Mirtha: (con gesto de gravedad sostiene la carta entre sus manos temblorosas, leyendo para sí misma)
Herman: (le pone las manos en los hombros)
Jennell: (entra en la cocina) Mamá, Emilia desapareció, hoy no vamos a clase?
Mirtha: (deja la carta y se saca las lágrimas) Claro que vamos, aún no estás cambiada? Apurate, dale
Jennell: (Se acerca) Que pasa?
Mirtha: Nada
Herman: Jennell, cambiate dale, están llegando tarde
Jennell: Y Emilia?
Herman: Más tarde irá, tuvo que ir a comprar una cosa que le pedimos
Jennell: (arruga la frente) Que cosa?
Mirtha: JENNELL, BASTA (se para) A tu habitación, ya
Jennell: (se cruza de brazos enojada y se va)
Herman: Mirtha...
Mirtha: Ch! (Lo señala amenazante) No quiero que abras la boca
Herman: (suspira) Tarde o temprano iba a pasar
Mirtha: Pero no así! Que hice mal? Eh? Le di todo a esa niña desagradecida. Le abrí las puertas de mi casa, la cuidé, la protegí y mira como me lo paga. A la primera oportunidad que tiene se escapa y encima con una de las cosas que más quiero en este mundo, que es mi hijo
Herman: Sentate y respira tranquila
Mirtha: No puedo. Por qué me traiciona así? Qué le hice?
Herman: Mirtha, Emilia no se llevó a Nicohlas, él decidió irse con ella, entendés?
Mirtha: Me da igual lo que pasó o dejó de pasar. Nicohlas está con ella y no acá con nosotros, es lo único que me importa. Quién sabe lo que les puede pasar? Dios, no lo quiero ni pensar
Herman: No podés enojarte así, son grandes, se saben cuidar
Mirtha: Son grandes?! Por favor, no me hagas reír, ni siquiera tienen los 18 Herman
Herman: Nicohlas está por cumplirlos
Mirtha: Herman, tu hijo se fue a otro país, entendés la gravedad de la situación? No lo vamos a volver a ver nunca más, te da igual?
Herman: No me da igual, pero respeto que haya querido hacerlo
Mirtha: (asiente y con brusquedad rompe la carta y la tira al piso. Se saca las lágrimas enojada y se va)
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Emilia: (entra al camarote y deja la valija sobre la cama)
Nicohlas: (entra detrás)
Emilia: (lo mira) Parece que vamos a tener que compartir cama
Nicohlas: Veo...
Emilia: Que lado preferís?
Nicohlas: No tengo preferencias, siempre dormí solo, así que...
Emilia: Sí, yo también
Nicohlas: Creo que es mejor que pida otro camarote, no? Por ahí te incomoda...a mí me incomoda un poco la verdad
Emilia: Como quieras
Nicohlas: Voy a preguntar (se va)
Emilia: (cierra y se tumba en la cama mirando hacia el techo. Cierra los ojos)
*
Nicohlas: (se acerca a un hombre uniformado) Disculpe
Paco: Sí?
Nicohlas: Me gustaría saber si cabría la posibilidad de que se me asigne otro camarote
Paco: Cual es el problema del que le asignaron?
Nicohlas: Que tengo que compartir cama
Paco: Usted se cree que es el rey de Inglaterra? Sabe cuántos pasajeros hay abordo? Si tiene que compartir cama es porque no viaja solo, no creo que le hayan asignado la habitación con un desconocido
Nicohlas: No, en absoluto, no es un desconocido, pero verá...
Paco: No tengo tiempo para tonterías, lo siento (sonríe forzadamente) Que disfrute del viaje (se va)
Nicohlas: (respira profundamente) Está bien... (Vuelve al camarote. Al verla dormida intenta no hacer ruido. Saca la valija de arriba de la cama)
Me quedé mirandola un rato tratando de imaginar cómo sería dormir con ella al lado. Si sería de las que se mueven mucho, o de las que abrazan en sueños, o simplemente pasaría toda la noche en la misma posición sin mover un pelo. Yo era del último grupo.
Me pregunté tambien si se molestaría mucho cuando le contara que definitivamente tendríamos que compartir cama.
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Jennell: (camina agarrada de la mano de Mirtha sin decir nada. De vez en cuando la mira)
Mirtha: (respira profundamente y cierra los ojos para no llorar)
Jennell: Emilia está bien?
Mirtha: (abre los ojos y la mira. Trata de sonreír) Por qué va a estar mal?
Jennell: Porque no está acá con nosotras y vos estás mal
Mirtha: Dormí mal, nada más
Jennell: No es verdad. Esta enferma, es eso, no? Y se va a morir
Mirtha: No, Jennell, que tonterías estás diciendo. Camina más rápido, dale
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Emilia: (sale a cubierta y respira profundamente)
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¿Qué ves cuando cerrás los ojos?
Fanfiction«¿Qué ves cuando cerrás los ojos?» esa pregunta siempre me la hacía mamá cuando no podía dormir o tenía miedo. Era una especie de juego: Yo cerraba los ojos y, ella, a veces, me relataba paisajes de ensueño; otra veces lo hacía yo. Mundos imaginario...
