamás iba a admitirlo en voz alta.
—¡Escritorio! —chilló la niña, saltando de mi espalda y corriendo hacia el mismo.

Saliendo detrás de ella, me metí debajo del mueble a su lado. Que me tildaran de miedoso pero luego de escuchar a un tipo decir que iba a matarme mi ego podia soportar cualquier cosa. Nicky se acurrucó a mi lado y ambos nos mantuvimos quietos mientras escuchabamos el gran tumulto que parecía estar ocurriendo fuera. Los disparos no tardaron en llegar y ambos nos cubrimos los oídos cuando comenzaron.

[JOEL]

Manteniendo el arma afirmada en mi mano, me agaché en el pasillo que iba al despacho de Holmes en un intento de tener una visión, al menos mental, de mi entorno. El frío del metal en mi mano parecia estar calandome la piel de la mala manera. Personalmente, odiaba utilizar armas. Solo tocaba una si era totalmente necesario. Richard era la puta de las pistolas y no, no estoy hablando con doble sentido. Aunque tambien corre en esa línea.

El sonido de pasos apresurados logró que levantara la mirada y estrechara mis ojos, mirando sobre la pequeña mesa donde me había ocultado. La figura difusa de una persona, apareció como una rafaga. Era un tipo grande, seguramente más grande que yo pero ser  delgado y vestir siempre de negro ayudaba bastante. Apoyando mi espalda en la pared detrás de mi, me deslice sobre mis pies hasta que estuve erguido.

La oscuridad del pasillo me permitía pasar desaparecibido o el tipo era un estupido porqué cuando paso a mi lado, no me costó mucho levantar el arma y golpearlo en la nuca con la culata de la misma. El cuerpo más grande se desplomó como un peso muerto y no pude resistir el impulso infantil de darle una patada. Si, seguramente es deshonroso pero vamos, jamás he tenido de eso.

Una vez que tuve el pasillo libre, corrí la corta distancia que me faltaba para llegar a el despacho. La puerta del mismo cedio bajo mi mano en cuanto giré el pestillo. Con una mirada cautelosa a mi alrededor, me escurría dentro de la habitación. Mi mirada se disparo en cada pequeño rincón del lugar, en busca de peligro pero el lugar estaba vacio.

—Maldición. —susurré.

Había estado totalmente seguro de que Erick estaria allí. Holmes era un imbecil pero tambien era un jodido pomposo. Seguro queria lucirse, mostrandome como lastimaba a mi pequeño sobre su cara alfombra indú. Yo tampoco entendia su mente enferma pero podia anticipar sus ideas estupidas. Menos lo del secuestro, eso se me habia pasado.

Estaba a punto de darme la vuelta para salir a buscar a Kaled cuando un pequeño sonido me detuvo. Era pequeño, una respiración contenida pero eso logró que girara sobre mis talones y volviera a evaluar la habitación.
—¿Erick? —murmuré—. ¿Piccolo?
—¿Jo..? —la voz fue pequeña y debil pero logré ubicarla cerca del escritorio.
—Bebé, ¿donde estás? —me acerqué lentamente—. Sal para que pueda verte, piccolo.

Una cabeza de cabellos disparatados se asomo por el borde del escritorio. La poca iluminación que la luna brindaba por los grandes ventanales que cubrian la pared del fondo de la habitación, me permitio visualizar el color moreno del cabello y los dulces rasgos de Erick. Sus ojos eran cautelosos mientras me evaluaba por lo que di un paso más, esperando que la luz de fuera lograra iluminarme lo suficiente para que el chico pudiera reconocerme.
—Jowy. —gimoteo.
—Hola, piccolo. —susurré mientras lo veía salir de debajo del escritorio y correr a mis brazos.

—Tenía tanto miedo —sollozó contra mi pecho en cuanto pude envolver mis brazos a su alrededor. Un suspiro de alivio escapó de mis labios al sentirlo allí, mi pequeño estaba donde pertencia y no permitira que nadie más lo alejara—. Dijeron que me matarian.
—Nadie va a tocarte un pelo... nunca más. —aseguré.

Comencé a jalarlo hacia la puerta pero se resistio, lo miré esperando una explicación pero el solo apunto hacia el escritorio donde unos brillantes rizos rubios sobresalian, mirándonos fijamente. Sonreí a pesar de la situación.
—Hola, Nicky. —saludé.
—Hola, Joel —devolvio mientras salia de su escondite—. Yo mantuve a tu Erick a salvo. —se jacto.

Miré a Erick quien asintió efusivamente, le sonreí a la pequeña—. Gracias, cariño. Prometo compensarte por esto.

Ella sonrió brillantemente mientras cruzaba la habitación y tomaba un peluche del suelo antes de volver a nosotros, parandose frente a mi—. ¿Me llevas con Danna?

Miré hacia la puerta donde el escándalo parecía hacerse mayor a cada segundo, hice una mueca—. Lo intentaré. —soltando un suspiro, tome a la niña del suelo y se la pase a Erick—. ¿Puedes cargarla?
—Si —aseguró el moreno mientras la sostenia.

Me acerqué y tomé su barbilla para que me mirara—. Si las cosas se complican, quiero que corras con Nicky a la salida más cercana y no mires atrás, ¿entendido?

—¿Qué? —parpadeo—. No voy a dejarte atrás, Joel.
—Lo harás. —aseguré mientras abria la puerta y sondeaba el pasillo en busca de cualquier amenaza.
—No, no lo haré.

Rodé los ojos. A veces olvidaba que la carita bonita de Erick ocultaba un temperamento muy parecido al mío. Soltando un suspiro, me giré hacia él—. Debes proteger a Nicky y debes mantenerte a salvo, piccolo.
—Joel, no...

—Iré detrás de ustedes —aseguré—. Pero no podre hacer nada si siento que pueden estar en peligro,
¿entiendes? Necesito saber que ambos están a salvo.

Erick no parecia complacido pero asintio a regañadientes. Volteandome, oculté la sonrisa de triunfo del chico mientras abria la puerta y me deslizaba por la pared, colocando un brazo frente a Erick para que siguiera mi ejemplo. El niño lo captó rapidamente y los tres nos deslizamos por el lugar.

Mi mirada captó movimiento en la sala y pude distinguir la figura de Kaled mientras intentaba sacarse a un tipo de encima. Me volteé hacia Erick y Nicky.

—Sal por la puerta principal y corre hasta la calle —indiqué—. Luis y Suri están en la camioneta fuera, quedense con ellos.

Dándole un beso rápido y un pequeño empujón en esa dirección, corrí hacia donde se encontraba mi hermano. Otro tipo me interceptó antes de que pudiese llegar a ellos y me lleve un puñetazo que me mareo por un segundo. La poco iluminación me mareo aun más pero logré esquivar el segundo puñetazo y golpear al tipo en el estomago.

Kaled gritó algo y me di cuenta de que tenia más compañía por detrás. Sin más remedio, levante el arma y disparé a la pierna de uno de los tipos, logrando que cayera en un monton desordenado. El otro se abalanzó sobre mi, logrando que el arma resbalara de mi mano. Intenté alcanzarla pero una patada en el estomago me lo impidió. Girandome sobre mi mismo, lance una patada hacia las piernas del tipo logrando desequilibrarlo.

Una vez estuvo en el suelo, me trepe sobre él y comencé a golpear su estupido rostro hasta que me cansé. Mis nudillos dolian para cuando decidí que el tipo estaba lo suficientemente golpeado. Levantándome, limpie mis manos en mis jeans y miré a mi alrededor, encontrando que Kaled se habia logrado deshacer de su atacante.
—Vamonos de aquí antes de que esta mierda se complique más. —ordenó.

Asintiendo, rebusque mi arma en el suelo y la meti en mi bolsillo en cuanto la encontré—. ¿Dónde están Dacel y Richard?

Ni siquiera había podido terminar la pregunta cuando vi una sombra parada en el umbral de la puerta. Girandome hacia ese punto, me congelé cuando visualicé el brillo del metal de un arma bajo la luz de la luna.
—Sorpresa. —musito Holmes, afirmando el arma en la sien de Erick—. Apuesto que no te esperabas esto.
—Hijo de perra... —avance hacia él pero el gemido de dolor del moreno me detuvo.
—Mh-hm —negó, quitándole el seguro al arma—. Muévete y le disparo.

—Jowy... —la voz de Erick era aun más temblorosa que antes, sus ojos aterrados mirándome a través de la oscuridad.

Holmes se rió como un jodido demente—. ¿Quién diría que la pequeña perra fuera a volver a por su amado? Solo consigues a estupidos, Joel. Si se hubiese ido, no lo habría atrapado.

Pude ver a Kaled afirmando su arma en su mano pero ambos sabíamos que Holmes tenia la ventaja ahora. Si le disparabamos, siempre podia apretar el gatillo antes de morir y se llevaría a mi pequeño con él. Eso era algo que no iba a permitir.
—Sueltalo. —gruñí.

—¿O qué? —sonrió brillantemente—. ¿Qué vas a hacer, Joel? Sabes de sobra que un movimiento de mi dedo y tu juguetito pasará a mejor vida.
—¿Qué mierda quieres?
—Hacerte daño —se encogió de hombros antes de mirar a Erick—. Y al parecer di en el punto exacto, ¿eh?
—Tenemos a tu hija —solté, en un intento desesperado—. Le haces daño a él y ella lo paga.

Eso me ganó otra risa—. Haz lo que quieras con la mocosa —se encogió de hombros—. Es solo una pequeña molestia en mi camino, me harías un favor.

—¡Hijo de puta! —grito Erick. El brillo de la hoja fue como una estrella fugaz en el aire antes de que el moreno clavara la cuchilla con un movimiento fluido en la pierna de Holmes.

El tipo gritó cuando su pierna se vio atravesada y Erick aprovechó ese momento para zafarse de su agarre y correr en mi dirección. Holmes maldijo en voz baja antes de levantar el arma hacia Erick nuevamente. En un intento desesperado de cubrirlo, tome la mano que Erick extendía hacia mi y lo cubri con mi cuerpo.
El disparo resonó en toda la habitación.

Volteandome, observé con los ojos enormes como Holmes caia al suelo con un sonido seco. Detrás de él, la figura desgarbada de Richard sosteniendo un arma en su dirección nos sonrió.

—Maldición, solo pude darle en una pierna —soltó el rubio con un mohin antes de que una sonrisa se extendiera en su rostro—. Pero fue jodidamente genial.

Sacudiendo la cabeza, aprete a Erick en mis brazos y di gracias al cielo de tener una familia tan desequilibrada.

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hola! no subo capítulos TAN seguido porque me da pena que se acabe la novela ya, así que le estoy metiendo más intriga haciendoos esperar un poco más jiji 🤭

quedan exactamente dos capítulos + el epílogo 😔

ale.

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𝖒𝖎 𝖕𝖊𝖖𝖚𝖊ñ𝖔 - joerick (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora