Salir del refugio aquel día se convirtió en una pesadilla. Nadie quería encontrarse con la realidad de un pueblo arrasado, nadie quería ver su casa reducida a cenizas, nadie quería afrontar la realidad de que el pueblo había dejado de existir para convertirse en un conjunto de ruinas.
Cuando pusimos un pie fuera, la luz del sol nos cegó, como siempre. Pero cuando recuperamos la visión comprobamos que los destrozos de la bomba no habían sido tan graves como esperábamos.
Sí, habían casas destruidas, comercios y hasta partes del piso estaban explotadas, pero habían otras muchas casas que seguían en pie, imbatibles.Aquel momento fue el más raro de mi vida. Por un lado estaba la gente que se alegraba de ver sus casas en perfectas condiciones, y por otro, la parte de la población que había perdido todo y caía de rodillas al piso comprobando como donde había estado su hogar con todas sus pertenencias, ahora solo habían piedras.
Mirtha no decía nada, solo caminaba en dirección a casa ayudando a Herman pero en su rostro se podía leer el miedo a encontrarse con la nada misma.
A Herman se lo veía más preocupado por su pierna, y no era para menos, la llevaba arrastrando como si fuera un alma en pena que arrastra cadenas.
Yo llevaba a Jennell aúpa, medio dormida y de vez en cuando miraba a Nicohlas tratando de averiguar qué pensaba, pero era imposible, no apartaba la mirada del piso como no queriendo ver toda aquella destrucción.
Entre tanto odio y tristeza, nuestro primer beso quedó en la nada misma.*
Por suerte nuestra casa estaba en buenas condiciones cuando llegamos ante la puerta. Lo que más me preocupaba era encontrarla en ruinas.
Respiré tranquilo y medio sonreí.Emilia: (lleva a Jennell a la habitación. Despacio la acomoda en la cama y la tapa)
Mirtha: (ayuda a entrar a Herman)
Nicohlas: (va rápido a por una silla)
Herman: (se sienta) Que noche
Mirtha: No hace falta ni que lo digas
Herman: Se parece totalmente al campo de batalla, solo que acá no se pueden defender. Son unos hijos de puta
Mirtha: Herman! (Mira a Nicohlas)
Herman: No creo que se escandalice, seguro escuchó cosas peores. No hay wisky o ron? Creo que necesito una copa
Mirtha: Que te parece si mejor preparo té? (Lo agarra del mentón, le da un beso y va a la cocina)
Nicohlas: Crees que esto se va a terminar algún día, papá?
Herman: (sonríe) Toda tormenta llega a su fin
Nicohlas: Y viviremos para contarlo?
Herman: Quien sabe. Yo quiero pensar que sí. Por qué no vas a darte un buen baño de agua caliente? Te hará bien
Nicohlas: (asiente)
Herman: Dame un abrazo
Nicohlas: (lo abraza) Pase lo que pase, al menos estás acá con nosotros
Herman: (le acaricia la cabeza) Te quiero mucho, sabes?
Nicohlas: (asiente) Yo a vos (se separa y sonríen)
Herman: Que tal te va todo con Emilia? Por lo que me contó mamá firmaron un pacto de paz
Nicohlas: Más o menos
Herman: Como más o menos? Sí o no. Sabes? Me gusta para vos
Nicohlas: Qué? Estás loco? Está bien, firmamos las paces, pero hasta ahí
Herman: De la amistad al amor hay un solo paso
Nicohlas: No somos amigos. No quiero hablar de ella ahora mismo. Contame de nuevo la historia de cuando te dispararon en la pierna
Herman: Otra vez? Por qué mejor no te vas a dar el baño que te dije hace un rato? Y después te cuento lo que quieras
Nicohlas: (revolea los ojos) Está bien (se va para arriba)
Mirtha: (sale con una taza de té y se la ofrece) Está tocado de anís
Herman: Gracias
Mirtha: (suspira) Que vamos a hacer Herman? Es cuestión de tiempo que todo esto se vaya al carajo
Herman: (asiente) Creo que deberíamos comprar unos billetes de tren, da igual el destino, pero acá no nos podemos quedar
Mirtha: Creo que deberíamos alejarnos todos lo que podamos de Alemania
Herman: Y que propones? Viajar a Francia? Mira que son muchos días en tren eh, no creo que sea barato
Mirtha: Te recuerdo que tenemos a nuestro cargo a una adolescente judía? Si nos vamos de acá, nos vamos bien. No me gusta que crezca escondida. Cuando mudamos todas sus cosas al sótano me sentí horrible, sabes que es el lugar más frío de la casa
Herman: (asiente) No había pensando en ese detalle... (Bebe té despacio para no quemarse)
Mirtha: Creo que Francia es la mejor opción que tenemos ahora mismo
Herman: Lo que me aterra es que dentro de un tiempo lleguen hasta ahí y tengamos que volver a huir. No estamos en un tiempo de seguridad, sabes? A lo mejor lo que hoy es la mejor opción, dentro de un tiempo es la peor. Hitler tiene unas aspiraciones muy grandes. Pretende convertir Alemania en un gran imperio sin importar todo lo que tenga que destruir a su paso
Mirtha: Para ganar hay que arriesgar Herman, lo sabes mejor que nadie
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Emilia: (sale de la habitación y justo lo cruza)
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¿Qué ves cuando cerrás los ojos?
Fiksi Penggemar«¿Qué ves cuando cerrás los ojos?» esa pregunta siempre me la hacía mamá cuando no podía dormir o tenía miedo. Era una especie de juego: Yo cerraba los ojos y, ella, a veces, me relataba paisajes de ensueño; otra veces lo hacía yo. Mundos imaginario...