Madre 37

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LALI:

    No se cuanto tiempo pasó, pero al despertarme, mi mamá estaba a mi lado, junto con la policía, Peter y... ¿Allegra?

    ¡Sí! Mi hija, Allegra. Había vuelto. Cerré lo ojos y volví a abrirlos sin creer realmente lo que estaba pasando. Pero mi hija seguía allí, con una enorme sonrisa sobre sus labios:

    —¡Mami! —exclamó al ver que estaba despierta—. Mami despertaste, estoy bien —me abrazó y me dio un beso en el cachete—. Tranquila que estoy bien.

    —La tenía Brenda —dijo mi mamá mientras ponía una mano sobre mi cabeza y me acariciaba el pelo suavemente.

    —Lo siento —dijo Peter—. Lo siento por todo, pero al final tenía razón, la nena iba a aparecer pronto.

    Miré a Peter. ¿En serio era lo único que tenía que decirme? Suspiré y ni siquiera le respondí porque ya me estaba poniendo de mal humor.

    —Y para más sorpresa, señorita Espósito, puede marcharse a su casa. Ecografía bien, análisis perfectos —dijo el doctor con una sonrisa—. Pero antes de que pueda marcharse, en cuanto al informe de la ecografía, no hay ninguna alteración ni ningún problema con el bebé —miré a Allegra. La llegada de un nuevo hermanito era una noticia demasiado íntima como para que fuera un doctor el que se lo dijera—. Pero como tuvo tantos problemas en el pasado, vamos a revisarla más a menudo para tenerlo todo comprobado y perfecto, ¿de acuerdo?

    Asentí con la cabeza sin dejar de mirar a mi hija, la cuál se encontraba con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

    Después, el médico dejó todos los informes sobre la mesita de madera, dimos las gracias a la policía y nos quedamos los cuatro solos:

    —¿Por qué no me dijeron que iba a tener un hermano? —preguntó Allegra rápidamente mientras seguía de brazos cruzados.

    —Queríamos decírtelo por Navidad, pero... Pasó todo eso y no pudimos —respondió Peter tragando saliva—. Lo siento pequeña, nos hubiera gustado decírtelo a nosotros pero el doctor tenía que comentarle a mamá lo de las ecografías y no nos dio la oportunidad.

    Allegra pareció feliz y contenta con ese argumento y rápidamente comenzó a acariciarme la pancita:

    —Te voy a amar mucho, hermanito o hermanita pequeño —sonrió—. ¿Saben si va a ser nene o nena?

    Negué con la cabeza:

    —Aún falta para que podamos saberlo, Alle —respondí—. Pero cuando lo sepamos, serás la primera en enterarte, te lo prometo.

    —Vas a ser la mejor hermana mayor del mundo —la dijo mi mamá tomándola en brazos y dándola un beso en el cachete—. Y ahora vamos a ir para que puedas desayunar en la cafetería, y así mamá y papá recogen todo y hablan.

    —¿Hablar? —preguntó Alle levantando una ceja.

    —Sí —respondió mi vieja—. Tienen que hablar en privado.

    Después mi mamá agarró su bolso y se marchó de la habitación de hospital con mi hija en brazos. Miré a Peter:

    —¡Qué lindo despertar, Don Señor "Yo siempre tengo razón"! —exclamé poniendo los ojos en blanco—. Aparece nuestra hija y lo primero que me decís es "pero tenía razón, la nena iba a aparecer pronto" —le dije con tono burlón, algo que pareció molestarlo aún más.

    —No tengo ganas de hablar. Me voy al hotel con mi padre. Mi hermano ha regresado a casa con Enzo e Isabella y necesita compañía —me respondió, como si no le importara nada.

MADRE (Laliter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora