MADRE (Laliter)

Madre 22

LALI:

—Peter, yo... —tragué saliva, seguía sin saber lo que responder.

Llevaba cuatro años sin verle, casi cinco. Y el problema no era solo ese. El problema era que en muchas ocasiones yo había tenido muy malos pensamientos sobre él. Literalmente, nos había abandonado. Su familia, pero también él...  Lo habíamos pasado muy mal, habíamos sufrido mucho con todo lo que había ocurrido durante ese tiempo (en especial, los problemas económicos y el maltrato de Santiago). Y ahora que él ya sabía la verdad, quería que de la noche la mañana todo volviera ser como antes. Y yo no estaba preparada para eso. 

Aún no lo estaba.

—Decime, La... —hizo puchero. Sabía qué quería que respondiera, pero yo no podía decirle que sí, todavía no.

—Lo siento, pero... —suspiré—. Aún no estoy lista. Espero que puedas entenderme... No es porque no quiera estar contigo, pero necesito tiempo. Han pasado muchos años para que las cosas vuelvan a ser como antes de una forma tan fácil... —le agarré de las manos y lo miré fijamente—. No puedo, Peter... 

Él me acarició las manos:

—Yo te entiendo — me di un beso en la sien y sonrío a medias—. Entiendo que aún no estás lista para todo esto, pero mi intención con vivir aquí no es volver con vos tan rápido, es tan solo protegerlas, tanto a Alle como a vos. Tengo el presentimiento dique mi madre sabe algo, y no quiero dejarlas solas ni un minuto. Sabemos de lo que puede ser capaz mi vieja.

—Soy valiente, no le tengo miedo a nada —le expliqué, intentando convencerle.

—Pero yo sí que la tengo miedo a mi madre, Lali —me dijo con carita de pena—. Si las hace algo nuevamente, nunca me lo perdonaría.

—Peter... —volví a suspirar—. Sabemos lo que puede pasar si convivimos juntos en la casa, y quiero ir lento.

—Sabremos aguantar... —me sonrió a medias—.  Vamos a intentar aguantarnos e ir de a poco. 

—Sé que no lo vamos a conseguir, Peter... —lo miré fijamente—. Nos tenemos ganas, y a la mínima podemos hacer algo de lo que nos vamos a arrepentir. Y yo no quiero hacerlo.

Él se acercó a mí un poco:

—¿Te arrepentirías de hacerlo conmigo? —me preguntó.

—Me arrepentiría de hacerlo tan pronto... No de hacerlo con vos—me separé, sabía lo que pretendía.

—Lali, te voy a cuidar... —me agarró fuerte de las manos—. Necesito cuidarlas. No las he cuidado durante todos estos años... Déjame hacerlo ahora, por favor.

—¡Te estoy diciendo que aún no estoy lista para esto! —lo empujé despacio y él se separó del todo—. Dejame, por favor... Pará de una vez con todo esto.

—No me has perdonado todavía, sos una rencorosa... —me dijo Peter mirándome mal—. Nunca vas a perdonarme por lo que hice, por eso no querés que me acerque. Ni si quiera me dejás que las cuide. Tan solo quiero protegerlas, ya te dije, te estoy diciendo que si me vengo a vivir a esta casa, no haré nada que no quieras.

—¡Y yo te estoy diciendo que si te vienes a vivir a esta casa eso mismo va a pasar! —exclamé de mala gana—. ¡Y no quiero que eso pase! ¡Ha pasado muy poco tiempo desde que nos volvimos a ver y nos podemos equivocar, y sufrir mucho! ¿Querés que vuelva a sufrir? ¿Eso querés? —le pregunté mirándolo fijamente—. ¿Querés que tu hija sufra tanto que se termine por alejar de vos?

Él negó con la cabeza:

—No, no soy una mala persona. Si querés que me vaya, me iré. No quiero ni que Alle ni que vos me odien —aclaró—. ¡Sos una egoísta! ¡Preferís mantenerme alejado y que mi vieja te haga algo! Pero claro... ¡No quiero que Peter esté acá por miedo a volver a sufrir!