Capítulo trece.

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[ERICK]
—Oh vamos, Er—Sebas saltó a mi alrededor como un perrito ansioso—. Debes decírmelo, vamos, dímelo. Soy tu mejor amigo, me lo merezco.

—Deja de fastidiar, Sebas. —le di un golpecito en la frente, apartandolo de mi camino.

—Haz estado toda la tonta semana pegado a tu celular, escribiéndote con alguien —hizo un puchero—. Merezco saber quien es, yo te cuento todo.

Hice una mueca. En eso él tenia razón, siempre nos habíamos contado absolutamente todo sin importar lo vergonzoso o tonto que fuera. Pero no quería decirle a Sebas que ahora era amigo de dos miembros de la banda de motociclistas de la que él estrictamente me había pedido que me alejara y que había estado comunicándome con ellos la última semana. A pesar de que no había visto a Joel desde el día en que me pidió perdón, el chico me enviaba un mensaje diario para saber cómo estaba. Tampoco había podido detenerme en el bar a saludarlo, primero por que le había tomado cierto temor al lugar y segundo, Sebas se volvería totalmente loco si hiciera algo por el estilo.

Mirando nuevamente el rostro de mi mejor amigo, suspiré y abri la boca para contarle pero la voz suave de Mr. Dougge me detuvo.

—Erick, necesito que hagas una demostración —podio—. Sebas, tu vas despues de él.
—¿Que? ¿Por qué? —se quejó—. No he hecho nada malo.

—Sebas, no estoy castigando, solo quiero ver lo que han estado ensayando —sonrió—. Sabes que debo repartir los papeles para la obra de este año y quiero estar segura.

—Yo quiero ser Tinker Bell. —pidió.

—Estas a dos segundos de que te ponga como Garfio —hizo un gesto con la mano, espantandolo—. Ahora, despeja el area para que Erick pueda hacer su demostración —una vez que el castaño se alejo, solté un suspiro de alivio—. Primera posición, Erick, muéstrame lo que tienes.

Colocandome en posición, tomé un respiro y esperé hasta que la música comenzara fluir y deje que guiara mis movimientos. El sonido suave del piano mezclándose con los violines y los instrumentos de aire me impulsaron a moverme mientras cerraba los ojos y me movía junto a los altos y bajos del sonido.

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[JOEL]

—¿Crees que le agradara la sorpresa? —preguntó Suri por décimo octava vez, provocándome golpearlo.

—Le va a gustar, Suri. —lo calme.

—Pero y si no, ¿que tal si se enoja porque nos aparecimos asi en su academia? —me miró con los ojos enormes en su rostro—. ¿Y si no me vuelve a hablar? No quiero tener que ser amigo de Richard, él me asusta.

—A todos nos asusta Richard, solo debes aprender a vivir con el temor —reí—. Ahora, o te calmas o te encierro en el maletero del auto.

—Pero... —pasando mi brazo por sus hombros, tape su boca con mi mano mientras lo arrastraba a través de la puerta de cristal.

La academia St. Mariah de Dollce era impresionante, tanto por fuera como por dentro. Los largos pasillos con pisos de línoleos me recordaron brevemente a mi tiempo en la secundaria. Sí, llegue a la secundaria, no se sorprendan tanto. El que no me hubiese quedado dentro del edificio es una historia diferente.

—¿A dónde vamos ahora? —musité mirando a mi alrededor y visualizando la paredes de cristal que daban una vista sin obstrucciones a las clases que estaban siendo dictadas.

Suri mordio mi mano, recordandome que aun lo tenia sujeto—. No hagas eso —se limpió el rostro—. Y creo que su clase es al fondo, me dijo que su profesora tenia un nombre gracioso...
—¿Dick?
—No —negó, mirandome con curiosidad—. Eso no es bonito, Joel.

𝖒𝖎 𝖕𝖊𝖖𝖚𝖊ñ𝖔 - joerick (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora