Rugelach

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Nicohlas: (tacha un poco enojado algo que escribió sobre una hoja) Mmm (muerde la lapicera mirando el papel. Vuelve a escribir)

Hacia tiempo que trabajaba en aquella obra de teatro y por fin, aquella tarde, la terminé. Estaba completamente lista para ser interpretada. Solo necesitaba a alguien que quisiera comprarla para ponerla sobre el escenario. Podría hacerme de oro si algún director llegaba a interesarse y la compraba. Pero habían varios problemas que me dificultaban el plan:
1. Era mi opera prima, ¿quien querría comprar una obra de un principiante y arriesgarse de esa manera?
2. El personaje principal estaba inspirado en Emilia y no podía imaginar a ninguna otra persona interpretandolo. Sin embargo, no podía hablarle sobre la obra a ella, al menos no todavía. Quería que fuera un negocio seguro, ilusionarse para nada cuando uno necesita plata no está bueno.

X: (sale hablando con otro hombre gesticulando mucho)
Nicohlas: (se acerca) Hola, buenas tardes
X: (lo mira de arriba abajo con superioridad) Buenas tardes
Nicohlas: Nicohlas Meyer, un gusto (le tiende la mano)
X: Que querés? No tengo todo el día chiquito
Nicohlas: Yo... (Le da el libreto) Escribí esto y me gustaría saber si... Le interesa. Lo llevé a la radio, pero no hubo suerte. Creo que es buenisima, si se tomara un tiempo en leerla...
X: (agarra el libreto y lo mira por encima. Lee un par de páginas) Sos escritor?
Nicohlas: No. Es lo primero que escribo
X: Se nota. Hay muchas faltas ortográficas y frases mal formadas
Nicohlas: Perdón, mi castellano escrito no es muy bueno
X: (lo mira) De donde sos?
Nicohlas: Alemania
X: (mira al hombre que estaba a su lado) Andate (mira a Nicohlas) Tenés tiempo para tomar un café? Me gustaría leerla entera tranquilamente
Nicohlas: Sí, yo...claro... sí. Sí (sonríe muy ilusionado)
X: Ernesto Morel
Nicohlas: Lo sé. Escuché hablar de usted, por eso vine. Dicen que es de los mejores directores del momento
Ernesto: (se ríe haciéndose el modesto) Por favor, eso es decir mucho. Mi confitería preferida queda a unas cuadras de acá. Vayamos ahí
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Soledad: (mira a Emilia que cocina un postre muy alegremente tarareando una canción. Arquea las cejas) Se puede saber a qué se debe tanta felicidad? (Termina de poner en la olla las verduras)
Emilia: (la mira) A nada, estoy feliz, qué tiene?
Soledad: Lo veo. No te había visto así ningún día. Recibieron correspondencia de sus padres?
Emilia: No, algo mejor
Soledad: Algo mejor? (Se limpia las manos)
Emilia: No te voy a contar Sole! Me da vergüenza
Soledad: (niega con la cabeza revoleando los ojos) Adolescente un bicho diferente. Te ayudo con eso?
Emilia: No, tranquila
Soledad: Como quieras. Salgo entonces, no quemes la cocina
Emilia: Nunca
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Herman: (abre la puerta) Hija!
Jennell: Buenas noches (entra sacandose los guantes)
Pierre *mayordomo*: (entra las valijas de ella) Buenas noches señorita. Señor
Herman: Buenas noches
Pierre: (se va)
Herman: (cierra) Como fue todo?
Jennell: Bien. La familia Delacroix es muy agradable. Quieren que en la próxima juntada estén ustedes también. Y mamá?
Herman: En la habitación planchando. Anda verla, seguro se alegra de saber que fue todo bien
Jennell: (sonríe desganada)
Herman: Y que tal André?
Jennell: Eso importa? Permiso (sube a la habitación. Llama a la puerta, asoma la cabeza)
Mirtha: Jennell, hija!! (Deja la plancha y va a abrazarla con fuerza y efusividad) Como estás? Cuando llegaste? (Le acaricia el pelo)
Jennell: Recién
Mirtha: Como fue todo? Contame, vení (la agarra de la mano y la lleva a la cama. Se sientan una al lado de la otra)
Jennell: Le dije a papá. La familia de André quiere que vengan a la próxima juntada. Quieren conocerlos personalmente
Mirtha: Tendré que ir cuanto antes a comprarme algo de ropa apropiada entonces. Como son? Te hicieron sentir cómoda?
Jennell: Son muy simpáticos. Sí, estuve cómoda. Pero no tienen nada que ver con nosotros mamá
Mirtha: Lo sé, y por eso mismo te casas con André. Ya hablamos de esto
Jennell: (asiente bajando la mirada)
Mirtha: (la agarra del mentón y le levanta la cara) Hija, ya hablamos de esto
Jennell: Perdón
Mirtha: (la queda mirando en silencio unos segundos. La suelta) Y André?
Jennell: Muy callado
Mirtha: Hubo química?
Jennell: No lo sé
Mirtha: Lo tenés que saber. Si no la hubo tenés que esforzarte por qué la haya
Jennell: Y como se hace eso?
Mirtha: Hablando con él, siendo simpática, sonriente
Jennell: Hago todo eso, pero (suspira) Mamá, no nos queremos casar. Ni él, ni yo. Yo quiero seguir estudiando, quiero salir a saltar a la comba como todas las otras niñas. Antes me dejaban, qué pasó ahora? Que les pasó? Por que cambiaron tanto?
Mirtha: Son tiempos difíciles, hija
Jennell: (asiente, se levanta) Voy a dormir, estoy cansada (se va a su habitación)
Mirtha: (suspira pensativa)
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Jennell: (agarra papel, lapicera y un libro de tapa dura para apoyar el papel. Se sienta en su cama y comienza a escribir)

¿Qué ves cuando cerrás los ojos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora