Capítulo cinco.

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[ERICK]

-Idiota, estúpido, maldito abusivo imbécil -murmuré mientras pateaba una piedrita con la punta de mi zapato. Miré a Sebas quien venia con la mirada perdida-. ¿Como rayos se atrevió a secuestrarte? Jodido gigolo de cuarta, le falta que se la...

-¿Puedes parar? -pidió Sebas, con voz irritada.

-¿Eh?

-Erick, te has estado quejando de él por más de diez minutos y eso es más atención de la que has puesto en cualquier otro chico desde que te conozco -sonrió-. Voy a comenzar a pensar que te gusta.

-¿¡De que rayos hablas!? El idiota te secuestro y me chantajeo para conseguir mi numero, ¿enserio crees que me puede gustar un tipo así?

-No lo sé -se encogió de hombros-. Como no has tenido un novio antes no tengo con que compararlo.

-¡Pues no! ¡No me gusta!

Sebas me miró un segundo, el hoyuelo de su mejilla izquierda marcándose cuando intento contener la risa. Parando frente a el camino de mi casa, se paro frente a mi y detuvo el deslizamiento de su mochila sobre su hombro.


-¿Sabias que cuando mientes se te forma un tic en la mejilla? Justo aquí. -toco un punto debajo de mi ojo derecho.

-No estoy mintiendo. -aseguré.

Se encogió de hombros, los bordes de sus labios curvándose suavemente-. Pues díselo a tu tic.

-Vete a la mierda, Sebas.


-No, gracias, paso. Mis zapatos son nuevos -apunto a los mismos, los cuales eran negros con cuadraditos rosados. Hice una mueca.


-¿Porque te pones cosas tan llamativas? -lo miré-. Es como si quisieras que todo el mundo supiera que eres gay.


-¿Y que si es lo que quiero? -se encogió de hombros-. No me cambies el tema, estábamos hablando de tu enamoramiento por el motociclista.

-No estábamos hablando de eso porque no existe tal cosa.


Suspiró, arrojando sus rizos fuera de sus ojos-. Bien, espero que eso sea cierto, Er. No quisiera verte en problemas por involucrarte con alguno de ellos, sabes muy bien las cosas que se hablan de los Fire Spirits.

-Lo sé -asentí-. Te has encargado por años de ponerme al tanto.


-Solo quiero que estés consciente de los peligros que nos rodean, esta puede ser una comunidad amiga de lo gay pero si te involucras con uno de esos tipos no creo que sigan siendo tan simpáticos.


Miré a mi alrededor, fijándome en la señora North, quien regaba sus plantas mientras su esposo podaba los arbustos que separaban nuestros patios. En los niños pequeños corriendo por las calles con balones de fútbol bajo el brazo mientras sus madres los observaban desde el porche con una sonrisa. Había crecido aquí, no creía que ellos me dieran la espalda solo por la persona que eligiera como pareja. De todas formas, no era como si fuese a meterme en un lío de ese estilo.

-No pasa nada entre Joel y yo. -aseguré, nuevamente.

-¿Joel? -elevo una de sus perfectamente depiladas cejas, haciendo una mueca con sus labios rosa chicle-. ¿Ya se tutean?

-Estas siendo un idiota ahora -aseguré-. El gigolo y yo no tendremos nada que ver, te lo aseguro, ¿contento?


Pareció buscar algo en mi mirada por unos segundos, esa expresión de concentración en su rostro hasta que finalmente sacudió la cabeza y dijo-. Solo... no te metas en problemas. -pidió suavemente antes de seguir caminando para dirigirse a su casa.


𝖒𝖎 𝖕𝖊𝖖𝖚𝖊ñ𝖔 - joerick (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora