G.A

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Llevabamos ya un mes en la tierra de las oportunidades y todo nos iba fascinantemente bien (dentro de nuestras posibilidades, claro): teníamos dónde vivir, trabajo y algún que otro amigo. No podíamos pedir más.
O al menos eso es pensábamos.

Recuerdo aquella noche de mayo como si hubiera sido ayer: Nicohlas estaba más inquieto que nunca. Lo sentí levantarse varias veces, salir de la habitación y volver a entrar minutos después. Por la mañana apenas podía mantenerse en pie.

Soledad: Nicohlas (lo mueve) Dale, es tarde, levantate de una vez. Vas a llegar tarde al trabajo
Emilia: (entra con un vaso de leche y una tostada de pan con aceite) Y?
Soledad: No hay caso
Emilia: (deja el vaso de leche y la tostada sobre la mesa. Se sienta a su lado) Nicohlas (lo mueve suavemente)
Nicohlas: (abre los ojos a penas)
Emilia: (arruga la frente extrañada. Coloca la mano sobre la frente de él) No tiene fiebre?
Soledad: (le toca la frente) Eso parece. Voy a buscar un termómetro (se va)
Emilia: Te traje algo para que comas, te va a hacer bien
Nicohlas: (niega con la cabeza)
Emilia: Tenés que comer, ayer tampoco cenaste nada
Nicohlas: (habla débilmente) No tengo hambre
Emilia: Casi no tenés fuerzas, come algo por favor
Inés: (llama a la puerta. Abre un poco y asoma la cabeza) Se puede?
Emilia: Adelante
Inés: (entra) Buen día Emilia (mira a Nicohlas) Que le pasa?
Emilia: No lo sé. Tiene fiebre y no quiere comer nada. A penas puede abrir los ojos
Inés: Espero que no sea nada grave. Llamaron al médico?
Emilia: Aún no. A que se debe tu visita? Me sorprende, hace semanas que no te vemos el pelo
Inés: (sonríe) Eso es un reproche?
Emilia: Supongo que sí (le devuelve la sonrisa) Pensé que te habías olvidado de nosotros
Inés: Nunca. Estuve demasiado entretenida estos días, lo siento
Emilia: Con quien? (Sonríe)
Inés: (ríe) Con nadie (se acomoda el pelo algo nerviosa)
Emilia: Te delatas sola
Inés: (extiende el brazo entregándole a Emilia un sobre) Después te cuento, esto es más importante
Emilia: Que es? (Lo agarra y lo abre)
Inés: Tu sueldo y una carta donde María te explica todo. No tienen suficiente plata para seguir manteniendo el local así que tuvieron que cerrar. Les habría gustado venir a ellas mismas para decirte esto, pero están con mil trámites... Lo siento
Emilia: (baja la mirada a la plata que sostiene entre las manos y la cuenta. Suspira y la vuelve a meter dentro del sobre) Tarde o temprano algo nos tenía que salir mal
Inés: Si los puedo ayudar con algo...
Emilia: De momento no, gracias. Si necesitamos algo te aviso
Inés: (asiente)
Emilia: (guarda el sobre bajo el colchón) Tomamos un café? Así hablamos tranquilamente y lo dejamos descansar
Inés: Claro, vamos (sale)
Emilia: (se gira hacia Nicohlas, le acaricia el pelo algo preocupada) Necesitas algo?
Nicohlas: (niega con la cabeza)
Emilia: (sale. Bajan las escaleras) Voy a tener que encontrar un trabajo nuevo cuanto antes
Inés: Proba suerte en el diario, siempre necesitan secretarias
Emilia: Me niego a ser esclava de ningún idiota con aires de superioridad
Inés: Entonces va a ser complicado que encuentres algo. Es difícil encontrar un solo negocio que no esté regentado por algún machito descerebrado. Yo estoy trabajando en una panadería que queda a 1 hora caminando desde acá, y el dueño no sabes lo insoportable que es. Viejo del orto, ojalá se muera pronto y yo me pueda quedar su negocio. No hace nada más que quejarse! (Entran en la cocina)
Emilia: Vos te quedarías ese negocio? No te veo mucho haciendo planes toda tu vida, sabes?
Inés: (se sienta) Mmm por ahí abriría un emprendimiento nuevo, es verdad, tenés razón, no sirvo para dedicarme a hacer pan. Me gustaría poder organizar viajes para la gente. Siempre es agradable que alguien que viajó te aconseje sobre lugares para visitar y sitios para ver, no?
Emilia: (sirve el café sobrante del desayuno en dos tacitas y va a sentarse frente a ella) Sí, está buena la idea pero vos pensás que tanta gente viaja como para poder dedicarte a algo así?
Inés: La gente que viaja son personas con plata así que con poca gente que venga a consultarme, podría cobrar bien
Emilia: Y decís que van a ir a preguntarte a vos?
Inés: Y por qué no?
Emilia: No sé, solo pregunto. No te quiero pinchar el globo. A lo mejor sería mejor un emprendimiento para ayudar a mujeres a ser quienes quieren ser
Inés: Y decís que eso sí saldría bien? Sería una ruina, todo el mundo hablaría mal del lugar y no vendría nadie. Es una locura
Emilia: (acerca la tacita a sus labios pensativa)
Chiara: Signorina Emilia, tiene correspondencia (le ofrece una carta)
Emilia: (deja la taza y extrañada la agarra) Que raro?
Inés: Será de un admirador secreto (le guiña el ojo)
Emilia: (niega con la cabeza sonriendo)
Chiara: La trajo un muchacho joven, tendría unos 25. Estoy segura de que es una declaración de amor; si es así, considere la idea. Parecía un príncipe
Emilia: (sonríe sacando la carta) Un joven que parecía un príncipe? No conozco a ninguno así (empieza a leer para ella misma. La cara le cambia notablemente)
Inés: (se mira con Chiara y vuelven a mirar a Emilia) Que dice?
Emilia: (mira a Inés) Es de G.A
Chiara: G.A?! Conoce a G.A?!
Emilia: Todavía no, pero creo que falta poco para que lo haga. Quiere que nos veamos (le ofrece la carta a Inés)
Inés: (la lee por encima) Vas a ir? (La mira) No sabes quién puede ser...
Emilia: Vos no irías?
Inés: (deja la carta sobre la mesa) No... O sí, no sé (vuelve a mirar la carta) La dirección que te dio queda bastante lejos, y no sabría decirte si es de una vivienda particular o de algún lugar público
Chiara: Tiene que ir! Tiene que ir y averiguar quién es. Todo el mundo muere por saberlo, y usted tiene la oportunidad de saberlo
Emilia: No se Chiara, Inés tienes razón, y si es una trampa? Además en el hipotético caso de que todo saliera bien, jamás les cobraría quien es. No por nada oculta su identidad, si no quiere darse a conocer hay que respetarlo (suspira)
Chiara: Tal vez es el muchacho que trajo la carta. No sería increíble que G.A en persona haya venido hasta acá para entregarle la citación?
Inés: Lo dudo mucho, no se expondría así. Porque no le mandas una carta a esta dirección pidiendole que te deje elegir a vos el lugar de encuentro?
Emilia: Es una buena idea
Inés: Si es alguien sin segundas intenciones, no tendrá problema en aceptar
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¿Qué ves cuando cerrás los ojos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora