Madre 55

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PETER:

    No había podido soportarlo. Nada más verla, tuve la necesidad de besarla. Tal vez, la charla con Camila, la casi pérdida de mi hija, el fallecimiento de Isabella... Todas esas cosas me habían hecho cambiar la percepción sobre cómo vivir la vida. Mi madre no estaba allí, y aunque fuera la manipuladora que estaba dirigiendo mi vida, ya incluso siendo un adulto, no podía seguir obligándome a no hacer caso a mis instintos.

    Tras estar un buen rato bésandonos, mientras nuestros cuerpos se rozaban, y yo sentía todas las cosas lindas que sentí la primera vez, —y también tal vez Lali—, nos dimos un pico y nos separamos. La gente de nuestro alrededor nos miraba, la mayor parte sonrientes. Eugenia, la mamá de Lali, mi hermano y Camila nos miraban con ternura.

    —Me muero de amor —soltó Eugenia finalmente. Y después, abrazó a Lali con fuerza—. Me alegro muchísimo amigos.

    Pero entonces, vi algo en la cara de Lali que no me gustó ni una pizca:

    —Euge, basta.

    Eugenia abrió mucho los ojos:

    —¿Qué ocurre? —preguntó mi mejor amiga y compañera de trabajo.

    —Que esto no significa nada —respondió Lali tragando saliva—. Y ahora, tengo que irme.

    —¡Mami! —dijo una vocecilla cerca de nosotros—. ¡Papi! —Allegra nos abrazó volviéndonos a juntar—. ¿Están juntos de vuelta? ¿Vuelven a quererse?

    —Vayamos a casa peque...

    —Lali...

    —¿Qué? –ella me miró seria—. ¿Te pensás que un beso va a solucionar todo lo que ha ocurrido con nosotros? ¿Te pensás que con un besito de mierda se va a arreglar todo lo que nos has hecho sentir a tus hijos y a mí?

    Negué con la cabeza:

    —No pretendo eso...

    —Al parecer sí que lo pretendes —gruñó—. Mirá Peter...

    La agarré del brazo y sujetándola con fuerza la dije:

    —Necesitamos hablar, a solas. Sin tanta gente alrededor, tengo que decirte, tengo que hablar con vos de algo muy importante —suspiré. ¿Estaba preparado realmente para decírselo? ¿Iba yo realmente, a arriesgarme a decirla algo que podría poner en peligro su vida, la mí y la de nuestros hijos?

    Tal vez, pero el juego con mi vieja tenía que pararlo yo mismo. Ocurriera lo que ocurriera. Pero toda esa mierda tenía que parar de una vez, y yo mismo iba a ser el que lo frenara.

-...-

BAUTI:

    Ya todos se habían marchado a casa, incluido mi hermano y Camila. Todos, excepto Enzo y mi padre. Ellos seguían conmigo en el cementerio, observando con mucha nostalgia la tumba de Isa.

    —Mamá te va a seguir cuidando por siempre, pequeño —le dije a mi hijo mientras le sostenía entre los brazos—. Ella siempre te amó con su vida.

    —Quiero irme con ella... —me dijo sin mirarme.

    —Hijo, no desees esas cosas —un nudo apareció en mi garganta y comenzó a ahogarme.

    —Me quiero ir con mi mamá...

    —Enzo, basta —le dijo mi padre—. Mamá acaba de marcharse y no creo que le gustase que deseases irte al cielo con ella. Ella te ha dejado con papá, que va a saber cuidarte muy bien.

    —No quiero estar con ustedes...

    —Hola... —dijo una voz de repente atrás de nosotros—. Creo que he llegado un poco tarde.

    Me levanté y la di un abrazo a Tini. Llevaba el pelo arreglado en un peinado ondulado e iba bien vestida en tonos oscuros.

    —Siento haber llegado tarde... De verdad... —intentó decir.

    —No te preocupes... Enzo, ¿vas a saludar a Tini?

    —No, me quiero ir con mamá —soltó nuevamente.

    Revoleé los ojos y volví a mirar a Tini:

    —Es normal —comentó ella—. Se le pasara, creo.

    —Espero de corazón que eso sea cierto porque sino nos va a esperar un tiempo muy duro con todo este tema. Y en serio, él no es el único que está destrozado... —dije.

    —Me lo imagino —dijo Tini—. Sé que es muy duro, pero tenés un hijo al que cuidar, y si necesitas cualquier cosa, acá estoy.

    —No me merezco ninguna ayuda por tu parte, Tini, de verdad. Me comporté como una mierda... —me disculpé.

    —No, fui yo la que se comportó con una mierda. Llegué, el día del fallecimiento de tu novia a retarte, cuando la verdad es que lo estabas pasando verdaderamente mal —dijo Tini bajando la cabeza—. Tan solo vengo a pedirte perdón por lo sucedido y a decirte que siento mucho lo de Isa, otra vez... Me hubiera gustado estar, pero es que tenía unas cuantas cosas que hacer y no pude llegar antes.

    Asentí con la cabeza:

    —Disculpas aceptadas... Y muchas gracias, no te preocupes por haber llegado tarde —dije con una media sonrisa.

    —De nada. Enzo es un buen nene y...

    —Somos amigos, ¿no? —comenté.

    —Bauti —ella negó con la cabeza—. No, no somos amigos. Acabas de perder a Isa y...

    —Pero, no...

    —Es tu novia —Tini tragó saliva—, bueno, era tu novia. Y de verdad, siento mucho lo ocurrido, pero creo que ahora, lo más necesario es que superes todo esto, y que aprendes a ser padre. Y de verdad, no me gustaría estar en el medio de todo eso —dijo juntando las manos—. Y ahora, sintiéndolo mucho Bauti, tengo que volver a irme porque me espera mucho trabajo en casa. Chau —dijo mientras se daba vuelta y caminaba hasta la salida del cementerio alejándose de mí.

-...-

LALI:

    —Bueno, ya estamos en casa —dijo Peter.

    Abrí los ojos. Había dormido durante todo el trayecto, al igual que Allegra. Pero cuando miré por la ventana del auto, pude apreciar que aquel lugar no era mi casa. Sino la casita del bosque de Peter.

    —¿Por qué me trajiste acá?

    —Estaremos más tranquilos, te lo aseguro. Tengo que contarte muchas coaas, así que primero cenaremos, y después hablaremos.

    —No sé si voy a lograr entenderte, Juan Pedro Lanzani.

    Él se rió y negó con la cabeza:

    —Y yo puedo asegurarte qué, de verdad, lo harás.

MADRE (Laliter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora