Mirtha: (entra en la cocina)
Nicohlas: (cerrando el horno) Buen día
Mirtha: Nico, que sorpresa. Que haces despierto? Anda a la cama dale, fue una noche dura
Nicohlas: (se limpia las manos) No puedo dormir. Vos?
Mirtha: (abre una silla y se sienta) Yo tampoco
Nicohlas: (se sienta a su lado) Crees que va a volver a pasar lo que pasó anoche?
Mirtha: (lo mira. Sonríe y le acaricia la cara) Seguro que no, tranquilo. Que estás preparando?
Nicohlas: Stollen, pero no cualquier stollen, seguí la receta de la abuela. Espero que salga bien porque sino se van a llevar una sorpresa, pero una sorpresa horrible
Mirtha: (se ríe) Seguro que está para chuparse los dedos. Me gusta volver a verte así, sabes?
Nicohlas: Estoy igual que siempre
Mirtha: Que siempre cuando papá estaba en casa y eras más chico, porque la verdad que últimamente no tenías nada que ver
Nicohlas: (asiente) Puede ser que la noche de anoche me haya hecho ver las cosas de forma diferente, sí. Nunca pensé que podría pasar algo así ni tampoco en el miedo que da. Pensas que si algún día bombardean el pueblo, ahí abajo estaremos a salvo?
Mirtha: Claro que estaremos a salvo Nico
Nicohlas: Y si nos destruyen la casa que haremos?
Mirtha: Buscar otra (sonríe y le acaricia la cara) Tenés unas ojeras tremendas, anda a dormir un rato más, dale. Yo me encargo de que no se queme el stollen
Nicohlas: (se levanta para irse pero vuelve sobre sus pasos y abraza a Mirtha)
Mirtha: (le sigue el abrazo) Vamos a estar todo bien, vas a ver (le acaricia el pelo)
Nicohlas: (se separa y la mira)
Mirtha: Pasa algo más?
Nicohlas: No te parece increíble que Emilia me haya perdonado sin importarle todo el dolor que le causé?
Mirtha: (se ríe)
Nicohlas: No te rías. Hace mucho rato lo estoy pensando
Mirtha: Me río porque me causa ternura, no por nada más. Vos no la habrías perdonado si hubiera sido al revés?
Nicohlas: No sé...
Mirtha: Pensalo y más tarde me respondes
Nicohlas: O mejor le pregunto a ella. Vos decís que me perdonó de verdad?
Mirtha: Yo digo que sí. Por qué te iba a mentir?
Nicohlas: (retuerce los labios pensativo)
Mirtha: Vos sabes lo angustiante que es vivir enojada? Y peor aún, enojada con una persona que vive en tu casa, es imposible. Además hay que tener en cuenta que la vida son dos días hijo, y más en los tiempos que corren. Si llega el momento, que puede ser cualquiera, mejor irse en paz que con el cuerpo pesado por un enojo. Te arrepentiste y le pediste perdón, es más que normal que haya decidido perdonarte. Yo también lo hubiera hecho en su lugar
Nicohlas: Pero vos sos mi mamá
Mirtha: Aunque no lo fuera. Una persona que se arrepiente y pide perdón merece ser perdonada
Nicohlas: (asiente)
Mirtha: Ahora sí, a la cama (se levanta, le da un beso en la frente y se va. Justo al salir la cruza a Emilia)
Emilia: Mirtha! Sabes dónde está Nicohlas? Le voy a dar el regalo
Mirtha: En la cocina. Después me contas si le gustó
Emilia: (mira el regalo) Tal vez sea mejor idea darselo en la cena cuando estemos todos
Mirtha: No, mejor daselo ahora (le aprieta el cachete suavemente)
Emilia: (asiente y va a la cocina)
Nicohlas: (mira el horno atentamente)
Emilia: Nicohlas
Nicohlas: (se gira) Te estaba buscando (le ofrece el regalo) Se nos olvidó darte esto. Feliz cumpleaños
Nicohlas: Que es esto?
Emilia: Un regalo. Me dijo tu mamá que no te gustaba mucho cumplir, pero igual quisimos comprarte algo. Es de parte de todos: tu papá, tu mamá, de Jennell por supuesto (sonríen) Y mío también. Acompañé a tu mamá a la tienda para comprarlo, espero que te guste y perdón por dartelo ahora. Ni me acordaba de que lo tenía escondido en mi armario
Nicohlas: Muchas gracias, pero no hacía falta
Emilia: Hacia falta, creeme. Abrilo, dale! Me pongo nerviosa
Nicohlas: (lo abre)
Emilia: (se muerde la uña del dedo índice)
Nicohlas: (tira el papel al piso y abre la caja. Se queda boquiabierto)
Emilia: Y?! Te gusta?
Nicohlas: (saca una zapatilla de la caja) Me encanta
Emilia: (sonríe)
Nicohlas: (se sienta en una silla, se saca sus zapatos y se prueba los otros) Son las mejores zapatillas del mundo. Gracias
Emilia: Ahora que vas a volver al equipo de atletismo te harán falta
Nicohlas: Sí. Estoy seguro de que voy a correr mucho mejor ahora. Son más cómodas que las otras que tengo
Emilia: (olfatea) A que huele?
Nicohlas: Stollen
Emilia: (se acerca al horno) Que rico. Le falta mucho?
Nicohlas: Un ratito, sí
Emilia: Lo hiciste vos?
Nicohlas: Quién sino?
Emilia: No sabía que te gustaba la cocina
Nicohlas: No me gusta, solo que tenía ganas de comer así que me pareció buena idea prepararlo
Emilia: Es la primera vez que cocinas?
Nicohlas: Por qué tantas preguntas?
Emilia: (se gira hacia él) Perdón, medio curiosidad, a penas te conozco y ahora que las cosas entre nosotros parece que mejoraron un poco pensé que...nada, tenés razón, te estoy preguntando demasiado. Solo vine a darte el regalo, me vuelvo a la cama, aún tengo un poco de sueño. Permiso (cruza la cocina en dirección hacia la puerta)
Nicohlas: Es la primera vez que cocino solo un stollen
Emilia: (se gira para mirarlo)
Nicohlas: Cuando era más chiquito cocinaba, pero cosas como galletas y siempre con la supervisión de mamá
Emilia: Espero que no se te queme (le sonríe un poco y se va)No les voy a decir que la relación entre los dos cambió radicalmente desde ese momento, aún había algo de frialdad en nuestra forma de tratarnos, pero sí les puedo contar que los insultos desaparecieron y poco a poco me fui relajando y dejando de lado la idea de que yo tenía que suplir el lugar que mi padre había dejado.
Habían pasado un par de semanas desde que las cosas se habían estabilizado entre Nicohlas y yo. Con Mirtha decidimos ir a visitarlo al entrenamiento de atletismo completamente por sorpresa. Nunca había visto a Nicohlas disfrutar tanto de algo. Verlo correr con todas sus fuerzas era todo un placer porque prácticamente volaba. Era el más rápido de todos los presentes
Jennell: Corre Nico!!! Bieeen!!! (Salta y aplaude)
Mirtha: (se ríe) Jennell, lo vas a desconcentrar
Nicohlas: (cruza la meta y se deja caer al piso feliz. Se lleva las manos a la cabeza)
Entrenador: (lo ayuda a levantarse) Cada vez más rápido Meyer, muy bien. Volviste con todas las pilas puestas. Felicitaciones
Nicohlas: Gracias
Emilia: Vamos a felicitarlo (baja a la pista)
Jennell: (la sigue)
Nicohlas: (al verlas se acerca corriendo) Que hacen acá?
Jennell: Sos el mejor (lo abraza)
Nicohlas: (le sigue el abrazo)
Emilia: Vinimos a verte de sorpresa. Al final es verdad, las nuevas zapatillas te hacen volar prácticamente
X: Ey Meyer, vamos a ir a comer algo, venís?
Nicohlas: Después voy
Emilia: Anda con ellos dale, son tu equipo
Nicohlas: (se ríe) Acá no funcionamos por equipos Emilia. No me bancan, solo me invitan para hacerme sentir mal. Hablan entre ellos y a mí me dejan medio apartado. Prefiero irme con ustedes
Emilia: Te tienen envidia porque sos mejor que ellos
Nicohlas: Puede ser. Tengo hambre, vamos yendo?
Emilia: (asiente)
Nicohlas: Voy a por mis cosas, no tardo. Nos vemos en la puerta de salida (se va al vestuario)Por primera vez desde que había llegado a la casa fuimos a tomar algo a una pastelería. Había un ambiente tan cálido y un olor tan rico que no nos queríamos ir. Me recordó al olor de la cocina de mi casa en ocasiones especiales. Mamá preparaba muchos dulces y terminabamos con dolor de panza de tanto comer.
Mirtha: Al final las zapatillas son el mejor regalo que te podíamos haber hecho. Estuvimos dudando entre eso y una cámara de fotos
Nicohlas: Para que quiero yo una cámara de fotos?
Emilia: Para sacar fotos
Nicohlas: Me refiero a que justamente yo no soy fan de las fotografías
Mirtha: (se tensa de repente) Chicos vayan terminando, tenemos que irnos ya
Nicohlas: Que pasa? (Se gira)
Mirtha: No mires Nicohlas!
Jennell: Que pasa?
Mirtha: Entraron unos policías con una lista
Nicohlas: (mira a Emilia)
Emilia: (baja la cabeza)
Mirtha: (le agarra la mano) Tranquila
Emilia: (traga saliva)
Mirtha: (saca plata) Anda a pagar vos Nicohlas
Nicohlas: (agarra la plata y va)
Mirtha: Ahora tranquilamente nos vamos a parar, nos vamos a colocar los sobretodos y nos vamos a ir como si no tuvieramos nada que ocultar, entendido?
Emilia: (asiente y se para)
Nicohlas: (vuelve y les sigue el juego) Están preguntando si conocen a unas personas que tienen en la lista, supongo que serán judios. No escuché nada sobre ninguna Emilia
Emilia: Es cuestión de tiempo
Mirtha: No digas eso
Emilia: Sí Mirtha, es cuestión de tiempo. Tengo que entregarle antes de que vengan a buscarme
Nicohlas: Estás loca? Ni lo pienses
Mirtha: (agarra a Jennell de la mano) Vamos
Nicohlas: (agarra a Emilia de la mano con fuerza reteniendola)
Emilia: (casi llegando a la puerta le aprieta más la mano)
Nicohlas: (la mira)
Mirtha: (les aguanta la puerta hasta que salen) No miren para atrás en ningún momento, sigan caminando
Emilia: (cierra los ojos) Tengo ganas de salir corriendo
Nicohlas: No es el momento, ahora más que nunca tenés que ser valiente
Emilia: Que vamos a hacer ahora que sabemos que empiezan a venir a por gente?
Mirtha: En casa vamos a hablar de esto, no es el lugar ni el momento ahora
Emilia: (habla en susurro con Nicohlas) Este pueblo ya no es seguro, cada vez la situación es peor. Me van a venir a buscar por mi nombre y apellido y entonces todo lo que vos temías que pasara, va a pasar
Nicohlas: (le suelta la mano y la abraza por los hombros) Vas a estar bien. Vamos a estar bien
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¿Qué ves cuando cerrás los ojos?
Fanfic«¿Qué ves cuando cerrás los ojos?» esa pregunta siempre me la hacía mamá cuando no podía dormir o tenía miedo. Era una especie de juego: Yo cerraba los ojos y, ella, a veces, me relataba paisajes de ensueño; otra veces lo hacía yo. Mundos imaginario...