Madre 25

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    Trasladaron a Isabella al hospital en el que se podía llevar a cabo la posterior operación lo más rápido posible. La prepararon, también de forma rápida, para entrar en el quirófano de manera directa. Bauti fue dicho Hospital en auto, dejando así a Enzo con su abuelo Juan. Enzo no tenía ni idea de todo lo que la estaba ocurriendo a su vieja. El padre había decidido no contarle nada para que no sufriera, puesto que era demasiado chiquitito.

    Esperó durante horas en la sala de familiares, bastante preocupado, pero ya había llegado la noche y aún no le habían dicho nada de lo que la estaban haciendo a Isa. Era la segunda intervención que la realizaban en un mismo día, y tenían que solucionarla todo lo que la había ocurrido. Estaba preocupado, había escuchado a la doctora, necesitaba un milagro.

    Y pese que habían pasado muchos años sin tener ningún tipo de fe, rezó y le pidió a Dios por ella. Isa no podía dejarlos, ni a Enzo ni a él. Era demasiado joven, tenía una larga vida por delante, y sobretodo, no se lo merecía.

-...-

PETER:

    Llegué agotado a casa de Lali. Además de haber visto a demasiados pacientes, la pelea con Brenda me habría dejado exhausto. Tenía que contárselo a Lali, seguro que ella me iba a ayudar en ese complicado momento.

    Ella y Allegra estaban en la mesa de la cocina haciendo la tarea. Un par de fichas para pintar y series con números y letras reposaban sobre la mesa. Allegra me miró con la paciera en la mano y sonrió. Se levantó rápidamente para venir a saludarme:

    —¡Papi! —exclamó—. ¡Has vuelto! ¿Te vas a quedar acá con nosotras? —me preguntó haciendo puchero.

    Miré a Lali y asentí con la cabeza:

    —Sí, lo estuve hablando con mamá y ella me dijo que no había ningún problema en que me quedara acá con ustedes dos, así que ahora no serán dos, sino que seremos tres —la expliqué tomándola en mis brazos y dándola besos en la frente.

    —¡Bien! —gritó llena de felicidad—. Gracias, mami —la dijo a Lali.

    —De nada —respondió.

    —Entonces... —comenzó Allegra—. ¿Son novios de vuelta o...?

    —Bueno, eso aún lo tenemos que hablar tu padre y yo —dijo Lali sin dejarme responder a mí—. Pero no digas nunca, ya se verá con el tiempo. A veces los grandes tardamos mucho en decidir sobre estas cosas, pero no te preocupes, que si sucede serás la primera en saber, ¿si? —Lali sonrió.

    Allegra asintió con la cabeza y me abrazó:

    —Mirá papi, estaba haciendo la tarea con mamá. Mi profesora me ha dicho que soy muy buena en la escritura, que hago la tarea muy ordenada y limpia —agarré una de las fichas de Allegra y la observé con detenimiento. La letra era redonda y perfecta, sin salirse de los renglones. Ella parecía muy orgullosa con el trabajo realizado.

    —Es muy perfeccionista en todo lo que hace —comentó Lali—. La profesora me lo ha dicho muchas veces, trabaja muy bien y la encanta ayudar a sus compañeros.

    —Pero a Sira no —apuntó Allegra.

    —¿Quién es Sira? —pregunté—. ¿Es una nena del colegio que no te cae bien?

    —Es la que se burlaba de mí por no tener papá. Ahora como si tengo papá y además es médico, quiere ser mi amiga, pero yo no quiero —Alle suspiró—. Y hoy se pasó todo el día molestándome y diciéndome que era una mala por no querer ser su amiga, ¡pero es que antes ella era la que no quería ser mi amiga por ser horfana de padre! —gritó Allegra.

MADRE (Laliter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora