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SOFÍA

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SOFÍA

— Sí, somos nosotros.

— Maria Reyes acaba de sufrir un accidente automovilístico, está en el hospital central. Sería recomendable que vinierais para aquí, sobretodo su mayor responsable.

— Ahora vamos para allá.

Colgué el teléfono y miré a Marco quien me miraba para que le dijera algo.

— Maria está en el hospital.

— ¿Y esperas que te lleve? Vete en bus— pensaba que Marco tendría por lo menos una poca de decencia por su hermana, pero veía que ni esto lo haría reaccionar.

Así que cogí las llaves de casa, me puse un chubasquero ya que llovía muchísimo y caminé a la parada de bus.

Cuando este llegó me subí rápido y caminé hacia los asientos de atrás, no tengo móvil así que me puse a mirar por la ventana.
Cuando llegué al hospital media hora después salí rápidamente hasta la recepción.

— ¿Habitación de María Reyes?— pregunté con algo de urgencia. La recepcionista me miró de arriba a abajo.

— ¿Parentesco con el paciente?— caí en la cuenta de que no tenía porqué saber quien era yo.

— La hermana pequeña, Sofía Reyes— dije entregándole mi DNI. Cuando la señora se cercioró de que era verdad, me dió el número.

— Planta segunda, pasillo D, habitación 207.

Y sin pensarlo más comence a correr escaleras arriba hasta llegar a la planta.
Corría por los pasillos hasta llegar a la puerta de la habitación.
Llamé y no esperé mucho para pasar.

Ahí estaba ella, en una cama vestida de blanco del mismo color de las sábanas.

— Buenas noches — dijo alguien entrando por la puerta.

— Hola— dije esperando a que me dijera algo sobre el estado de mi hermana.

— Supongo que serás un familiar de María Reyes, ¿no?

— Sí— dije asintiendo con la cabeza—. Soy su hermana, la pequeña.

El señor uniformado con una bata blanca y una libreta asintió con la cabeza antes de mirarme a los ojos.

— Siento ser yo quien tenga que decirle esto, está en un estado demasiado grave, chocó con el coche mientras iba a alta velocidad, creo que no es bueno que esté aquí.

Las lágrimas salían de mis ojos y mi cuerpo no respondía. María era lo único que me quedaba realmente después de la muerte de papá y mamá.

— ¡Una enfermera! Esta niña está sufriendo un estado de shock.

Alguien más entró en una habitación y me tumbaron en una camilla.

— ¿Tiene más familiares?— preguntó una voz femenina desconocida.

Mi hermano me odiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora