[JOEL]
—¡Richard deja de robarme las benditas bolas! —la voz de Dacel rompió el aire mientras perseguía a Richard alrededor de la mesa de pool.
—Yo no te robe tus malditas bolas —contestó, colocando una silla entre ellos—. Tú naciste sin ellas.
La silla voló en mi dirección y tuve apenas un segundo para agacharme antes de que la maldita cosa pasara rozando mi cabello. Sacudí la cabeza antes de alcanzar mi cerveza. Si esos dos no se mataban mutuamente pronto, terminarían lastimando a alguien más. Y si esa persona era yo, seguro ambos aparecerían sin bolas en la mañana y no, no estoy hablando de las de pool.
Richard corrió por el local, arrojando sillas al azar frente al castaño que lo seguía en un intento desesperado de cortarle el paso. Lastima que Dacel era uno de los hijos de puta más rápidos que conocía y por lo que veía, solo estaba disfrutando del jueguito del gato y el ratón. Cuando atrapara al rubio, esté seguramente sufriría bastante. Tal vez así aprendería a no hacer trampa en el estúpido juego.
—¡Joel, ayúdame! —chilló mientras saltaba la barra y recibía un azote del paño con el que Tony, el dueño del local, había estado secando los vasos—. ¡Joel!
Mirando en su dirección, le enseñe el dedo medio y me concentré en tomar mi bebida. Dacel no tardo mucho en atraparlo y arrastrarlo fuera de la vista. Eso podía terminar de dos maneras: en una buena follada o en una paliza. Por desgracia yo parecía ser el único de la banda que se inclinaba más por lo primero, por lo cual tendría que llamar a Kaled para decirle que Richard necesitaba un medico... de nuevo.
Mi hermano iba a morderme el culo por no separarlos, pero la verdad, era demasiado temprano para que yo fuera algo más que un zombie. El caliente chico con el que me había acostado la noche anterior se había comportado demasiado cariñoso mientras me lo follaba por lo que en la mañana había tenido que salir corriendo de su casa, antes de que despertara, para poder librarme del inevitable berrinche que armaría cuando se diera cuenta de que solo lo había usado para bajar mi calentura. Siempre lo hacían, lloraban a mares al principio pidiéndome por favor que hablara con ellos y luego, cuando se daban cuenta de que no tenia caso, se enojaban y me echaban de allí. Por lo que ahora prefería evitarme toda la escenita.
—Deberías detenerlos —aconsejó Tony, mientras tomaba la botella que tenia en la mano y la cambiaba por una que estaba llena.
Antony Fonte era un hombre de unos cincuenta años, con panza redondeada y porte italiano. Su mirada de ojos verdes y rasgos fuertes había logrado darle una digna reputación en los barrios bajos sin que siquiera moviera un dedo. Al contrario de lo que todos pensaban, Tony era una de las personas más amables que habia conocido en mi vida. Él nos había acogido bajo su ala cuando Kaled y yo habíamos estado en nuestro peor momento, había cuidado de nosotros y ambos lo veíamos como un padre.
Le sonreí a medias—. Debería hacerlo —acepté—. Pero si lo hago ahora, mañana Richard vendrá, hará trampa nuevamente y Dacel lo golpeara, ¿para qué retrasar lo inevitable?
Tony suspiró—. Bien, pero mantenlos alejados del inmobiliario —pidió—. La última vez Luis vomitó sobre la barra y tuve que pasarme la noche limpiando.
—Luis tiene un estomago muy delicado. —reí—. Pero te prometo que no van a romper nada.
— Vedere —asintió—. ¿Cómo se encuentra Suri?
Me encogí de hombros—. Adaptándose —suspiré—. Supongo que aún le es difícil confiar en nosotros pero tengo fe en él, y al parecer Kaled también.
Rió—. Ese ragazzo hará volar la cabeza de tu hermano, escucha lo que te digo.
—Eso espero —sonreí—. Alguien tiene que quitar ese gran palo que Kaled tiene en el culo.
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𝖒𝖎 𝖕𝖊𝖖𝖚𝖊ñ𝖔 - joerick (adaptación)
Hayran KurguFire Spirit es la banda de motociclistas más peligrosa de todo México. Compuesto por cinco miembros, Joel es el segundo al mando. Cuando los enemigos de Joel amenazan la vida de Erick, nuestro motociclista tendrá que elegir entre seguir con su fach...