『 ɢ ᴀ ɴ ʙ ᴀ ʀ ᴜ || jungkook 』

Capítulo 6

recién llegué a casa ajhasjd HACE COMO 5 AÑOS NO ACTUALIZO NADA Y SE ME PASA PERDÓN ASJDJASJD perdí la costumbre. Eniweis, el cap quedó medio larguito, perdón 

Hace 4 años; Jungkook

      El pozo olía a sudor, hierro y miedo.

Mi aroma favorito.

Respiré hondo, estaba agitado. Mis botas se clavaron en el piso blanco mientras avanzaba hacia el chico que apenas podía moverse. Me giré y miré a los otros tres, un cuerpo inerte estaba medio tendido sobre otro, el tercero estaba un poco más lejos, boca bajo y desmayado.

La multitud gritaba, sedienta de sangre, y yo, como buen proveedor que era, cumplía con sus deseos. Realmente no me importaban sus alabanzas, habían cosas más importantes; miré nuevamente a los tres chicos tendidos en el piso.

Sonreí.

Estos patéticos intentos de lastimarme sólo confirmaban lo que siempre he sabido: era superior en todas las formas. Nací para esto. Mientras estos miserables luchaban por respirar y ponerse de pie, yo ni siquiera había utilizado toda mi fuerza. Controlaba perfectamente un cuerpo que había sido diseñado para la destrucción, para la fuerza.

¿Será por eso que HyoIn había comenzado con ese estúpido apodo? Un apodo tan idiota... Sin embargo, miré encima del pozo, aquellos que se encontraban en un lugar seguro, alentando. Las luces tintineantes y las sombras de los cuerpos se apretaban al enrejado superior que me rodeaba. No dejaban de gritar ese apodo. El sonido se volvió ensordecedor, pero me alimentaba. Me hacía desear más, más ¡Más! Cada grito era una confirmación de mi fuerza, de mi dominio absoluto sobre estos lamentables seres que se atrevían a desafiarme.

Miré al chico acorralado. Sus dedos sostenían desesperadamente el brazo que le rompí contra las costillas. Pude escuchar cómo respiraba desde aquí, parecía un pez fuera del agua. Cuando sutilmente di un paso hacia él, sus ojos se agrandaron y su rostro convulsionó del miedo. Se pegó a la pared blanca de cal.

Fruncí el ceño.

¿Para qué entraste aquí entonces?

Cosa inútil.

Continué quieto, sin embargo, se puso a temblar de todas maneras. Abrió la boca, pero un gemido patético salió de su garganta. Sangre fresca goteaba de su nariz rota. Sus piernas temblaron tanto que apenas pudo mantenerse en pie.

—P-por favor —su voz apenas fue un susurro. Una enorme hinchazón se estaba formando alrededor de un corte sobre una ceja. Se esforzó en mantener el ojo abierto, pero inevitablemente se entrecerró—. Ya... ya ganaste.

Ah, tan repugnante.

Su súplica patética me revolvió el estómago. ¿"Por favor"? El sonido de su voz quebrada, esa típica desesperación tan... miserable, me produjo una náusea visceral. Me hirvió la sangre al ver cómo se arrastraba, cómo imploraba como un gusano aplastado pidiendo que no lo pisaran.

Así eran todos. Acababan reducidos a esto... tan repugnante.

Un momento después, solo un paso nos separó. Él pareció entrar en pánico, abrió los ojos desesperadamente cuando estuve frente a él.

—¿Olvidas que te metiste aquí por tu propio pie? —dije, y mis dedos se cerraron en los mechones cortos de su cabeza, la empujé y la dejé apoyada en la pared. Sentí esa extraña mezcla de asco y satisfacción cuando lágrimas comenzaron a caer por su rostro —Elige.