Judensau

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Mirtha: Qué tal fue el primer día de clase? (se sienta a su lado)
Emi: (se encoge de hombros)
Mirtha: (mira a Nico) Van a la misma clase, no?
Nico: Sí
Emi: (termina la sopa, agarra el plato y lo lleva a la cocina)
Mirtha: Podrías ser un poco más amable con ella, el primer día nunca es fácil
Nicohlas: No tengo porqué serlo
Mirtha: Necesita algún amigo
Nicohlas: Yo no me junto con judíos
Mirtha: Ahora sos nazi? No te educamos para que hables así
Nicohlas: (lo mira muy serio) Yo no soy ningún nazi. No quiero quedar señalado, nada más
Mirtha: Emilia estás sola, entendes? Ni podés tratarla así
Nicohlas: Que se arregle sola igual que yo lo hago todos los días (sigue comiendo en silencio) Quiero que se cambie de habitación, no me gusta que duerma con Jennell
Mirtha: No me parece que tu hermana tenga problema, además, no hay más habitaciones
Nicohlas: No tiene problemas porque no entiende nada
Mirtha: No se va a cambiar
Nicohlas: Puede usar la mía, yo dormiré con Jennell y ella en mi habitación
Mirtha: No
Nicohlas: (termina de comer en silencio y se va)
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Nicohlas: (entra abruptamente en la habitación de las chicas. Prende la luz)
Emilia: (se sienta con los ojos entrecerrados molesta por la luz)
Nicohlas: Andate de mi cama
Emilia: No es tu cama
Nicohlas: (entra para dentro, la agarra del brazo y la obliga a levantarse) Ahora sí. Andate a mi habitación, no quiero que duermas con mi hermana
Emilia: (lo mira en silencio sin decir nada)
Nicohlas: Qué miras? Andate
Jennell: Qué pasa?
Nicohlas: Callate Jennell. Andate (se mete en la cama)
Emilia: (se va. Entra en la habitación de Nicohlas y se sienta sobre la cama de él)

Me preocupaba la actitud de Nicohlas, cada vez más. Yo sabía que esto no se quedaba en simples celos. Me odiaba. Y lo pude confirmar al día siguiente cuando llegué al colegio.
No lo vi, pero sé que fue él. Mi nombre completo estaba escrito con letra gigante en el pizarrón: Emilia Attias

Emi: (entra al aula pensando en sus cosas. Deja las cosas sobre su banco y levanta la vista. Al verlo palidece)

Tenía que haber reaccionado más rápido pero en ese momento estaba tan sorprendida que no pude actuar. Faltaban a penas 3 minutos para que empezara la clase, mis compañerxs comenzaron a entrar y evidentemente les llamó la atención el pizarrón.
Cuando logré reaccionar y me abalancé sobre el pizarrón para borrarlo, ya era tarde.

Señor Schwarzenberg: (entra y la ve borrar apurada bajo la atenta mirada de sus compañerxs. Algunxs se ríen y hablan y entre ellxs) Se puede saber qué hace?
Emilia: (se gira. Traga saliva)
Señor Schwarzenberg: A su asiento. Ahora
Emilia: (baja la cabeza y va)

Llevaba todas las manos y el uniforme lleno de polvo de la tiza. Parecía que me había caído dentro de un balde de harina.
A partir de ese día, nada volvió a ser igual para mí.
Me miraban mal, cuando pasaba por los pasillos se apartaban como si tuviera algun tipo de enfermedad mortal, durante las clases me lanzaban papelitos de papel con insultos, otros con mi nombre completo.

Lo que más me enojaba de toda la situación era el hecho de no poder hablarlo con nadie, no poder pedir ayuda. Los profesores eran las personas más frías que había conocido nunca. No pensaba que fueran a tener ni un mínimo de empatía y menos conmigo. Quejarme era una batalla perdida. Tampoco quería contarle a Mirtha, se iba a preocupar demasiado. Nunca antes me sentí tan sola y desamparada

Emilia: (camina mirando el piso pensando en sus cosas. Bufa)
Clemens: ¹*Judensau!! (pasa corriendo y la empuja con fuerza hacia la carretera. Se aleja riendose)
Emilia: (cae en la carretera)
Autos: (pitan como locos)
Emilia: (se levanta lo más rápido que puede pero no le da tiempo a agarrar su mochila. Un auto le pasa por encima) ...
Nicohlas: (mira la situación desde lejos)
Emilia: (se sienta en un escalón de una tienda y hunde la cara entre sus manos llorando)

¿Qué ves cuando cerrás los ojos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora