Madre 49

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LALI:

En el primer descanso del trabajo,miré mi celular mientras me tomaba mi café. Y mi sorpresa fue que Eugenia me había llamado. Tragué saliva, en realidad, tenía miedo. Tenía miedo porque tal vez Peter la había cagado y tan solo me llamaba para avisarme. Pero aún así, me armé de valor, y ñla devolví la llamada.

Ella atendió rápidamente:

—Hola Lali, ¿cómo estás?

—Más o menos. Creo que ya lo sabes. Todo lo que está haciendo Peter ahora mismo no es sano, ni para mí ni para Allegra, y ni siquiera para los nenes, pero si quiere seguir jugando, seguiré luchando porque al menos respete a nuestros hijos —la expliqué a Euge de mala gana. Sabía bien que ella adoraba a Peter, y que siempre trataba de darle los mejores consejos, pero tenía dudas de porqué narices no lo estaba haciendo ahora, cuando también lo necesitaba.

—Pero, te aseguro, que aunque estén separados, los quiere. Te quiere a vos, quiere a Alle y quiere a esas dos vidas que están creciendo adentro tuyo, te lo puedo asegurar. Sé que no es sencillo creerlo con toda esta situación, pero, créelo. Le conozco desde hace mil y lo sé perfectamente —me explicó Eugenia—. De verdad, necesitan estar juntos, tienen que solucionarlo. Hay amor en sus ojos, pude verlo el otro día en el hospital...

—Esta mañana me ha dicho que le daba pena. ¿Podés creerlo? ¡Le doy pena! —exclamé—. Y no voy a soportar eso. A mí me da pena él, que ya es mayorcito y su madre le maneja como quiere.

—Lali, calmate... ¿De acuerdo? Tenés que calmarte... Tenés que estar tranquila, estás embarazada. Y tampoco tenés que ponerte nerviosa por Allegra, no es sano para vos —me dijo Eugenia—. Mirá, creo que lo mejor que podrían hacer, sería hablar entre vosotros. En persona, y soportarlo todo. Sé que esa conversación puede ser muy complicada, pero, tal vez dé sus frutos. Frutos positivos. Por probar creo que no habría ningún problema.

—¿Para que me insulte nuevamente? No voy a soportar que de su boca salga que le doy pena, por supuesto que no, Euge. creo que tampoco lo soportarías...

—Claro que no, pero, puedo hablar con él antes de que tengan esa conversación. Hablaré con él, ¿de acuerdo?

—Creo que las cosas se pondrían peor al respecto con esa conversación —gruñí—. Me incomoda toda la situación, no quiero pasar por todo eso. Porque sé que me va a echar en cara lo que pasó ayer...

—¿Lo qué pasó ayer? —preguntó Eugenia—. ¿Qué pasó ayer?

—Después te lo cuento —dije mirando a mi reloj—. Se me ha terminado el descanso. Cuando salga del trabajo, te llamaré y te lo contaré todo mucho mejor. gracias por intentarlo...

—Les quiero, a los dos. Por eso lo intento...

—Gracias —fui sincera—. De verdad. Después hablamos —y corté la llamada.

-...-

—¡Hola Tini! —exclamó Allegra feliz al entrar en la secretaria del jardín para ver a su gran amiga.

—Hola peque, ¿cómo estás? —la preguntó Tini abriendo la puerta para poder abrazarla.

—Bien —respondió Allegra abrazando a Tini—. ¿Puedo quedarme aquí contigo hasta que venga mamá? —preguntó.

—Claro, me encanta que estemos juntas. Por cierto, ¿puedo hacerte una pregunta? —dijo Tini.

Llevaba días pensando en todo lo que había pasado con Bautista. Llevaba desaparecido semanas, y necesitaba saber algo de él. Y tal vez, Allegra, por muy pequeña que fuese, tenía esa respuesta.

—Sí —respondió con una sonrisa hermosa.

—¿Sabés algo de Bautista, de tu tío?

—Está en el hospital —dijo Allegra tragando saliva—. Está en el hospital con su novia, está malita.

A Tini se le vino el mundo abajo. Bautista tenía una novia, y además estaba malita. Era completamente normal que hubiera desaparecido durante tanto tiempo.

—¿Cómo qué está malita?

—Sí, se puso malita hace unos días. Y se va a morir, creo... Pero digas nada porque... Es la mamá de...

—¿De quién? —Tini abrió mucho los ojos

—De Enzo. Es su mamá.

¿Ahora la mamá de Enzo estaba enferma? ¿Y además era la novia de Bautista? Tini se pasó la mano por la cara, ya había escuchado demasiado.

—Guarda el secreto, por favor —dijo Allegra haciendo puchero—. No podés decir nada de todo esto, mamá me mataría porque me ha dicho que no diga nada, pero me has preguntado y creo que debías saberlo porque querés mucho a Enzo y ahora necesita mucho cariño... Creo que el sabe que su mamá está enfermita, pero creo que no piensa que se va a morir. Yo tampoco pensaba que se iba a morir al principio, pero después escuché a mi mamá y a mi abuela hablar de eso y entonces me di cuenta de que se iba a ir al cielo.

—Pero, ¿puedo preguntarle a Bautista por ella?

—Creo que sí... Pero por favor, no digas que te lo he dicho yo. Porque al tío no le gustaría, y además, tal vez mamá se metía en un problema y...

—Entonces lo mejor es que todo se quede así.

—Pero, a vos te gusta mi tío, ¿verdad?

—Creo que sos demasiado chiquita para hablar de esto conmigo, Alle...

—Vamos, te guardaré el secreto, puedes contarme... Por favor —Alle abrazó a Tini aún más fuerte y comenzó a hacer pucheros.

—Me gusta...

—¿Mucho?

—Un poco —dijo Tini riéndose.

—Un mucho te gusta creo yo.

—Bueno, tal vez... Y solo tal vez. Pero sos demasiado chiquitita para hablar de etso conmigo.

—Pero somos amigas, ¿verdad?

—Sí, amigas para siempre pequeña...

MADRE (Laliter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora