17

12.2K 603 42
                                    

Llegamos a casa y nos sentamos en el sillón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llegamos a casa y nos sentamos en el sillón.

— ¿Quieres ver algo?— dijo Marcel,

— Phineas y Ferb— dije yo con una sonrisa mientras me acurrucaba a su lado.

— Vale. No entiendo porque a Marco y a ti os gusta tanto esa serie. Es súper infantil.

— Espera, ¿has dicho Marco?

— Sí, cuando estoy con él también pone esto— dijo apuntando a los dibujos—. Solo de fondo, pero cuando se sienta en el sillón es como que lo pone por instinto.

Entonces.... ¿Marco aún veía esto?
A cualquier persona le parecería una chorrada pero para mí era lo mejor que me habían dicho hoy.

— Hoy tengo que ir con Marco— susurró en mi oído.

Ya se había acabado lo bueno.

— ¿Quieres venir?— yo negué con la cabeza—. Está preocupando Sofía.

— ¿Por eso el primer día que me fui montó una fiesta?— dije algo irritada,

— ¿Qué? No, solo estuvimos él y yo— dijo mirándome—. Ese día Marco me llamó muy alterado diciendo que una niña— me señaló y yo aparte su dedo acusador de un manotazo— se había escapado, tuve que correr a su casa y estuve toda la noche diciéndole que estarías bien,

— Entonces... ¿No me odia?

— ¿Qué? Claro que no te odia, el primer día me dijo que si me acercaba a ti me mataría, si supiera que estás conmigo no estará vivo— dijo riendo.

— Pero... Él me gritaba y hasta llegó a pegarme.

— Pero eso es por lo de-— pero se calló de golpe mirándome con los ojos abiertos.

— ¿Por lo de qué ?

No tenía ni idea de lo que decía.

— De nada— dijo él demasiado rápido.

Pero sabía que algo pasaba.

— Tengo un regalo para ti— dijo levantándose del sillón.

— No quiero regalos— dije escondiéndome entre las sábanas.

— Toma— me dio una cajita, con un envoltorio dorado.

Lo abrí y dentro estaba lo que había estado ahorrando María para regalarme antes de... De eso.

— No puedo aceptarlo— dije dándole de vuelta la caja con el móvil que había en su interior.

— Sí que puedes, tiene el número de Marco y el mío, ¿vale?— yo asentí, sabía que nunca usaría el número de Marco pero el de Marcel puede que sí—. Es un móvil muy simple, casi y no te puedes descargar aplicaciones, pero te servirá para llamar en caso de emergencia.

Mi hermano me odiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora