Capítulo veintinueve.

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[ERICK]
Desperté con mi cabeza latiendo de manera extraña. Un aroma dulce se adheria a mi nariz y boca de manera incomoda pero por más que intenté llevar mi mano hacia mi rostro no lo logré. Mi cuerpo se sentia lánguido y la somnolencia aún no habia desaparecido totalmente. La dureza de la superficie bajo mi cuerpo logró que fuese consciente de la falta de comodidad que mi cama me brindaba, las alarmas se encendieron en mi mente mientras los recuerdos me golpeaban.

Mis ojos se abrieron lentamente pero la luz incandescente dentro de la habitación borroneo la imagen frente a mi. Me costó varios parpadeos el poder enfocar realmente el cuadro que se presentaba a mi alrededor.
Estaba en una habitación que no conocia y mis manos estaban atadas a la parte baja de mi espalda. Mi corazón se disparó cuando cai en cuenta de que mis pies tambien estaban restringidos. ¿En qué mierda habia caido ahora?

Gruñendo como un perro enojado, jalé mis manos en un intento desesperado de soltarme. Mis muñecas sintieron el duro mordisco de la cuerda gracias al brusco movimiento, el dolor se disparó por mis brazos y el gruñido fue reemplazado por el gimoteo de un cachorrito asustado. Si, lo aceptaba, estaba comenzando a asustarme.

Luego de unos minutos revolviendome, me di cuenta de que no lograría zafarme de las malditas cosas. Mis muñecas comenzarían a sagrar pronto si no detenia los jalones. Soltando un suspiro tembloroso, miré a mi alrededor intentando ubicarme. Estaba en un despacho. Habia un escritorio a menos de un metro de mis pies, sillas en conjunto habian sido apiladas a un lado seguramente para hacer lugar a mi flacucho cuerpo. Lo más indignante es que habia un sofá del otro lado de la habitación, pero no, me arrojaron al suelo.

Voces ahogadas por las grandes puertas de roble comenzaron a acercarse a donde me encontraba y en un acto impulsivo, cerré mis ojos intentando parecer inconsciente.

—...vendrán a por él, estoy seguro. —una voz oscura y pesada le siguió al sonido de la puerta abriendose—. He estado vigilandolos, es una lástima que no pudiesemos atrapar tambien al cachorrito de Kaled.

Un conjunto de pasos se adentró en el lugar mientras rezaba todo lo que me sabía para que no descubrieran que habia despertado. No quería averiguar que harían conmigo si lo supiesen.
—¿Cachorrito? —la segunda voz contenía un pesado acento que no pude identificar.

—Un niño de la calle, un prostituto —aclaro—. Los Fire Spirit lo llevaron a vivir con ellos hace unos meses y Kaled parece tener una fuerte debilidad por el chico.
—¿Kaled Pimentel con una debilidad? Eso es interesante.

—Bastante —pausó—. Me hubiese encantado hacerle daño pero creo que este niño será suficiente por ahora.
—¿Quien es?

—Se llama Erick Colón —detuve un estremecimiento al darme cuenta de que estos tipos sabían mi nombre pero vamos, ¿si no porque me habrian secuestrado?—. Es el nuevo niño juguete de Joel. Lo hemos estado vigilando por algun tiempo.

—¿El que se les escapo en el club? —no vi la respuesta pero supuse que era afirmativa. Estos hijos de perra eran los mismos que nos habian atacado en el club. Dedos asperos se movieron por mi mejilla y me movi por instinto—. Es muy bonito, demasiado delicado para alguien con los gustos de Joel, ¿crees que realmente le importe? Lo conocemos lo suficiente para saber que no le interesan una mierda despues de un polvo.
—Este parece ser especial.

El otro tipo rió y lo sentí demasiado cerca para mi gusto—. Que curioso, pensé que el hijo de perra no tendria sentimientos por nadie.

—Las personas cambian, Farid —aseguró—. Por suerte, porque de no ser así no tendriamos la oportunidad única de hacer esto.
—¿Que harás con el niño?

El tacto y el calor del hombre se alejó y tuve que morderme el suspiro de alivio que lucho por escapar de mis labios. La sensación no duro demasiado cuando las siguientes palabras llegaron a mis oidos.
—¿Que más? —dijo con asco—. Matarlo.

Me quede quieto, congelado totalmente, hasta que escuché la puerta cerrarse nuevamente y los pasos alejarse. En cuanto estuve seguro de que se habian ido abrí los ojos, dejando salir las lágrimas contenidas en cuanto el shock me abandono. Esto no podia estar sucediendome.
—Ven por mi, Jo. —susurré a la habitación vacia—. Por favor, ven por mi.

[JOEL]
—¡Me importa una mierda si tengo que hacer explotar la casa entera! —grité, al borde de mis nervios—.
¡Voy a entrar!

—Calmate, maldición —Kaled puso una mano en mi pecho y me empujo hasta que mi espalda chocó contra mi camioneta—. No ganas nada alterandote en este momento, piensa con la cabeza fria, hermano, o vas a terminar haciendo una estupidez.

—Cometí una estupidez al dejar a Erick solo, Kaled —murmuré—. Debo ir por él.

—Iremos por él y lo podrás tener en tus brazos de nuevo, te lo prometo —aseguró—. Pero si entramos allí sin un plan, ellos podrían lastimarlo, Joel.

Él tenia razón, sabia que la tenia pero estaba tan desesperado por ver a Erick que no estaba pensando con claridad. Mis nervios habian estado a flor de piel por horas. Sabiamos que el hijo de perra de Holmes iba a estar esperando por nosotros por lo que habíamos tenido que esperar a la noche para poder acercarnos a la propiedad sin ser vistos y encontrar una manera de entrar al lugar.

—El hijo de puta bloqueo mejor su seguridad —una sonrisa diabólica se abrio paso en los labios de Richard, la luz palida de la laptop brillando en su rostro en medio de la oscuridad—. Veamos que sucede si hago... esto.

La luz del panel donde habia conectado su computadora se apago de pronto. El rubio nos hizo un gesto, como si esperara algo antes de sonreirnos deslumbrantemente—. Estamos libres para entrar, amigos.
—¿Qué hiciste? —pregunto Kaled.

—Destruí sus sistemas pero no creo que dure mucho tiempo —hizo un gesto—. Si vamos a entrar, será mejor hacerlo ahora.

—Ellos nos estaran esperando —la mirada de Kaled era totalmente calculadora mientras observaba la casa a la distancia—. ¿Puedes hacer algo con las luces?

—Su sistema es completamente electronico —Richard le guiño un ojo—. Puedo manejar la maldita cosa como me dé la gana.

—Apaga las luces cuando entremos —la sonrisa de Kaled no me gusto para nada—. Jugaremos al gato y al raton.

—Las panteras contra las sucias ratas. —susurré, recordando la forma en que Erick me habia llamado cuando estabamos en su casa.

Iba a ir por mi pequeño osito e iba a hacer pagar a todos los hijos de puta que hubiesen siquiera respirado en su dirección.

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casi me quedo sin uñas leyendo este capítulo, y...lo que se viene amigas! 😉

espero que estéis disfrutando de la novela tanto como yo. ¿os gustaría que os dijera cuántos capítulos faltan o mejor queréis enteraros cuando suba el penúltimo capítulo? 🤭

ale.

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𝖒𝖎 𝖕𝖊𝖖𝖚𝖊ñ𝖔 - joerick (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora