Bajo tierra

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No se escuchaba nada más que los murmullos de la gente que, aterrorizada, esperaba un destino incierto.
Hacía mucho frío ahí abajo, un frío húmedo que calaba hasta los huesos.

Emilia: (mira a Nicohlas)
Nicohlas: (apoya la cabeza en el hombro de Mirtha)
Mirtha: (choca su cabeza con la de él)
Nicohlas: Va a estar todo bien
Mirtha: (asiente)
Emilia: (apoya la cabeza en la pared y cierra los ojos)
Nicohlas: (pone la mano sobre la mano de Jennell que duerme tranquila. Cierra los ojos)
Emilia: (tararea una canción)

Pasaban las horas y seguíamos encerrados bajo tierra. Era lo más parecido a estar enterrada con vida. Mis dientes no podían dejar de castañear, incontrolables. Me dolía la mandíbula y el cuerpo entero, que tampoco me dejaba de temblar

Nicohlas: Tanto miedo tenés?
Emilia: Frío es lo que tengo (se aferra más a la manta) Y sí, tambien tengo miedo. Acaso vos no lo tenés?
Nicohlas: No
Emilia: Que mentiroso que sos. Todo el mundo acá abajo está muerto de miedo (lo mira) No hay nada más cobarde que negar que estás asustado, sabes?
Nicohlas: (la mira) Está bien, sí. Estoy muerto de miedo porque no sé cómo nos vamos a encontrar el pueblo cuando salgamos de acá. No sé si va a estar todo destruido o todavía quedará algo
Emilia: No se escuchan bombas
Nicohlas: A lo mejor son bombas silenciosas
Emilia: Eso no existe
Nicohlas: Permiso (se acerca más a ella y cruza su brazo con el de ella)
Emilia: (bosteza)
Nicohlas: Por qué no dormís un rato?
Emilia: No puedo, tengo demasiado frío. Vos pudiste dormir algo?
Nicohlas: Algo, pero muy poco

Entre los dos se hizo un silencio largo y lleno de miradas furtivas. Ambos tratábamos de disimular que no nos estábamos mirando, pero ambos sabíamos que nos estábamos mirando y es que aunque no supiéramos sobre qué hablar, los dos teníamos la necesidad de decir algo para que la situación fuera mucho menos dura de lo que era.

Nicohlas: Emilia yo...quiero pedirte perdón por todo. Y cuando digo todo es todo. Desde el segundo uno que nos conocimos hasta el día de hoy. Fui un trendo estúpido y un maleducado. Lo siento. Supongo que estaba asustado y algo celoso. No me gustan los cambios, además llegaste en un momento difícil porque mi papá se había ido y me sentía más desprotegido que nunca. Pensaba que nos señalarían por acoger a una judía en casa. Tenía miedo de que si te quedabas vinieran a por nosotros. Mi mamá y Jennell son lo más preciado que tengo y si les pasa algo (niega con la cabeza) No lo quiero ni imaginar. Sentía que las tenía que proteger con mi vida y tu llegada fue...inesperada y...
Emilia: Está bien, supongo que te entiendo
Nicohlas: Y me perdonas?
Emilia: No lo sé (lo mira) Solo me pedís perdón porque estamos en una situación límite, si no lo estuviéramos seguirías tratandome igual de mal
Nicohlas: (baja la cabeza)
Emilia: Pero precisamente porque estamos en una situación límite voy a aceptar tus disculpas y aunque me cueste olvidar todo lo que me hiciste, supongo que ... Te perdono
Nicohlas: (la mira sonriendo un poco)
Emilia: (suspira) Crees que nos queda mucho tiempo más acá abajo?
Nicohlas: Quien sabe
Jennell: (se sienta sobre Emilia)
Emilia: (sonríe y la acomoda mejor tapandola con la manta)
Jennell: Emilia, podemos jugar al juego de tu mamá?
Emilia: Claro, decime, ¿qué ves ahora cuando cerrás los ojos?
Jennell: (cierra los ojos)
Nicohlas: (cierra los ojos tambien)
Jennell: Veo...mm...
Emilia: Te voy a ayudar (cierra los ojos) Veo un día que fuimos a comprar caramelos (le acaricia el pelo) Te acordás?
Jennell: (asiente)
Emilia: Había tantos que no sabías cual elegir. Estuvimos mucho rato en la tienda (se ríe un poco)
Jennell: (sonríe) Había chupetines de muchos colores. Te acordás ese que era gigante?
Emilia: (asiente) Era más grande que vos!
Jennell: (se ríe) Ese era el que yo quería
Emilia: Pero era muy caro
Jennell: Así que al final no compramos nada y nos fuimos a la pastelería
Nicohlas: No me esperaba ese final de historia (se ríen)
Emilia: La pastelería era sin duda la mejor opción. Era mucho más económica y pudimos comprar dulces para compartir
Jennell: Mamá se puso tan contenta cuando llegamos con la bandeja llena de diferentes dulces...
Emilia: Sí y Nicohlas, aunque no lo quiera admitir, también se puso muy contento cuando los vio (abre un ojo y lo mira)
Nicohlas: (abre los ojos)
Emilia: (cierra el ojo) Entré por la noche a la cocina a por un vaso de agua y lo encontré comiendo el último pastelito que quedaba
Jennell: (se ríe) Vos Nico, tenés los ojos cerrados?
Nicohlas: (los cierra) Sí
Jennell: Y que ves?
Nicohlas: Veo...el día que papá vino a visitarnos y vimos que estaba bien. También veo el día que llegué, después de la cita fallida, y las encontré jugando a las cartas. Me senté a jugar con ustedes. Nos reímos tanto esa tarde
Emilia: (apoya la cabeza en el hombro de Nicohlas)
Mirtha: (los mira y sonríe tiernamente. Se acerca más) Creo que no nos queda mucho tiempo más acá abajo
Nicohlas: (abre los ojos) Ojalá que no, necesito volver a mi cama
Mirtha: (le acaricia el pelo)
Nicohlas: Mamá, tengo algo que contarte
Mirtha: Qué?
Nicohlas: (se saca del bolsillo del pantalón la foto rota de los papás de Emilia) Clemens la agarró, se la quise sacar y...
Mirtha: (agarra los dos pedazos) Nico...
Nicohlas: Perdón. Se puede arreglar, o no?
Mirtha: Sí, se puede, pero no creo que le guste verla remendada
Nicohlas: Y que podemos hacer?
Mirtha: Dejame pensar, algo se me va a ocurrir
Nicohlas: Podremos tenerla antes de Navidad? Quiero regalársela
Mirtha: (sonríe) Podré tenerla antes de Navidad, sí. Ya no la odias?
Nicohlas: (la mira dormir tranquila sobre su hombro) Nunca la odié (mira a Mirtha) Solo tenía miedo de que por su culpa pasara algo malo, por eso la trataba mal. Esperaba que se fuera y así estaríamos a salvo, pero nunca la odié
Mirtha: (niega con la cabeza y se guarda la foto en el bolsillo) Sos un cabeza dura. Le va a hacer mucha ilusión el regalo que le vas a hacer, hace un par de días que está algo angustiada porque no encuentra la foto. No se va a esperar para nada que se la regales
Nicohlas: Incluso aunque tenga un pedazo de cinta pegada?
Mirtha: No lo voy a arreglar con un pedazo de cinta hijo, si la arreglo, la arreglo bien
Nicohlas: Crees que va a salir muy caro? Yo tengo plata ahorrada, lo puedo pagar yo, es más, lo quiero pagar yo. Es lo justo. La lastimé mucho y quiero arreglar las cosas
Mirtha: Empeza por pedirle perdón
Nicohlas: Ya lo hice
Mirtha: Y te perdonó?
Nicohlas: Sí...o más o menos, no lo obtengo claro
Mirtha: (se ríe un poco) Está bien, mañana iremos a la tienda a preguntar cómo podríamos arreglarla y si sale muy caro
Nicohlas: (asiente)
Mirtha: (le da un beso en la frente) Te amo, sabes?
Nicohlas: (sonríe) Yo tambien te amo mamá, aunque no te lo diga de normal y tal vez no te lo demuestre
Mirtha: (le pellizca suavemente el cachete) Estaba pensando en volverte a anotar al equipo de atletismo
Nicohlas: Estaría bien, lo extraño un poco
Mirtha: Me imagino

Ahí abajo no pasaban las horas. No sabíamos si era de noche o de día, si llevabamos mucho o poco tiempo. Era como estar congelado en el tiempo.

Emilia: Nicohlas, Nicohlas (lo mueve un poco) Tenemos que irnos ya
Nicohlas: (se despierta molesto) Que hora es?
Emilia: No lo sé, pero ya podemos salir, lo dijo un hombre
Nicohlas: (bosteza estirandose) Me duele todo
Emilia: A mi también (se levanta torpemente y le tiende la mano)
Nicohlas: (le da la mano y se levanta) Y Jennell y mamá?
Emilia: (las señala)
Mirtha: (levanta el brazo para llamar su atención)
Nicohlas: (va hacia ellas) Que hora es?
Emilia: (llega justo) Las 10:30 de la mañana, se lo escuché decir a una mujer

La fila para salir del refugio iba rápida y cuando quisimos darnos cuenta ya estábamos fuera de camino a casa.
Nunca había valorado tanto el calor de hogar como aquella mañana.

Nicohlas: (llama a la puerta de la habitación de Emilia) ... (Llama de nuevo) Emilia, te traigo un vaso de leche caliente (abre un poco y asoma la cabeza. La ve tumbada en la cama. Entra y deja el vaso de leche sobre la mesita de noche y la mira dormir)

En ese momento me di cuenta de que me gustaba más de lo que pensaba. Más incluso que Erika. Sin duda era muchísimo más linda en todos los sentidos

Nicohlas: (le pone la mano en el hombro) Emilia
Emilia: (abre los ojos un poco)
Nicohlas: Perdón que te moleste, pero te traje un vas de leche caliente, te va a hacer bien para entrar en calor
Emilia: (se frota los ojos) Gracias (sonríe aún dormida. Se sienta y agarra el vaso. Lo acerca a sus labios)
Nicohlas: (se sienta a su lado) Quiero decirte que lo que te dije ahí abajo, lo sigo manteniendo. A partir de ahora las cosas entre nosotros van a ser muy diferentes porque me di cuenta de que (la mira. Traga saliva)
Emilia: De qué?
Nicohlas: De que me equivoqué totalmente
Emilia: (sonríe) Llevaba tanto tiempo queriendo escuchar esas palabras, no te haces una idea
Nicohlas: (sonríe) Me imagino
Emilia: (deja el vaso de leche y lo abraza)
Nicohlas: (sigue el abrazo)
Emilia: (se separa y se toma el vaso de leche de una. Se lo devuelve) Gracias
Nicohlas: (sonrie) Te dejo descansar (se levanta y se va)
Emilia: (sonríe ampliamente y vuelve a tumbarse tapándose hasta la nariz)

Aquel mismo día mantuvimos una charla y decidimos empezar de 0 nuestra relación.
Ambos fingiriamos no conocernos de nada y así construiríamos una nueva relación. Sin duda fue la decisión más acertada por parte de ambos, Emilia se convirtió en la mejor amiga que nunca había tenido... Una amiga única, especial y diferente a todas. Ese día pude dejar de negarme lo que sentía y por fin me acepté a mi mismo que, efectivamente, me gustaba, me gustaba mucho

Me gustaba su sonrisa, su mirada, su paciencia, su manera de sobre llevar los momentos difíciles, su fuerza y su valentía.

Siempre admiré su capacidad para perdonar, para perdonarme todo el tormento que le hice pasar. Siempre admiré de ella sus ganas de querer empezar de nuevo, sus ganas de levantarse después de caer.

Y por eso supe que lo que sentía por ella era algo más que una simple amistad.

¿Qué ves cuando cerrás los ojos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora