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SOFÍA

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SOFÍA

Me levanté por la mañana y lo primero que olí era ese aroma que me gustaba tanto, olí las sábanas y rápidamente me acordé de dónde estaba.

Mierda... ¡¿Enserio estaba oliendo las sábanas de Marcel?!

Me levanté de la cama y cuidadosamente caminé hacia el espejo que estaba a un lado de la cama.

No no no. ¿Porqué me tenía que pasar esto a mi?

Solo llevaba puesta una camiseta de Marcel que me quedaba por la mitad de los muslos y por desgracia tuve que mirar qué llevaba en la parte de abajo.

¡¿Se puede saber porqué tengo sus calzoncillos puestos?!

Me asusté, me asusté mucho.

Y aún más cuando él abrió la puerta.

Y soy tan tonta que grité, haciendo que él se sobresaltara. Marcel también gritó. Los dos gritamos hasta que los dos pensamos que era una estupidez y paramos.

— ¿Estás bien?— dijo acercándose.

Yo asentí.

— Vale— dijo más tranquilo y se hacerlo a mí—. ¿Estás incómoda?— iba a asentir, pero—. Por la herida digo.

— Estoy bien, pero-

— ¿Qué pasa?

— Hoy tenía cita con el médico— dije enterrando mi cabeza en mis manos intentando hacerme el menor daño posible.

— Pues te llevaré al médico— dijo con una sonrisa.

— Tomás estará ahí.

Se le borró la sonrisa.

— ¿Cómo que estará ahí?

— Sabrá que me he ido, pero querrá saber dónde estoy y llevarme a casa y eso es lo último que quiero hacer ahora.

— Te dijo algo o-

— Le dije que el accidente de mi hermana fue el mismo en el cual murieron su padre y su hermano—dije sin mirarle.

— Oye— me cogió la mano y la apretó ligeramente haciendo que le mirara—. La culpa no es tuya.

— Sí lo es— dije—. Ese día Marco me pegó y-

— Espera, ¿Marco te pegó?

— Sí, por parte de eso también tengo que ir hoy al chequeo— dije obvia.

Noté cómo se tensaba.

— ¿Era la primera vez que lo hacia?

— Sí— dije en un susurro.

— Voy a ir a hacer una cosa, cuando vuelva quiero que estés aquí y que no te hayas ido ¿vale?— dijo riendo, pero lo decía en serio.

— Vale.

Mi hermano me odiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora