Capítulo veintiséis.

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[JOEL]

—No puedo creer que se hayan tomado a golpes. —masculló Erick mientras pasaba un algodón humedo con alcohol por mi rostro, limpiando la sangre de mis heridas—. Y luego, yo soy el adolescente inmaduro, claro.

—En mi defensa, él comenzó —musité, arrepintiendome al instante cuando el moreno me dirigió una mirada fulminante. Le di mi mejor expresión de cachorrito abandonado—. ¿Lo siento?

—Intenta otra cosa —susurró Sebas mientras columpiaba sus pies, sentado sobre la isla—, eso no te esta funcionando.

Lo miré con los ojos estrechados, intentando trasmitirle todo mi fastidio.

El hermano de Erick aún me miraba con odio desde la sala, como si pudiese lanzarme dagas con sus ojos y asesinarme al instante. Y es que si no hubiera sido porque la abuela de Erick nos arrojó un balde de agua helada encima, aun estariamos peleando como perros rabiosos. Debía admitir que el chico tenia buenos movimientos, mi mandíbula latia de manera extraña gracias a él.

Le sonreí a Erick—. ¿Mi sonrisa sigue siendo seductora o Ralph el demoledor la destruyó? — Pude ver como el moreno intentaba ocultar la sonrisa que tiró de sus labios sin mucho éxito.

Sacudió la cabeza suavemente—. No le digas así a mi hermano —se acercó más, limpiando el pequeño corte en mi labio y susurró:— Tu sonrisa sigue igual, no te preocupes.

—¿Sigo siendo sexy?

El niño rió—. Eres tan egocéntrico.

—Amas que sea egocéntrico —me jacté, guiñándole un ojo—. No contestaste a mi pregunta.

—Si, sigues siendo sexy. —aseguró.

Sonriendo, me acerque a él y uni nuestros labios brevemente antes de alejarme y mirarlo a los ojos. Dios, era precioso. No habia una jodida manera en que lo dejará ir nuevamente, aún si me exponia a que Ralph el demoledor volviera a golpearme como antes. Con mucho gusto aceptaria sus golpes si eso queria decir que tendría a Erick para mi.

—Dejen eso a menos que pretendan que otra pelea comience. —Erick se alejó de mi, dejándome ver a su abuela de pie en la puerta mirándonos con curiosidad.

—Lo siento, señora. —susurré.

—Está bien. —miró sobre su hombro un momento, el hermano de Erick había desaparecido de su lugar pero sabia que no habia ido muy lejos ya que podía escucharlo discutir con alguien. La mujer volvió a mirarme antes de hacer un gesto hacia la puerta trasera—. ¿Podemos hablar, joven?

—Joel. —pedí—. Digame Joel.

—Joel, un nombre muy bonito —aseguró mientras abria la puerta—. Sígueme, Joel. ¡Erick haz té y Sebas, alejate de las galletas o engordarás!

Sebas hizo mala cara pero soltó el tazón de galletas que había estado comiendo y bajo de la isla. Erick me dio un guiño antes de hacerme un gesto para que siguiera a su abuela fuera, lo hice. Al menos ahora no corría el riesgo de que me golpearan, al menos eso esperaba. Si la abuela de Erick me golpeaba, matenme. Por favor, peguenme un tiro.

La mujer, de brillante cabello café, se dirigió directamente a un juego de jardín bajo un arbol alejado de la casa y se sentó antes de hacerme un gesto para que copiara sus movimientos en a silla frente a ella. Una vez lo hice, me sonrió.

—Pues, la verdad no tengo ni idea de que decirte —confesó—. Personalmente pienso que Erick es lo suficientemente mayor para tomar sus propias decisiones y confio en la educación que le brindamos, por lo que sé que si te eligió como su pareja es porque vio algo en ti.

—¿No le preocupa mi fama? —pregunté aturdido.

Me miró con cuidado—. Tengo que decir que Gabe tuvo un lenguaje bastante colorido al describirte — sonrió—. ¿Te preocupa a ti tu fama?

Me rasqué la barbilla con nerviosismo antes de suspirar—. Me preocupa cómo va a afectar a Erick.

—¿Que quieres decir?

—He cometido muchos errores, señora. —acepté—. Mi vida ha estado llena de excesos por mucho tiempo y no voy a negar nada de lo que su nieto le haya contado porque seguramente sea cierto. Y pienso, que si él piensa de su propio hermano de esa forma solo porque está conmigo, ¿que será de Erick cuando alguien de afuera lo sepa?

—¿Temes que le hagan daño?

—Moriria si le sucediera algo por mi culpa —admití. Una sonrisa pequeña se hizo lugar en mis labios—. Erick es mi centro, de alguna forma el enano se convirtió en todo lo que quiero. —suspiré, pasandome las manos por el rostro—. Sufro de depresión. Yo... perdí a alguien muy importante en mi vida hace unos años y casi pierdo mi mente. Quería morirme, intenté llevarlo a cabo.

—¿Intentaste suicidarte? —preguntó sorprendida. Asenti—. ¿Erick lo sabe?

Negué—. No, no se lo dije —me mordí la uña del pulgar—. El problema es que en ese momento no estaba perdiéndome solamente yo, sino que estaba arrastrando a toda mi familia conmigo. No queria eso, jamás lo quise. Así que decidí que aparentar era la mejor manera de luchar contra ello, aparentar estar bien para mis seres queridos. —suspiré—. No era feliz pero mi familia no se daba cuenta y estaba bien para mi. Entonces Erick apareció.

—¿Te enamoraste?

Sonreí—. Como un idiota. Su nieto es mi todo y moriría si me lo quitaran. —confesé—. Podria soportar las palizas de Ralph el demoledor todos los días si es necesario pero no voy a dejar a Erick por nada, yo lo quiero y sé que él a mi. —la miré directamente—. Lo amo.

Ella sonrió suavemente—. ¿Sabes? Estoy viviendo un deja vú en este momento.

—¿A qué se refiere?

—Al padre de Erick —me sonrió—. Conozco a los chicos como tu, cariño. Puedes haber cometido muchos errores pero cuando te enamoras, amas con todas tus fuerzas, defiendes lo tuyo con fiereza y proteges a tus seres queridos. Y eso, es exactamente lo que quiero para mi nieto.

—¿Eso quiere decir que...?

—Tu y Erick tienen mi bendición —aseguró—. Pero te voy a advertir de una cosa, lastimalo y lo que Gabe te hizo será un chiste al lado de lo que te haré.

Sonreí—. No se preocupe, no le haré daño —prometí—. ¿Qué pasara con Ralph?

—A Gabe dejamelo a mi —me guiñó un ojo—. Ese niño necesita un par de nalgadas para recordar quién es el mayor aquí.

Erick apareció en ese momento con dos tazas de té y nos miró con curiosidad mientras las dejaba sobre la mesa. Su abuela le guiñó un ojo antes de ponerse de pie y caminar a su lado, hacia la casa.

—Iré a esconder las galletas de Sebas antes de que se las coma todas y comience a llorar por estar gordo... otra vez. —anunció.

—Pero... —Erick la miró confundido—. ¿Que pasa con el té?

—Bebetelo tu, cariño. —se dirigió a la casa sin mirar atrás.

Erick se giró a mirarme—. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Qué te dijo?

Sonriendo, jale al moreno a mis brazos hasta que cayó sobre mi regazo—. Te amo. —susurré antes de tomar sus labios en un beso, sin dejarlo responder.

Sus bracitos rodearon mi cuello y supe que todo estaría bien ahora.

««««

capítulo corto (y bonito), lo sé, PERO acabo de subir una edit joerick a mi cuenta de instagram {joerickstyle} y si veo apoyo tanto en este capítulo COMO en el edit que acabo de subir (like, comentario, compartir en historia, etc.), mañana os vuelvo a subir dos capítulos! 🤭

(soy una rata sjjsjsjs como me gusta venderme)

anyway, espero que estéis todos llevando la cuarentena lo mejor posible, ya queda menos!✨

ale.
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𝖒𝖎 𝖕𝖊𝖖𝖚𝖊ñ𝖔 - joerick (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora