Jihee
Cuatro horas.
Dormí cuatro horas.
Me quedé quieta al borde del acceso principal, observando cómo desfilaban autos negros brillantes, blancos nacarados, y algún que otro deportivo rojo innecesariamente ruidoso. Conductores uniformados abrían las puertas traseras con precisión quirúrgica, y de cada vehículo bajaba un espécimen diferente de la realeza económica: relojes de lujo, mochilas de diseñador, narices respingadas y vestimenta de marca.
Me esforcé por no hacer una mueca.
¿Era normal que ni siquiera había comenzado oficialmente la Universidad y ya quería largarme?
Respiré hondo y me metí por el acceso principal. Agradecí inmensamente que un cliente estúpido de Taemoo no sé que hizo que tuvo que ir a la Corte. Uno de sus esbirros me trajo y por suerte era obediente. Solo le dije que me dejara en la entrada principal y desapareció. Me incomodaba el robotismo con el que se manejaban los empleados de Taemoo; no sonreían, no hablaban, no reaccionaban. Seguro por eso se llevaba bien con Taemo, ninguno de los dos parecía estar vivo.
"Requisitos de empleo: no tener pulso".
Un eminente y largo jardín me recibió, y me arrepentí de decir que me dejaran en la entrada. Un doble camino de concreto blanco me guiaba hacia una majestuosa fuente que se hallaba frente a la puerta principal de la vieja edificación. La universidad parecía un viejo castillo.
El aire matutino era fresco, casi cortante, y me arrepentí inmediatamente de haberme puesto la falda que Sohee había insistido en que me quedaba perfecta para la ocasión. Si bien era tableada y no me ajustaba, se apretaba fuertemente en mi cintura, cortándome la respiración, y los tacones bajos —que ella juró que eran cómodos— no eran nada cómodos. Me tiré discretamente de la blusa blanca, tratando de hacer que fuese más holgada, ya que la había metido dentro de la falda. Todo en este atuendo gritaba señorita de alta familia y yo me sentía como si estuviera usando un disfraz mal ajustado.
Las miradas de los chicos que bajaban de los lujosos autos comenzaron a posarse sobre mí e hice como si no existieran. No había odio ni sorpresa, eran miradas del tipo evaluativo. Ojos que me recorrían de arriba abajo, tratando de ubicarme en su catálogo mental de personas importantes. No iba a funcionar, nadie me conocía. Yonsei era una universidad demasiado nicho, demasiado elitista, todos pertenecían al mismo círculo, incluso los más marginados.
Me crucé de brazos y me descrucé al darme cuenta de que la postura arrugaba la blusa. Eso solo empeoró mi humor. Sostuve el lazo de donde colgaba mi bolso de cuero porque no sabía qué hacer con las manos.
Sentía que volvía a primaria y no conocía a nadie.
El alivio me atravesó cuando vi el auto de Sohee. O bueno, el auto donde la traían. Un tipo de traje negro abrió la puerta de atras y ella salió. La fuente blanca de atrás solo resaltaba el auto negro, y ella me dio una enrome sonrisa cuando me vio. Estaba preciosa, con una falda y un saco tipo tartán a juego, unos tacones y una blusa blanca debajo.
Me quedé viendo sus tacones por unos segundos, preguntándome seriamente cómo podía usarlos y verse tan feliz a la vez.
—Hubieras llamado. Te habríamos ido a buscar. —cruzó nuestros brazos y se pegó a mí.
—Fue lindo caminar por el jardín.
—¿En serio?
Su voz sonó emocionada.
ESTÁS LEYENDO
『 ɢ ᴀ ɴ ʙ ᴀ ʀ ᴜ || jungkook 』
FanfictionPara Jungkook, todo debía siempre estar organizado y dirigido. La prudencia y en análisis de situación regían su vida. No estaban permitidos los errores en su vida. Jihee, blindada con un fuerte sentido del humor que hacía fallecer a cualquier trag...
