Capítulo veintiocho.

2.1K 189 25
                                    

[ERICK]
—Has estado muy distraido ultimamente, Erick —la profesora Dougge me miró con desaprobación—. No sé que esta sucediendo contigo pero nunca antes de habias caído en medio de una pirueta.

Apreté mis labios juntos para evitar soltarle algo como: ¡Jodeme! No me habia dado cuenta. Pero como supuestamente era un joven educado, en cambio le di una sonrisa apretada y asentí. ¿Que más podia hacer? No habia practicado, los pasos y poses se habian mezclado en mi mente y habia terminado sobre mi trasero y con mi pierna latiendo gracias al golpe.

Por desgracia, ella aun no habia terminado conmigo porque colocando las manos en las caderas, me frunció el ceño.

—Esa no es la respuesta que espero de ti —gruño—. Quitate el cabello de la cara y dime que ha estado sucediendo contigo.

Si Joel hubiese estado en mi lugar, seguramente habría contestado algo así como: Lo siento, estaba demasiado ocupado follando como para practicar. No tenia ni idea de porque estaba pensando en las reacciones de Joel, el chico había estado demasiado en mi mente y en mi cama la última semana. El problema era que era yo, Erick Colón, quien estaba en problemas por primera vez en ocho años. ¡Y no podia soltar una de mis inteligentes respuestas porque me daria un pase gratis para una supensión!
Así que, con un suspiro, quité el flequillo de mis ojos y la miré.

—Lo siento, señorita Dougge —dije con la voz más respetuosa que encontré—. No volverá a suceder, voy a esforzarme.
—Eso espero. —murmuró antes de voltearse y alejarse de mi.
—Uh, dicen que los malos hábitos se pegan más rapido que la sarna. —comentó Sebas a mi lado. Lo miré, poniendo los ojos en blanco—. Solo tu dices eso.
—Si, pero es muy cierto —se jactó—. Tu eres el mejor ejemplo de ello. Se te pegaron los malos habitos de Joel, toditos.
—No —negué—. Su falta de tacto aun no se me ha contagiado.
—No se te puede pegar algo que ya tienes.
—Idiota. —masculle mientras cruzaba la habitación para buscar mi bolso de deportes, ya toda la clase se habia ido y Sebas habia sido el único que sé habia quedado a esperar a que mi regaño terminara.

Mi día habia sido un desastre tras otro. Primero, mi despertador habia sido desconfigurado por alguien -si, con alguien me refiero a Joel toca-todo-lo-que-encuentra-, me desperté tarde, tuve que correr a la casa vecina a despertar a Sebas, por que sí, el niño no pone despertador sino que espera hasta que yo lo despierte. En fin, tuve que sacar a Gabe de la cama, literalmente, para poder llegar a tiempo y correr tres cuadras enteras hasta la academia cuando el imbécil de mi hermano se quedo sin gasolina antes de llegar a nuestro destino.

Recibí un regaño por parte de Mr Dougge antes de que Camilla me atacara por haberme olvidado de su cumpleaños, el cual habia sido un día antes que el mío. Y la cereza del postre habia sido la demostración fallida que terminó conmigo sobre mi culo frente a toda la clase. ¡Una mierda de mañana! Lo único que esperaba era que la tarde mejorara.

—¿Quieres ir por un helado? —Sebas tomó su bolso y lo arrojo sobre su hombre mientras me hacia un gesto hacia la puerta con la cabeza.
—Seguro —lo seguí—. Tal vez un poco de dulce mejore mi dia.

Mientras caminaba por el pasillo hacia la salida, el reflejo del cristal llamo mi atención y me hizo consciente de que los rizos que Sebas habia hecho en mi cabello aun se mantenian en cierta manera. No eran rizos exactamente, pero tampoco mi lacio regular. No me quedaba mal, al menos eso era algo bueno.

Sebas rebotó por el pasillo, contándome sobre su nuevo pack de esmaltes, el que Nadia le habia obsequiado como compensación por la visita de su abuelo. Lo estaba escuchando a medias, ya que mi mente seguía volviendo a Joel y la forma de llamar su atención sin parecer que estaba desesperado. Una vez que llegamos a las puertas de cristal, Sebas se detuvo y revolvió su mochila.
—¿Qué sucede?

—Olvide mi botella. —miró una vez más en su bolso antes de hacerme un gesto sobre el hombro—. Voy por ella.
—¿Por qué no la dejas? —rodee los ojos—. Es solo una botella, luego te compras otra.

—¿Sabes lo que me costo conseguir una botella deportiva que tuviese un conejito al frente y fuera rosa? — no, no tenía ni idea porque jamás habia intentando conseguir una cosa así. Sonaré repetitivo pero el niño era raro—. Iré por ella, esperame aquí.
—Esta bien.

Caminando los pocos pasos que me separaban de la vereda, revise mis bolsillos y saque mi celular. Si conocía a Sebas, y lo hacia bastante bien, no tardaría ni dos segundos en volver. Siempre habia sido acelerado, menos al hablar, era demasiado inquieto.

La fotografía de Joel parpadeó en mi pantalla en el momento en que abrí el chat para poder enviarle un mensaje. Mi dedo se dirigió a el botón para aceptar la llamada pero no logré oprimirlo ya que alguien arrancó el aparato de mi mano. Mi mirada subió rápidamente y mi sangre se helo.

Esto no era bueno.

[JOEL]

—Entro con cien a que no puede comer ni la mitad. —deje el dinero sobre la mesa mientras veia a Dacel comenzar a rebanar la primer pizza.

—¿Cómo te atreves? —Richard sonaba indignado cuando me miró—. ¿En serio crees que mi estómago es tan delicado? Que poco me conoces, Pimentel.
—Yo digo que solo puede con una pizza. —aseguró Luis, dejando unos billetes a un lado de los míos.

—Yo creo en ti, rubia —aseguró Dacel, poniendo la pizza frente al chico—. Demuestrales a estos tontos de lo que eres capaz.

Richard le dedicó una sonrisa al mayor antes de asentir. Estabamos demasiado aburridos y como Tony nos habia prohibido beber en su bar, lo unico que podíamos hacer era apostar con la comida y el estómago de hierro de Richard. La apuesta era simple: cuánta pizza podía comer antes de que su estomago estallara o se desayara, lo que sucediera primero.

Tomando el primer trozo con dedos cuidadosos, la llevó a su boca y le dio el primer mordisco bajo nuestra mirada atenta. Estaba a punto de darle una segunda mordida cuando Suri entró a la habitación apresurado, su rostro estaba palido y su mirada se paseo por todos nosotros antes de caer sobre mi.

—¡Sebas por el amor de dios, cálmate! —chilló hacia el telefono pegado a su oido—. Tengo a Joel frente a mi, habla con él, ¿si?

Fruncí el ceño mientras me acercaba, preguntándole sin palabras que sucedía. Él solo sacudió la cabeza y acercó el aparato a su boca, susurrándole algo antes de tendermelo.
—Es Sebas —aclaró cuando lo miré confundido—. Habla con él.
Me llevé el aparato al oido, escuchando una persona sollozar del otro lado—. ¿Sebas?
—¡Joel! —chilló, su voz ahogada.
—¿Sebas que sucede? ¿Pasa algo con Erick?
—Yo... yo no lo sé —sollozó.

—¿Como que no lo sabes? —me di vuelta, encontrandome con que la apuesta habia sido pausada y todos tenian la vista fija en mi—. Pensé que estaban en la academia, llame a Erick pero no me contesto, ¿está en clases?
—No —susurró—. Salimos hace un rato, yo...
—¡Sebas, deja de dar vueltas y dime lo que sucede!
—Yo me olvide de mi botella cuando ibamos saliendo y volvi a buscarla, Erick dijo que me esperaria en la puerta —dijo rapidamente—. Cuando... cuando volvi, vi que... alguien se estaba llevando a Erick.

Mi sangre se congeló en mis venas y tuve que poner una mano en la pared para no caerme de rodillas. Sentí las miradas de todos sobre mi pero mi mundo estaba dando vueltas demasiado rapido como para poder prestarles atención. Erick no, por favor, mi pequeño no.

—¿Cómo que se llevaron a Erick? ¿Quien se lo llevó? —susurré, mi voz se escuchó debil hasta para mis oidos.

—No lo sé —chilló—. Él estaba gritando pero pusieron un paño sobre su rostro y se quedo quieto. Intente ayudarlo, lo juro pero el auto se marcho antes de que pudiese llegar a él.
—¡Pues deberias haber corrido más rápido! —gruñi.
—Lo siento. —su llanto se hizo más fuerte—. Lo siento, yo intenté ayudarlo, lo juro. Lo siento.

Tomando aire suavemente, intente atraer a la calma dentro de mi y borrar todos los malditos escenarios que vinieron a mi mente cuando pensé en Erick en manos de alguno de los imbéciles que estaban detras de mi.
Ahora, más que nunca, odiaba haber sido tan imbécil. Me odiaba por haber cometido tantos errores y haberme ganado tantos enemigos con mi estupidez.

Por más que lo intenté, no pude quitarme la imagen de un Erick herido y asustado de mi mente. Caí de rodillas antes de darme cuenta, sentí las lagrimas picando mis ojos. No, no podia perder a Erick, no ahora.

El aparato fue arrancado de mi mano y me sorprendi al ver que habia sido Richard el que lo había hecho. El rubio ni siquiera me dio una segunda mirada cuando se llevo el aparato al oido y se dirigio hacia su computadora. Kaled se acerco y se dejó caer frente a mi.
—¿Qué sucedio, fratello? —susurró.
—Hice las cosas mal de nuevo —murmuré—. Se llevaron a Erick, alguien se lo llevó por mi culpa...

—¿Y qué rayos estás haciendo tirado en el suelo llorando, pedazo de imbecil? —golpeo mi cabeza bastante fuerte—. Levanta el culo, iremos por tu piccolo y le romperemos el culo al imbecil que se atrevió a ponerle una mano encima a un miembro de nuestra familia.

Miré a mi hermano, su mandíbula estaba apretada de manera obstinada y sabía perfectamente que haria exactamente lo que prometía. Porque así era, siempre habia sido. Mientras yo me hundía en mi miseria, Kaled era quien daba la cara y se ponia de pie, luchando contra todo.

Al ver que no me movia, volvió a inclinarse y agarro mi mandibula de manera fuerte, obligándome a mirarlo a los ojos—. ¡Levantate ahora! —gruñó—. O te pateo el culo, levantate.

—¡Tengo la ubicación de Erick! —gritó Richard mientras tecleaba sobre su laptop—. Mierda, esto no les va a gustar nada.
—¿Qué? —me puse de pie, gracias a la innecesaria ayuda bruta de mi hermano sobre mi brazo.

Richard levanto la mirada de la pantalla e hizo una mueca—. Su telefono esta en la casa de Holmes.

»»»»

pobre erick y joel, necesiTAN UN RESPIRO.

mañana más (sé que os debo un capítulo, pero sed pacientes, no quiero daros todo de golpe...porque a esto le queda poquito ya) 💔

ale.

««««

𝖒𝖎 𝖕𝖊𝖖𝖚𝖊ñ𝖔 - joerick (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora