¿Qué ves cuando cerrás los ojos?

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«Se ha retirado el campo
al ver abalanzarse
crispadamente al hombre.

¡Qué abismo entre el olivo
y el hombre se descubre!

El animal que canta:
el animal que puede
llorar y echar raíces,
rememoró sus garras.

Garras que revestía
de suavidad y flores,
pero que, al fin, desnuda
en toda su crueldad.

Crepitan en mis manos.
Aparta de ellas, hijo.
Estoy dispuesto a hundirlas,
dispuesto a proyectarlas
sobre tu carne leve.

Hoy el amor es muerte,
y el hombre acecha al hombre.»

(CANCIÓN PRIMERA - Miguel Hernández)

Herman: (se deja caer en un rincón)
Jennell: (se abraza a él)
Herman: (le acaricia el pelo) No pasa nada mi amor
Mirtha: (se sienta al lado de ambos pero cuando gira la cabeza a la derecha no ve ni a Emilia ni a Nicohlas) Herman (lo mira) Nicohlas y Emilia no están
Herman: Qué?
Mirtha: (se levanta) Voy a buscarlos. Iban detrás de nosotros, no entiendo nada
Herman: Si iban detrás de nosotros habrán entrado, tranquila
Mirtha: (mirando para todos lados) No voy a estar tranquila hasta que no los vea
Herman: Son mayores, saben el peligro que hay, estarán bien Mirtha. Confia un poco en ellos
Mirtha: Si les pasa algo nunca me lo perdonaré

Entre tanta gente asustada habíamos perdido el rastro a mis padres. Mucha gente había pasado por delante de nosotros a la hora de entrar al refugio provocando que nos separemos completamente de ellos. Miré a mi alrededor deseperado

Emilia: (lo agarra del brazo) Entraron mucho antes que nosotros, tranquilo. Están a salvo
Nicohlas: (la mira)
Emilia: (sonríe un poco para tratar de transmitirle paz) Vamos a sentarnos allá (lo suelta del brazo y va sacandose la manta que lleva sobre los hombros. Se sienta y se tapa)
Nicohlas: (se sienta a su lado)
Emilia: (le comparte la manta)
Nicohlas: Estaban siendo las mejores Navidades hasta el momento y terminamos acá abajo encerrados. Pfff. Estoy harto de tener que vivir así
Emilia: (mira a la gente atenta)
Nicohlas: (la mira) No trates de buscarlos entre tanta gente, es abaurdo

Pasaban las horas y cada vez estaba todo más silencioso ahí abajo. Odiaba cuando llegaba ese momento, porque siempre llegaba. Temía que en cualquier momento el sonido ensordecedor de una explosión irrumpiera en el ambiente

Nicohlas: (tararea un villancico)
Emilia: Pensaba que dormías
Nicohlas: (la mira sorprendido) Yo pensaba que vos dormías
Emilia: Con este frío es imposible
Nicohlas: No odias el silencio? A mí me da miedo
Emilia: Depende de la situación. Por ejemplo para dormir necesito silencio. Pero en ocasiones como está también me aterra. O a lo mejor lo que nos aterra es no saber qué va a pasar. Siempre que bajamos, me aterra la idea de volver a subir y encontrar todo destruido. O que justo en ese momento un avión sobrevuele el pueblo y deje caer una bomba. Puedes pasar. En tiempos de guerra todo puede pasar
Nicohlas: A mi la guerra no me da miedo. Lo que me asusta es perder a mis seres queridos
Emilia: A mi no me vas a engañar. La guerra te asusta tanto como a todos porque es justo la guerra la que te haría perder a esos seres queridos de los que hablas (mira para el frente) Por qué no jugamos a un juego? Tratemos de descifrar el silencio
Nicohlas: Descifrar el silencio?
Emilia: Escuchá... No estamos en un silencio total, se escucha el aire colarse por algún hueco. Lo escuchás?
Nicohlas: Sí (mira el techo) Tal vez por ese hueco de allá (señala)
Emilia: Seguramente
Nicohlas: ... Crees que el aire frío y el aire caliente se escuchan igual? Crees que se puede escuchar el frío?
Emilia: Yo creo que sí
Nicohlas: Y según vos, que sonido tiene?
Emilia: Por ejemplo cuando caminas sobre la nieve y los pies se te hunden o cuando pisas una placa de hielo y se resquebraja bajo tus zapatos
Nicohlas: También se puede escuchar a través de las personas, no? Cuando tiritan y sus dientes castañean
Emilia: (asiente)
Nicohlas: El calor por el contrario está lleno de bufidos por la sensación de pesadez que provoca cuando el sol brilla con tanta fuerza que parece que te vas a derretir. Te gusta más el frío o el calor?
Emilia: Mmm... Creo que uno complementa al otro. Ahora mismo sería genial que hiciera calor, pero en verano extraño el frío. Vos?

Estaba a punto de responder cuando un fuerte ruido me dejó sin habla. La gente que se había dormido comenzó a despertarse. Nos mirabamos unos con otros sin entender muy bien que había sido aquello, aunque no cabían dudas de que había sido una explosión.
Poco a poco nos íbamos removiendo más porque poco a poco íbamos aceptando el hecho de que había llegado el final para todo aquello que conocíamos.
Incertidumbre, miedo, ansiedad.

*

Cuando una piensa que las cosas no pueden ir peor, se equivoca, siempre pueden ser peor. Saber qué estaban bombardeando el pueblo me hizo sentir que, una vez más, me arrancaban de entre los dedos todo aquello que quería.

Me había costado un poco acostumbrarme a mi nueva vida, a mi nueva casa, a mi nueva familia. Al hecho de no saber absolutamente nada sobre mis padres; y cuando por fin lo había conseguido todo quedó reducido a cenizas

Emilia: (rendida apoya la frente sobre el hombro de Nicohlas)
Nicohlas: (la mira. Traga saliva y vuelve a mirar al frente) ¿Qué ves cuando cerrás los ojos?
Emilia: (levanta la cabeza sorprendida)
Nicohlas: (la mira) Que ves?
Emilia: (cierra los ojos) Veo... (Niega con la cabeza)
Nicohlas: Hace un esfuerzo, dale
Emilia: (aprieta más los ojos)

La onda expansiva de otra bomba retumbo en las paredes del refugio

Emilia: (sobresaltada se tapa los oídos y habla rápido) Veo el mar. Me encantaría viajar en barco. Nunca fui ni siquiera a una playa, solo vi en fotos. Papá me prometió que este verano iríamos y me compraría un helado de frutilla. Es más, para mi cumpleaños me regalaron una maya de rayas blancas y rojas. Vos qué ves?

Emilia seguía con los ojos cerrados con fuerza y los oídos tapados. Aún así sabía que si hablaba me escucharía de sobra, pero decidí hacer trampa y no cerrar los ojos porque no quería dejar de verla

Nicohlas: Te veo a vos (se acerca más a ella. Cierra los ojos y la besa inocentemente mientras otra bomba hace temblar el techo)

«No pudimos ser. La tierra
no pudo tanto. No somos
cuanto se propuso el sol
en un anhelo remoto.

Un pie se acerca lo claro.
En lo oscuro insiste el otro.
Porque el amor no es perpetuo
en nadie, ni en mí tampoco.
El odio aguarda su instante
dentro del carbón más hondo.
Rojo es el odio y nutrido.
El amor, pálido y solo.
Cansado de amar, te odio
Cansado de odiar, te amo.»*

(DESPUÉS DEL AMOR - Miguel Hernández)

Emilia: (abre los ojos y se miran fijamente)
Nicohlas: Te veo a vos sentada en la orilla de una playa con tu maya de rayas y tú helado de frutilla. Yo salgo corriendo de dentro del mar y te salpico para hacerte enojar. Nunca imaginé que mi primer beso serías vos y mucho menos pensé en la idea de que estuviéramos escondidos bajo tierra mientras destruyen todo cuanto alcanzan esas bombas. Pero si no imagino nada, si pienso en el presente, me pareció el mejor momento para darte este beso. En realidad sólo me importó que fueras judía en el momento que te conocí. Todo lo que vino después fue porque...porque no podía aceptar la idea de que me gustara una judía. Me sentí un traidor a mi patria porque me hicieron creer que eran el enemigo. Ojalá todos los alemanes que creen como estúpidos todas las mentiras que les cuentan pudieran abrir los ojos y abrazarse, besarse, juntarse aunque sea a tomar un café con cualquiera sin importar sus creencias religiosas. Yo contribuyo con mi pequeño grano de arena con este beso que te di... No vas a decir nada?
Emilia: Un nazi besando a una judía...toda una revolución (sonríe)
Nicohlas: (sonríe también empujandola suavemente) No te hagas la graciosa
Emilia: No tengo nada para decir. Creo que vos lo dijiste todo
Nicohlas: Que...qué opinas sobre el beso?
Emilia: Eso importa?
Nicohlas: Bueno...a mí sí
Emilia: (se encoge de hombros) En las películas son mejores, pero para ser el primera que das y que me dan en toda mi vida, supongo que no estuvo mal
Nicohlas: (arruga la frente) No estuvo mal? Que clase de valoración es esa? A lo mejor puedo mejorarlo (va a volver a besarla)
Mirtha: Nicohlas! Emilia! Están bien, dios santo (se abraza a ellos) No saben el miedo que pasé (le agarra la cara a Nicohlas) Que pasó? Por qué se separaron de nosotros?
Nicohlas: Larga historia
Emilia: Los perdimos entre tanta gente Mirtha
Mirtha: (los vuelve a abrazar) Pensaba que les había pasado algo (se saca las lágrimas)
Nicohlas: Y papá y Jennell?
Mirtha: Tambien están bien
Emilia: (se mira de reojo con Nicohlas)
Mirtha: Vamos (se para y les ofrece las manos para ayudarlos a levantarse)

* Hice una pequeña intervención en los dos últimos versos cambiandoles el orden para que se ajustara a lo que quise transmitir

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