Los días siguientes de viaje fueron los más tormentosos. A penas nos hablábamos y tratábamos incluso de cruzarnos lo menos posible.
A penas quedaba un día para llegar a tierra firme. Era sábado por la tarde y en el barco organizaron algo así como una fiesta de despedida. Los pasajeros sacaron sus "mejores galas". Algunas ropas eran más lujosas que otras, se notaba una cierta pincelada de diferencia entre clases sociales, aunque no muy grande.
Emilia: (se termina de vestir de espaldas a Nicohlas)
Nicohlas: (se mete la camisa por dentro de los pantalones)
Emilia: Me subís el cierre, por favor
Nicohlas: (cuidadosamente le aparta el pelo y lo sube)
Emilia: Gracias
Nicohlas: Lo confeccionó mi mamá?
Emilia: Sí (lo alisa con las manos) Es mi favorito
Nicohlas: Te sienta muy bien
Emilia: Gracias (le da media sonrisa, se da media vuelta y sigue arreglandose. Saca un espejito y un pintalabios de un cajón. Se sienta y concentrándose se pinta perfectamente los labios de un color rojo pálido. Lo guarda y saca un perfume que rocía a penas por su cuello)
Nicohlas: Te viniste muy preparada, no sabía
Emilia: (guarda el perfume) Una nunca sabe (se da vuelta hacia él) Estás listo?
Nicohlas: (abre levemente la boca) Estás...wow
Emilia: (sonríe a penas) Te parece? (Se mira el vestido)
Nicohlas: Me parece y le va a parecer a muchos otros hombres más, creemeEra un vestido sencillo hasta la rodilla, blanco con florecitas rojas estampadas. La parte de arriba quedaba ceñida al cuerpo y dejaba al descubierto un escote discreto. Al llegar a la cintura, la falda se ensanchaba un poco más.
Se había atado dos mechones de pelo en la parte trasera de la cabeza.Emilia: (le tiende la mano) Podemos firmar una tregua de paz por esta noche?
Nicohlas: (le da la mano)
Emilia: Ojalá fuera tan fácil
Nicohlas: Qué cosa?
Emilia: (sonríe) Firmar la paz entre un bando y el otro
Nicohlas: (se le dibuja una sonrisa)
Emilia: Vamos? Debe haber empezado ya, escucho música
-
Emilia: (mira a su alrededor) No sabía que había tanta gente a bordo
Nicohlas: Yo tampoco (busca con la mirada a Inés)
Emilia: Creo que todo el presupuesto para comida, lo gastaron pensando en la fiesta de hoy. Mira esa mesa! (Va directa)
Inés: (se acerca a Nicohlas por las espaldas) Me buscas a mi?
Nicohlas: (se gira) Sabes que sí
Inés: (sonríe) Estás muy elegante
Nicohlas: Por favor, no me mientas (ríen) Vos si que estás elegante (le da una vueltita)
Inés: Te gusta? Lo compré hace un par de años en España. Menos mal que no engordé mucho desde entonces (ríen) Viniste solo?
Nicohlas: No, Emilia está en la mesa de comida. Hacía días que no la veía comer
Inés: (lo mira)
Nicohlas: (se mira los pies apretando sus labios)
Inés: Por qué?
Nicohlas: Digamos que las cosas entre nosotros no están del todo bien. Ahora ella va a la suya y yo a la mía
Inés: En eso me fijé, pero no pensé que había una razón de peso (la mira) Que pasó? Puedo saber?
Nicohlas: Supongo que se enojó conmigo, aunque supuestamente firmamos un pacto de paz antes de venir acá, pero aún así no me olvido de que estos días estuvo enojada conmigo
Inés: Supones? Que le hiciste?
Nicohlas: Por qué mejor no vamos a comer algo y dejamos esta charla en el pasado? La verdad es que no tengo ganas de rememorar discusiones que ya son historia. Después de usted, señorita (le hace un gesto)
Inés: (sonríe y niega con la cabeza. Pasa por delante de él)
Nicohlas: (la sigue)
Inés: Tomas vino?
Nicohlas: Sí
Inés: (agarra dos copas de una bandeja) No escatimaron mucho a la hora de servir la comida
Emilia: (se acerca y agarra una copa de vino. Se va sin decir nada)
Nicohlas: (la sigue con la mirada)
Inés: (la mira) Que lindo el vestido, le sienta muy bien. Está hermosa
Nicohlas: (asiente)
Inés: Me preocupa un poco que se vuelva a repetir una escena parecida a la del otro día, sabes? Creo que no deberíamos dejar que pasee sola por el barco
Nicohlas: Si te llega a oír decir eso, se pondría como una fiera
Inés: La entiendo. Es horrible no poder pasear tranquilamente sola por algún lugar sin sentir que mil ojos te vigilan, pero es la realidad en la que vivimos. Es una fiesta, hay alcohol, hombres... Se te ocurre algo más peligroso que una mujer borracha y sola entre tantos hombres? No me malinterpretes pero el alcohol anula por completo a las persona. Además no olvidemos que el tipo del otro día aún anda por acá
Nicohlas: (la mira) Todo esto me lo dijiste por experiencia?
Inés: No. Por suerte nunca viví nada parecido, pero si leí y escuché hablar a otras mujeres. Viajé bastante, y creeme, da igual en qué parte del mundo estés, las historias se repiten. Yo tuve suerte, simplemente; además de un gran sentido de la intuición. Supe irme de los lugares que no me convenían a tiempo y alejarme de quien no me convenía (se sujeta en al hombro de Nicohlas y se saca un taco. Se mira el talón) Uff recién me los puse y ya tengo una herida. Voy a ir a cambiarlos, me puse estos porque son nuevos, pero me están destrozando el pie. Ya vuelvo (deja la copa sobre la mesa y se va)
Nicohlas: (se bebe de una el poco vino que le queda y se acerca a Emilia que seguía comiendo bajo la atenta mirada de un par de hombres que charlan entre ellos a la vez que la observan) Señorita
Emilia: (se da vuelta)
Nicohlas: Le gustaría acompañarme fuera a tomar un poco de aire? (le ofrece la mano)
Emilia: (se ríe) Que te pasa? Por qué me hablas así?
Nicohlas: Es lo que suelen decir en las películas
Emilia: Inés? Te dejo solo?
Nicohlas: Fue a cambiarse los zapatos
Emilia: Y no la acompañaste?
Nicohlas: Pensé que sería mejor llevarte fuera a respirar un poco. Te vi tomar una copa de champagne antes, ahora el vino
Emilia: Sos mi mamá ahora?
Nicohlas: Soy alguien que está intentando que no termines de cualquier manera (le saca la copa de vino) Si comes tan rápido te va a hacer mal en el estómago
Emilia: (le vuelve a sacar la copa de la mano y bebe)
Nicohlas: No estamos acostumbrados a tomar, por eso mismo no deberías mezclar bebidas
Emilia: Nicohlas es la primera fiesta en la que estoy, deja que me divierta un poco
Nicohlas: Beber no es divertido y comer sin parar tampoco. Al no ser claro que no comas hace semanas y tengas el estómago vacío
Emilia: (entrecierra los ojos mirándolo)
Nicohlas: No hagas esa cara, no te crucé ni un solo día en el comedor
Emilia: Procuraba madrugar justamente para eso, para no cruzarte
Nicohlas: Te parece madura tu actitud?
Emilia: Tengo 17, te parece que puedo ser madura?
Nicohlas: Firmamos la paz antes, volvimos a ser amigos, te olvidaste?
Emilia; No, seguimos siendo amigos
Nicohlas: Los amigos no se comportan así
Emilia: Toma (le ofrece una copa de vino) Bebe, te va a ayudar a relajarte
Nicohlas: Si yo me relajo, vos vas a terminar muy mal la fiesta (mira a su alrededor. Los hombres aún la miran. La agarra del codo) Vení conmigo (se toma el vino de una y se la lleva fuera)
Emilia: Que haces?
Nicohlas: Habían unos tipos que te miraban, no me generaron confianza
Emilia: Ah, me estás cuidando
Nicohlas: Sí
Emilia: (asiente) Buenísimo (va a sentarse a un banquito. Se saca los tacos)
Nicohlas: (se sienta a su lado) Sé que no te gusta, pero me da igual
Emilia: (suspira y cierra los ojos sintiendo la brisa en la cara)
Nicohlas: Sube rápido el vino, no?
Emilia: (asiente)
Nicohlas: ... Podríamos bailar
Emilia: (lo mira) Vos sabes?
Nicohlas: No y además siento que tal vez no voy a poder mantener muy bien el equilibrio, pero es una fiesta, tenemos que bailar
Emilia: Cuando era chiquita, todos los viernes a la noche, desde las escaleras que conectaban el living con las habitaciones, espiaba a mis papás que bailaban durante horas y se besaban. Eran buenos tiempos (suspira)
Nicohlas: (sonríe) Que suerte, mis papás salían a bailar, nunca lo hacían en casa. Venía una vecina a cuidarnos. Una vieja sorda que no se enteraba de nada (ríen) Entonces un poco sabes bailar, observando tambien se aprende
Emilia: (se encoge de hombros) Yo también me siento un poco mareada ahora mismo, no sé si es buena idea que te dé unas clases en este momento (ríen) Una tarde le confesé a papá que los espiaba. Le pedí que por favor bailara conmigo. Puso la música de los viernes, me subió sobre sus pies y bailamos por todo el living
Nicohlas: Que lindo recuerdo... Podríamos hacerlo ahora
Emilia: Mis pies sobre tus pies?
Nicohlas: Es la mejor manera de que no te pise. Tus pies descalzos lo agradecerán
Emilia: (sonríe) Te sentís capaz de llevarme? Que valiente teniendo en cuenta que nunca antes lo hiciste
Nicohlas: Por intentarlo no perdemos nada (se para y le ofrece la mano)
Emilia: (le mira la mano y después a los ojos. Le da la mano y se para) Para empezar tenés que agarrarme bien (le coloca la posición) Preparado? Mira que peso eh, ya no tengo 6 años
Nicohlas: Dale
Emilia: (se sube sobre los pies de él)
Nicohlas: Esto es más difícil de lo que pensaba
Emilia: (se ríe echando la cabeza hacia atrás. Al volver a mirar al frente se encuentra con los labios de Nicohlas muy cerca de los suyos. Aprieta los labios mirándole la boca y sonríe tímidamente)
Nicohlas: (trata de bailar)
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¿Qué ves cuando cerrás los ojos?
Fanfic«¿Qué ves cuando cerrás los ojos?» esa pregunta siempre me la hacía mamá cuando no podía dormir o tenía miedo. Era una especie de juego: Yo cerraba los ojos y, ella, a veces, me relataba paisajes de ensueño; otra veces lo hacía yo. Mundos imaginario...