Fantasma

150 7 0
                                    

Justo en el momento en el que empecé a caminar me arrepentí tremendamente de no haberme puesto unos zapatos. Pensé en volver a la casa, la nieve me quemaba los pies, pero me daba vergüenza. Iba a tener que dar demasiadas explicaciones así que cerré los ojos con fuerza y seguí caminando tratando de pensar en un día soleado de verano en el que, con mis papás, fuimos de pic-nic a la montaña

Por suerte la estación de tren quedaba a 10 minutos de la casa caminando rápido.
Cada vez sentía menos los pies y eso me hacía perder fuerzas y por lo tanto tener que reducir la velocidad de mis pasos. El camino se me hizo eterno, pero llegué.

Desde el segundo uno tendría que haber pensado que estaría cerrada.

Emilia: (suspira mirando la gran puerta que bloqueaba el paso. Mira a su alrededor buscando una alternativa)

No había hecho todo ese camino para nada, sí o sí tenía que entrar en la estación, entre otras cosas para poder dormir un poco en algún banco hasta el día siguiente, cuando me compraría un billete de tren para poder volver a casa. Era el plan perfecto si no fuera por un pequeño detalle: no tenía plata.

Emilia: (termina de escalar el muro y se sienta arriba del todo. Mira para abajo)

Estaba demasiado alto pero no tenía más opción que saltar

Emilia: (cierra los ojos y se impulsa para delante)

Caí y un hormigueo desagradable me recorrió los pies y subió por mis piernas. Me hubiera roto los dientes contra el piso si no fuera porque me frené con las manos, que también sufrieron el impacto

Emilia: (se levanta con las muñecas endoliridas. Las mueve un poco y después se limpia la ropa. Se acomoda las sábanas sobre sus hombros)

La estación se veía mucho más grande ahora que no había nadie. Caminé algo tensa buscando un banco lo suficientemente resguardado y cuando lo encontré, traté de acomodarme. Me cubrí con las sábanas hasta la nariz y aunque sentía la superficie congelada y dura conseguí dormirme.
------------------------------------------
Mirtha: (entra en la habitación) Buen día, arriba señoritas (destapa a Jennell)
Jennell: (se frota los ojos)
Mirtha: (se gira hacia la cama de Emilia. Al verla vacía y sin sábanas mira a Jennell alarmada) Donde está Emilia?!
Jennell: Nicohlas le dijo que se vaya
Mirtha: Qué?! (Sale de la habitación apurada y entra directa en la habitación de su hijo. Lo destapa bruscamente)
Nicohlas: Que haces? (Agarra las sábanas y se vuelve a tapar)
Mirtha: Qué haces vos? Que te dije ayer sobre Emilia? Jennell me contó que le dijiste que se vaya
Nicohlas: (la mira) Que boca suelta (se destapa y se sienta en el borde de la cama) Sí, le dije que se vaya, cual es el problema? Solo nos pone en riesgo a todos, no te das cuenta mamá?
Mirtha: De lo que me doy cuenta es de que sos un insensible, yo te eduqué así?
Nicohlas: Vos viste lo que les pasó la semana pasada a los Weber? La policía tiró la puerta abajo y se los llevaron por ocultar judíos en su sótano, vos querés que nos pase eso a nosotros?
Mirtha: (niega con la cabeza y se va)
Nicohlas: Mamá (la sigue)
Mirtha: (va a su habitación a por su sobretodo)
Nicohlas: Que haces? Vas a salir a buscarla?
Mirtha: Claro que voy a salir a buscarla!!! Debe estar muerta de frío
Nicohlas: No es nuestro problema
Mirtha: Puede que no sea el tuyo, pero yo me ofrecí a cuidar de ella (se va)
Nicohlas: ...
------------------------------------------
X: Chiquita (la mueve despacio) Ey
Emilia: (abre un poco los ojos)

Sentía los párpados tan congelados que no pude llegar a abrirlos del todo, pero si lo suficiente para saber que era de día. La figura del hombre que me hablaba la distinguía a penas, lo veía borroso y lo escuchaba como si me hablara desde lejos a pesar de tenerlo al lado. Traté de moverme pero no pude, me sentía completamente agarrotada y endolirida.
De repente se fue dejandome sola de nuevo, no entendía que estaba pasando. No entendía si aquel hombre era real o producto de mi imaginación. Un sueño tal vez o a lo mejor era el fantasma del invierno que había venido a robarme mi último aliento.

Cuando volví a abrir los ojos ya no estaba en la estación.

Emilia: (se sienta tocandose la cabeza desubicada)
Mirtha: Es morocha con ojos claros
Policía: Unos 15 años de edad me dijo que tiene, no?
Mirtha: Sí
Policía: (termina de anotar)
Mirtha: (gira la cabeza y la ve sentada en un banquito masajeandose los ojos) EMILIA!!! (va rápidamente hacia ella)
Emilia: (la mira)
Mirtha: (la abraza con toda la fuerza que tiene) Dios mío estás acá (se separa y la mira. Le toca la cara) Como estás? Te sentís bien? Estas loca?! Cómo te vas a ir así en medio de la noche con el frío que hace!! En qué estabas pensando?
Emilia: (baja la mirada) Tengo que volver a mí casa
Mirtha: Emilia no podés volver, sabes lo peligroso que es? (la vuelve a abrazar) No vuelvas a hacer algo así nunca más, por favor (La vuelve a mirar) Jennell me contó que fue Nicohlas quien te echó
Emilia: No quiero ser una molestia para nadie
Mirtha: (le acomoda el pelo detrás de la oreja) No lo sos
Emilia: Para él sí. Me dijo cosas horribles
Médico: (se acerca con un chocolate caliente y se lo ofrece)
Emilia: Gracias (agarra la taza)
Médico: Es usted la madre?
Mirtha: La tutora legal. Cómo está doctor?
Médico: Mejor. Llegó con una temperatura corporal realmente baja. Si hubiera pasado un par de horas más ahí afuera habría sido mortal, por suerte la encontraron a tiempo. Con su permiso, ahora que ya está mejor debo irme a atender a otros pacientes (se va)
Mirtha: Escuchaste? No vuelvas a escaparte nunca más de esta forma. Me da igual la opinión de mi hijo, la que decide en casa soy yo y quiero que vivas con nosotros, sino no me habría contactado con Abraham
------------------------------------------
Mirtha: (abre la puerta)
Emilia: (entra con la cabeza baja)
Jennell: (se levanta rápidamente del sillón) Emilia (corre a abrazarla)
Emilia: (le acaricia el pelo)
Mirtha: Y tu hermano?
Jennell: En su habitación
Mirtha: (sube. Llama a la puerta) ... (Vuelve a llamar) ... (Abre un poco) Puedo pasar? (entra)
Nicohlas: (está sentado sobre la cama mirando hacia la ventana) No te dije que pudieras pasar
Mirtha: (cierra la puerta) El que calla otorga (se sienta a su lado en la cama) Emilia está abajo, por qué no vas a pedirle perdón?
Nicohlas: Por qué?
Mirtha: Como por qué? Por las cosas que le dijiste
Nicohlas: Que cosas le dije?
Mirtha: Vos sabrás
Nicohlas: Que bocona resultó ser esta Emilia...
Mirtha: Nico, yo sé que para vos es difícil todo esto, para ella también y para mí. Es difícil para todos pero si no colaboras es peor
Nicohlas: (se gira hacia ella) No le voy a pedir perdón y menos a una judía
Mirtha: (se para) Muy bien, entonces no te molestes en salir de la habitación. Estas castigado (se va cerrando la puerta)
Nicohlas: (pega un golpe sobre la cama)

Desde ese momento Nicohlas empezó una guerra no declarada contra mi. Trataba de evitarme y si me llegaba a cruzar fingía no verme y no escucharme.
Teniendo en cuenta lo desagradable que había sido conmigo me debería haber importado muy poco que jugara a ignorarme, es más, me tendría que haber alegrado por ello: no me gritaba, no me miraba mal, no me insultaba. Pero todxs sabemos que nada lastima más que la indiferencia. Cuando pasaba por su lado sentía que me convertía en un fantasma.

¿Qué ves cuando cerrás los ojos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora