Madre 35

1K 114 16
                                    

PETER:

—Quiero que llames a tu madre —me dijo Lali con tono serio. Parecía estar enojada conmigo desde el momento en el que había defendido a mi madre. Pero aún así, tenía dudas sobre que ella hubiera sido la que se encargara de secuestrar a Allegra.

—Lali, por favor... —suspiré sin ganas—. Ahora mismo no es el momento oportuno para...

—Entonces la llamaré yo —agarró mi celular y se puso a buscar en la guía telefónica, insistente.

En ese momento la arrebaté el celular y lo dejé sobre la mesa:

—¡Basta! —exclamé.

—¿Viste? ¡Lo está consiguiendo! Va a hacer que nos separemos por toda esta mierda —gruñó ella—. Tenés que entrar en razón, tenés que creerme, por favor... —hizo puchero y se quedó mirando fijamente al celular—. Tenés que llamarla, tenés que intentarlo, es importante para mí —se acarició el pecho—. Es Navidad, y es tu hija, nuestra hija —se corrigió—, la que está en peligro. Tenés que hacerlo, por los tres, por el bebé...

Tragué saliva y finalmente agarré el celular. Pero, después pensé por unos instantes. Mi madre no iba a decirme nada por teléfono. Debíamos tener otro plan al respecto.

—Vamos a su casa, eso es lo mejor —dije finalmente.

Lali me miró raro:

—¿A su casa? —me preguntó.

Asentí con la cabeza.

—¿Con que cara me presento yo en su casa a estas horas de la madrugada y acusándola de haber secuestrado a mi hija? —me preguntó en tono de queja. No la parecía bien.

—¿No decías y acusabas a mi madre de ser la culpable de todo esto? —me encogí de hombros—. Entonces, tenemos que ser valientes, ir un paso por delante... Presentarnos y decirla lo que pensamos a la cara. No me gustar hacer las cosas por teléfono, puede mentirnos y ni siquiera darnos cuenta de que lo está haciendo. Así que, vayamos a su casa, lo hablamos con ella y listo.

—Si me permiten, yo me quedaré en casa por si hay alguna novedad —dijo mi madre levantándose y volviendo a sentar en el sillón que estaba más cerca del teléfono.

Miré a Lali:

—¿Vamos?

Ella asintió con la cabeza, aunque con temor:

—Dale.

-...-

LALI:

La situación era sin duda terrible. En miles de ocasiones, en mi cabeza, me había prometido no volver a pisar aquella casa, ni volver a ver a esa malvada mujer. Pero otra vez lo estaba haciendo, por mi hija. Era madre, adoraba a mi pequeña... No me quedaba otra alternativa al respecto.

Peter detuvo el auto justo enfrente de la enorme casa de la que me echaron estando embarazada. Tragué saliva y cerré los ojos para tomar aire antes de bajarme del auto. Peter me agarró la mano, como diciendo que estaba a mi lado y que me protegería. Pero no me servía con eso. Estaba convencida de que aquella basura estaba dispuesta a romperme la vida de nuevo, quería separarme de mi hija, de Peter... Y porque no sabía lo del embarazo, porque sino provocaría otra serie de problemas al respecto.

Un par de minutos después, bajamos del auto. Peter lo cerró con las llaves, volvimos a tomarnos de la mano y caminamos hasta la puerta de la casa. Tocamos.

Una voz adormilada fue la que por el portero electrónico sonó:

—¿Quién es? —preguntó.

MADRE (Laliter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora